Guerra Declarada
El dÃa libre de Harry Potter
By Jeconais
De: Siri
Para: Remi
Asunto: Snape
A lo mejor él no es tan mala persona. Le gusta el popcorn.
S.
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jau
De: El hombre lobo incrédulo
Para: El perro sato masticando
Asunto: Re: Snape
SÃ claro, ahora el popcorn se usa para juzgar a una persona, ¿no?
Yo estaba mas interesado en la profecÃa de anoche que en tu relación con Snape. Y llamarlo Snape es mucho mas fácil de leer que Snivellus.
¿Ya entendiste lo que significa la profecÃa, verdad?
R
De: Ya has usado ese insulto
Para: El que tiene mala memoria
Asunto: Re: Re: Snape
Te admito que es más fácil de escribir.
¿La profecÃa? SÃ: Harry se enfrenta a Voldemort, Harry gana, Harry y Ginny se casan y yo obtengo un chorro de nuevos Potter para corromper.
Canuto
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jau
De: El olvidadizo
Para: El olvidado
Asunto: Re: Re: Re: Snape
Moviéndose rápido.
En cuanto a la profecÃa, significa que Harry es el ÚNICO que puede matar a Voldemort. No importa lo que hagamos, no podremos evitar que Harry tenga que quitar una vida.
Remus suspirando
De: El abochornado
Para: El educado
Asunto: Re: Re: Re: Re: Snape
Maldición.
Maldición, maldición, maldición, maldición.
¡Maldición!
Siri
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maldición
De: El entretenido
Para: El que entretiene
Asunto: Re[muchos]: Snape
Exactamente lo que siento yo. Bueno, imagino que lo que nos queda es asegurarnos de estar ahà para el chiquillo. Hablar con Ginny serÃa buena idea. Estoy seguro que ella sabe lo que está pasando.
Hablando de ella, lo que hizo anoche estuvo fenomenal. Hasta se me pararon los pelos cuando ella flotó y habló con esa voz de trueno. Claro está, me di cuenta de que Fred y George la ayudaron con los hechizos, pero como sea…
R
De: El que se pierde los detalles
Para: El que se fija en los detalles
Asunto: Re: Re[muchos]: Snape
De hecho, fue esa pequeña interpretación lo que me puso al tanto. Ver a Harry ahà parado, tan maduro, tomando el mando de la orden, bueno, digamos que me entristecà un poco.
No lo estoy comparando con James otra vez., pero anoche, no pude evitar pensar en qué hubiese pasado si James estuviera vivo, él serÃa el cabecilla de la orden, no Harry. James estaba destinado para cosas grandes y Voldemort lo asesinó.
Sirius.
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moviendo el rabito
De: Remus
Para: Sirius
Asunto: James
Se lo que quieres decir, especialmente en esa luz tenue de anoche. Pudo haber sido James, y Ginny pudo haber sido Lily, pero la ilusión fue solo por un segundo. Con todo y lo que lo apreciaba, no creo que James hubiese terminado como el cabecilla. ¿No has notado que Harry y Dumbledore comparten algo profundo con su magia y James, con todo y lo poderoso que era, no la tenÃa?
Lunático
De: No nos pongamos serios
Para: El otro merodeador
Asunto: Re: James
PodrÃas tener razón. Pero como sea, no nos metamos tan a fondo. Anoche descubrimos que hay esperanza, descubrimos que Harry puede ser un lÃder. Yo lo sigo al infierno y a donde sea, y descubrimos también que cuando escoge amigos, escoge los mejores.
S.
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Viste, no más bromitas de Sirius
De: Incrédulo
Para: Canuto
Asunto: Bromitas
¿De veras?
Entonces significa que Harry logró lo imposible…
¿DeberÃa señalarte que el forzarte a echar de lado tu enemistad con Severus no era la broma pesada que tenÃa en mente para ti?
¿Quieres enviarle mensaje mágico para reunirnos mañana con él?
Lunático
De: Incrédulo también
Para: Aquel-que-sabe-mucho
Asunto: Re: Bromitas
Okey, ahora estoy gruñendo.
SÃ, yo le escribo.
El dÃa que estaba tan bonito...
S.
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de pucheritos
De: TÃo Sirius
Para: Harry
Asunto: Mañana
Harry, mi viejo,
Espero que hayas pasado un bonito dÃa, y no me refiero a estar besuqueando a Ginny.
De todos modos, Remus y yo pensamos que nos tirarÃamos para allá mañana y acompañarlos a cenar a ti y a Ginny.
Y, si prometo sobre la tumba de Lunático nunca tirarme otra bromita de Sirius/serio, ¿te olvidas de la broma pesada?
Canuto el adorable
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Jau esperanzado
De: Fred (o es George)
Para: El Chico-Que-Besuquea-A-Nuestra-Hermana
Asunto: CMOdBeH
Harry, cuando tengas un segundo, podrÃas pasar por la tienda, necesitamos darte una actualización sobre nuestro progreso.
George (o es Fred)
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Sortilegios Weasley — Muy pronto en el Callejón Diagon.
Minerva McGonagall tomó su taza de té y contempló el Gran Salón frente de ella. Como siempre, sus ojos se posaron en la mesa de Gryffindor. Hermione, Ron y Ginny estaban sumergidos en su conversación, mientras los chicos alrededor hablaban en voz baja, tratando de no interferir.
Era obvio al mirarlos que ellos tres eran, cuando Harry no estaba alrededor, los portavoces del muchacho. Hasta los del séptimo año les echaban el ojo de cuando en cuando, asegurándose de que su atención no hacÃa falta.
La profesora bajó la taza y movió los ojos hacia la mesa de Hufflepuff, cuando un grito que por poco le parte el alma se escuchó por todo el lugar. Los ojos de McGonagall volvieron a la fuente del sonido: Ginny Weasley. La profesora vio con horror como la muchacha se agarraba el collar antes de desmayarse.
El grito hizo eco por todo el lugar, imprimiéndose en el cerebro de Minerva de una forma que nunca podrÃa olvidar. ParecÃa que alguien le acababa de arrancar el corazón.
McGonagall se volteó hacia Dumbledore para verlo aparecerse al lado de la muchacha. McGonagall no estaba segura como el anciano profesor se habÃa movido tan rápido y se preguntó vagamente si era similar a la forma súbita de moverse de Harry que Ginny habÃa descrito.
Albus se inclinó y luego se volteó. Un fuego aparecÃa al frente de sà y con voz grave llamó. — ¡Aberforth Dumbledore!
— ¿Albus? — otra cara apareció en el fuego, con obvia resemblanza familiar.
— ¿Esos collares que les diste a Harry y a Ginny, que es lo que hacen? — demandó Albus, poder y preocupación emanando a la vez de su persona.
— Los enlaza a los dos a un nivel mágico. ¿Por qué?
— Ginny se acaba de desmayar después de gritar y agarrarse el collar.
La cabeza en el fuego pausó por un segundo para luego ponerse pálida. — Encuentra a Harry. Ahora. Yo voy de camino.
Albus se volteó, el fuego detrás de él apagándose, y Minerva, acompañada de otros miembros del personal, se le unió en el suelo. Madame Pomfrey estaba ya de rodillas al lado de la muchacha, chequeándola, con Hermione a su lado actuando como enfermera.
— Harry está en Hogwarts. — dijo Dumbledore con voz que no admitÃa disputa. — Desafortunadamente, no se donde.
— Quiero que esta escuela se investigue de arriba a abajo. Prefectos… — la voz de Albus se apagó un poco cuando se volteó hacia Hermione. — ¿Qué se me ha olvidado? — preguntó con un suspiro.
Hermione, quien habÃa estado mirando al profesor con confusión en la cara, juntó las manos de repente. — Dobby.
— ¿SÃ, Srta. Grangy? — preguntó Dobby el elfo, apareciendo con un pop.
— Escucha con cuidado, Dobby. — Hermione dijo, todavÃa de rodillas. — Creemos que Harry está en lÃos. Sabemos que está en la escuela, pero no sabemos donde. Nos urge encontrarlo.
Los ojos de Dobby se agrandaron y una expresión de horror apareció en su rostro. El elfo se volteó y aplaudió con las manos con urgencia. Dos docenas de elfos aparecieron en una serie de pops rápidos.
— Harry Potter señor está en problemas. — Dobby dijo con voz firme. — ¡Encuentren a Harry Potter señor ahora y repórtense de vuelta a Dobby!
Los elfos domésticos asintieron a la vez a Dobby y se desvanecieron con un pop.
— Los elfos encontrar rápido a Harry Potter. — dijo Dobby. — Dobby buscará también. — y con eso, el elfo se desvaneció.
— ¿Hermione no te hace sentir inferior a veces? — preguntó McGonagall a la profesora Sprout con un susurro.
— Todo el tiempo.
— Gracias a MerlÃn. — replicó McGonagall con alivio. — Pensaba que era solo yo la que pensaba asÃ.
— Los elfos han encontrado a Harry Potter, señor. — dijo Dobby, apareciendo con un pop en el Salón. — Inconsciente en el sótano de Severus Snape. El profesor Snape está abajo también.
— Gracias, Dobby. — dijo Dumbledore.
Hermione y Ron no esperaron. Los dos ya andaban corriendo por la puerta, dirigiéndose hacia la habitación del profesor Snape cerca de la sala común de Slytherin.
Minerva verificó que a Ginny la estuviesen atendiendo y empezó a seguir a los dos jóvenes cuando se dio cuenta de que podÃa simplemente aparecerse hacia allá. Ella trató, se desvaneció y reapareció frente a la puerta de Snape. Albus apareció un segundo mas tarde.
— Todos los alojamientos de los profesores tienen barreras protectoras. — Dumbledore explicó cuando Ron y Hermione se aparecieron sin aliento. — Puedo entrar pero no los puedo sacar sin abrir la puerta.
— ¿Y que espera entonces? — preguntó Ron.
Dumbledore frunció el ceño levemente. — Tengo problemas abriendo la puerta de Severus. — admitió un poco abochornado.
Dumbledore silbó a la puerta y esperó. Suspirando, intentó otra vez.
— ¿Es en lengua pársel? — preguntó Hermione.
Dumbledore asintió y trató una tercera vez.
— Los alojamientos de los profesores son los más seguros del castillo. — McGonagall explicó calladamente. — Tienen que ser asà para mantener a los bromistas afuera.
Con otro intento, la puerta se abrió y Albus corrió adentro.
Harry y Severus estaban en el suelo completamente inertes.
Hermione se dirigió hacia Harry y con mano temblorosa le tocó el cuello. — Hay pulso. — susurró ella, cerrando los ojos con alivio. — Es débil, pero está ahÃ.
— Bien. — dijo Dumbledore agarrando a Severus. — Min, agarra a Harry y Aparécete con él en la enfermerÃa.
— Los veremos allá. — dijo Hermione. — Vamos, Ron.
Los dos estudiantes salieron corriendo del cuarto mientras Minerva movÃa la varita, levitando a Harry afuera del cuarto.
Albus la siguió, pero sin usar su varita.
Tan pronto estuvo fuera de las barreras, McGonagall colocó los brazos alrededor del muchacho y respiró profundo. Nunca habÃa sido buena en Aparición doble. McGonagall cerró los ojos y los empujó a los dos a su destino.
Los dos llegaron un segundo mas tarde con un pop.
— Ponlo aquÃ, Min. — ordenó Pomfrey, apuntando a la cama al lado de donde estaba ya Ginny acostada.
— ¿Cómo está ella?
— Inconsciente, pero en buen estado. Ponga a Snape al lado de Harry, Albus.
— ¿Que puede decirnos? — preguntó Albus.
— Shh. — la enfermera dijo, lanzando hechizos. — Hermione. — dijo ella tan pronto la muchacha apareció por la puerta. — ¿Te puedes encargar de Ginny?
Hermione asintió, y Minerva se salió del medio mientras la bruja más joven se encargaba de lanzarle hechizos para vigilar a la otra muchacha.
— ¿Qué fue lo que sucedió? — preguntó Ron, con voz llena de preocupación.
— No lo sabemos aun, Ron. — dijo Albus con un suspiro. — Voy a ir a asegurarles al resto de los estudiantes de que Harry está vivo. ¿Min, presumo que te quedas?
— Seguro.
McGonagall vio como Albus se iba de la enfermerÃa, para luego sentarse fuera del medio. Ella se sorprendió un poco cuando Ron se le unió segundos mas tardes.
— Me siento tan impotente. — susurró Ron.
— Entiendo, Sr. Weasley. — respondió Minerva de forma suave.
— Él es Harry, ¿sabe? Él es el héroe. No se supone que pase la mitad del tiempo inconsciente. Y mi hermana, se supone que sea feliz con él, no llorando a lágrima viva todo el tiempo. Me asusta, sabe, que estén tan cercanos, cuando son tan vulnerables el uno con el otro.
— Parece que por fin aceptó la relación de ellos. — McGonagall dijo con gentileza. Ron nunca se habÃa abierto asà con ella y estaba curiosa de ver si podÃa encontrar algo más profundo que la pinta de Gryffindor que era mas obvia en el pelirrojo.
— Una vez salà de la reacción de sorpresa. Tiene sentido, los dos han pasado por muchas cosas, como el ser poseÃdos por Voldemort. Cuando tomé el tiempo de observarlos a los dos, son diferentes cuando están juntos. Él pierde esa desconfianza y distancia y sonrÃe más. Ella es la misma, es como si por fin hubiese encontrado la paz que ha estado buscando desde su primer año.
— Usted dijo Voldemort.
— Sà lo dije. — respondió Ron. — Él es el responsable por todo. Es su culpa que mi mejor amigo esté inconsciente de nuevo; es su culpa que mi hermana esté ahà como un cadáver.
— ¿Cómo sabe eso?
— Porque nadie más puede tocar a Harry.
— Pudo haber sido algo con el profesor Snape. — ella sabÃa que no, pero querÃa ver como el muchacho responderÃa.
Ron suspiró y se volteó para mirarla directamente. — No, no es eso. Harry confÃa en el profesor y eso es suficiente para mÃ.
— ¿Lo es?
— Lo es ahora. No voy a dudar más de él. He estado en la oscuridad y no quiero volver allÃ.
— Eso suena como si ya estuviera creciendo.
— Estoy tratando. — dijo Ron con otro suspiro. - ¿Sabe que el partido de Quidditch ya no importa? No vamos a hacerlos romper si les ganamos.
— Parece muy confiado en que va a ganar.
Ron rio suavemente y miró alrededor. — No lo estoy. — admitió. — En lo absoluto. Este año especialmente con Harry planeando todo adelantado y pensando en todo. Él no se pondrÃa en una situación en la que podrÃa perder. Al menos no con un plan alterno.
McGonagall sonrió y asintió lentamente.
Los dos levantaron la mirada cuando Hermione dijo. — Se está despertando.
La puerta de la enfermerÃa se abrió y Aberforth Dumbledore entró, ligeramente sin aliento. — Es en momentos como este cuando desearÃa tener la agilidad del joven Potter. — dijo quejándose. - ¿Qué tenemos aquÃ?
— No tengo la más mÃnima idea de que les pasa al Sr. Potter y a Severus. — dijo Madame Pomfrey con un suspiro. — Los dos están vivos, pero no logro hacerlos reaccionar a nada. Y Ginny está despertándose.
Abe asintió y se movió al lado de la pálida muchacha.
Ginny abrió los ojos y gimió. — ¡Harry! — antes de romper en llanto histérico.
Al lado de Minerva, Ron se movió y pasando por el lado del anciano mago, se acercó y abrazó a su hermana fuertemente. — No te preocupes, Ginny. Está vivo. — dijo asegurándola.
Ginny se quedó helada y luego se echó para atrás para poder mirar a su hermano. - ¿Vivo? — susurró ella, con lagrimas bajándole por el rostro.
— Mira por ti misma. — dijo Ron señalando para el lado.
Ginny se levantó de un salto y se tambaleó hasta la cama de Harry, observando por sà misma que el joven estaba respirando.
— No sabemos que le pasa. — dijo Ron suavemente, moviéndose al lado de ella y colocando una mano sobre el hombro de ella.
— No lo puedo sentir. — Ginny dijo, bajando la cabeza hasta que estaba sobre el pecho de Harry. — Ya no está aquÃ.
— TodavÃa hay esperanza, Ginny. — dijo Aberforth suavemente. — TodavÃa respira.
— Pero no está.
— ¿Quieres decir que no lo puedes sentir más?
Ginny asintió levemente. — Desde que usted nos dio estos collares, siempre puedo sentirlo, ¿sabe? Siempre estaba ahà en mi mente, aspa que apenas lo sentÃa. Entonces, de repente se fue. — Su voz se iba poniendo más y más alta según sus emociones salÃan a flote. - ¡Y ya no estaba ahÃ! ¡Ya no lo podÃa sentir más!
— Duérmete. — Abe dijo suavemente, colocando una mano sobre la frente de la muchacha. Ginny cayó dormida en la cama sin hacer ruido.
Abe caminó hacia Harry y puso su mano sobre la frente del joven. — Su mente está ahÃ. — dijo lentamente. — Eso es buena señal.
— ¿Alguna idea de porque está inconsciente? — preguntó Hermione.
— No tengo la más mÃnima idea. — suspiró Abe. — ¿Alguien sabe lo que estaban haciendo?
— Ni idea. Sabemos que Snape querÃa hablar con Harry sobre algo, pero no sabemos de que. Harry se iba a reunir con nosotros mas tarde.
— Pues bien. — dijo Abe lentamente. — Lo único que nos queda entonces es esperar. — dijo mientras distraÃdamente conjuraba una silla cómoda y se sentaba sobre ella.
De: Remus
Para: Sirius
Asunto: ¿Dónde demonios estás?
Hay una emergencia. ¿Donde demonios estás?
R.
De: Sirius
Para: Remus
Asunto: Re: ¿Dónde demonios estoy?
Londres. Te veo en La Casa de los Gritos.
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gruñendo
De: Fred
Para: George
Asunto: Maldición
Bueno, mi viejo. ¿Imagino que ya te enteraste?
F.
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Sortilegios Weasley — Muy pronto en el Callejón Diagon
De: George
Para: Fred
Asunto: Re: Maldición
Me enteré, sÃ. Yo sinceramente espero que se encuentre el porque está malo. Y rápido.
¿Piensas que deberÃamos atrasar los planes de la cerveza de mantequilla?
G
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Sortilegios Weasley — Muy pronto en el Callejón Diagon
De: Freddie
Para: Georgie
Asunto: Planes
Creo que no, no hay razón para posponerlo. A Harry no le gustarÃa que lo hiciéramos, y hay que asumir que él saldrá de esta.
F
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Sortilegios Weasley — Muy pronto en el Callejón Diagon
De: George P Bestiasalvajus (1)
Para: Frederick Von Sexjaimer
Asunto: Re: Planes
¿Y si no la hace?
G
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Sortilegios Weasley — Muy pronto en el Callejón Diagon
De: Barón Von Sexjaimer
Para: Conde de Bestiasalvajus
Asunto: Si no la hace…
Entonces desempolvamos el viejo plan y nos encargamos de todo por nuestra cuenta.
F.
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Sortilegios Weasley — Muy pronto en el Callejón Diagon
De: Un poco nervioso
Para: El bravucón
Asunto: Encargarnos de todo
Bueno, pienso que tienes razón. La profecÃa dice que a lo mejor Harry es el que puede matarlo, pero no creo que sea del todo verdad. No hay problema que unas cuantas libras de explosivos no arregle.
Asà que, usarÃamos el hechizo que convierte nuestra sangre en nitroglicerina, nos "atrapan" los mortÃfagos, nos llevan a donde Voldemort para interrogatorio, nos prendemos la mecha, nos llevamos a cuantos sea posible, y dejamos una monstruosa columna de humo y fuego como nuestro epitafio.
G
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Sortilegios Weasley — Muy pronto en el Callejón Diagon
De: No eres el único
Para: La única persona con quien harÃa algo asÃ
Asunto: Mejoras
Okey, el plan era bueno el año pasado, pero ahora estamos mejor. Vamos a meterles unas cuantas mejoras. Tiene que haber una forma en la que se pueda usar esto para promover a SW. Obviamente le dejarÃamos la tienda a las muchachas, pero hay que estar seguros de que no les faltará nada de por vida.
Quizás le podrÃamos añadir par de cargas para cuando explote la cosa tenemos un enorme anuncio que diga "Esta aniquilación de mortÃfagos es cortesÃa de Sortilegios Weasley."
¿Qué crees tú?
Fred.
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Sortilegios Weasley — Muy pronto en el Callejón Diagon
De: Co-genio
Para: Co-genio
Asunto: Re: Mejoras
Tremenda idea. No serÃa tan difÃcil. Si atáramos las explosiones a nuestro núcleo mágico serÃamos capaces de armar la grande, ya que como sea estarÃamos muriendo. Rayos y centellas serÃa un buen detalle, en honor a Harry.
Pero como sea, yo todavÃa espero que no lleguemos a esa, que Harry se recupere, se case con Ginny y nos provea con una nueva prole de chiquillos poderosos a los cuales corromper.
George.
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Sortilegios Weasley — Muy pronto en el Callejón Diagon
De: Admirado
Para: Inspirador
Asunto: chiquillos
Excelente idea. Los hijos de dos de las personas más poderosas que conocemos deben de salir igual de poderosos. Piensa en todas las bromas que les podemos enseñar.
Nos va tomar algo de trabajo, pero si mostramos algo de madurez frente a Harry y a Ginny, podemos persuadirlos de que nos dejen ser niñeras. Una vez nos dejen, entonces les enseñamos a los chiquitos desde temprano, amoldar esas mentes jóvenes dentro del marco perfecto para que prosigan con la tradición Weasley.
Ya tengo ideas para la clase de bromitas que un chiquillo de tres años puede hacer. Deja ver que más me invento.
Frederick Von Sexjaimer
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Sortilegios Weasley — Muy pronto en el Callejón Diagon
De: Dama Nocturna
Para: Cuidador de serpientes
Asunto: Voldemort
Snape,
No se que fue lo que hizo Potter anoche, pero Voldemort está de malas. Casi parece un espectro. Todo lo que Lucius me dijo fue que se la pasó gritando ' ¡Potter!’ antes de que colapsara.
Sabes, por primera vez en muchos años me siento entusiasmada por algo.
Bella.
De: Pansy Parkinson
Para: Mamá
Asunto: Noticias
Tengo que hacer esto rápido... Acabo de escuchar a Dean Thomas hablar… Parece que el primo de Potter está saliendo con la hermana muggle de Thomas y que los dos viven en un sitio llamado Little Whinging. Si nuestro Señor los capturara, entonces Potter irÃa de rodillas hacia él. Tú sabes como son los Gryffindors.
Pansy
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La pureza es verdadera
— Desmaius. — Parvati Patil, Padma Patil, Luna Lovegood, Blaise Zabini, Lavender Brown y Susan Bones dijeron a la vez.
Pansy apenas pudo decir un 'ay’ antes de salir volando contra la pared y colapsar inconsciente.
— Vamos. — dijo Blaise con alegrÃa. — Tenemos que sacarla de aquà antes de que alguien nos vea.
— ¿Importa? — preguntó Lavender. — Quiero decir, todos saben que estamos haciendo esto por Harry y de que ella es una morti-morona.
Blaise pausó y luego sonrió con algo de bochorno. — Lo siento. — dijo disculpándose. — Es un hábito de Slytherin. Si vas a hacer algo, lo haces a escondidas.
Padma lanzó un hechizo para levitar a la muchacha que estaba tirada. — Pues bien, llevémosla a la Torre de AstronomÃa.
Las seis chicas rodearon a la otra inconsciente y la escoltaron por la escuela. Los pocos estudiantes que las vieron instantáneamente decidieron que no querÃan ni necesitaban saber lo que estaba pasando y se escurrieron del lugar, los ojos mirando para el techo o el suelo mientras se alejaban.
Arriba en el techo, las muchachas ataron a Pansy a un marco hecho a la ligera, para que se viera que ella estaba mirando por encima del parapeto y colocaron la varita de Pansy fuera de su alcance.
— Enervate. — dijo Blaise, lanzando el hechizo a Pansy.
— ¿Qué…? — gimió Pansy, antes de alzar la Mirada.
— Hola, Pansy. — dijo Blaise. — Nos hemos dado cuenta de que te has portado muy mal, y nosotras no queremos chicas malas interfiriendo en las cosas que no les importa.
— ¿De que demonios estás hablando Zabini? — demandó Pansy poniéndose pálida.
Padma se le acercó y le dio senda cachetada a la chica atada que le viró la cara de lado. — Sin hablar feo. — dijo calmadamente.
Pansy sacó la lengua, probando la sangre que le salió de la nariz. — Me pegaste. — dijo con shock en la voz.
— Eso hice. — asintió Padma. — Eres basura. Eres una vil racista, y te odio por lo que eres y crees.
— Vamos hermanita. — dijo Parvati, alejando a su hermana. — No nos vayamos por la tangente.
— Pero… — se quejó Padma.
— Lo se hermanita, lo se. Me encantarÃa a mà también darle por donde mas duele, pero no podemos hacer eso, nos pondrÃa en su mismo nivel.
— Semánticas. — dijo Padma con desdén. — Tratar a alguien como se lo merece no nos hace quedar mal.
Parvati suspiró. — Las dos sabemos que nunca voy a ganar una discusión lógica contigo. Asà que en vez, pregúntate si Harry harÃa lo que hiciste.
— No. — contestó Padma. — No lo harÃa.
— Cuando salga de esta, te expulsarán por pegarme. — chilló Pansy.
— Bueno, en ese caso, no puedo permitir que Padma se vaya sola. — dijo Susan con calma, mientras caminaba hacia Pansy y le daba otra cachetada.
— Hufflepuff tÃpica. — dijo Pansy con desdén. — Le pegas a alguien cuando no puede pegarte de vuelta.
— Pues bien que sÃ. Soy una tÃpica Hufflepuff. — replicó Susan. — Te lo merecÃas y estoy siendo leal a Harry. ¿Recuerdas, justa y leal?
— De todos modos. — interrumpió Blaise. — Nos estamos hartando de que nos estés espiando, asà que te invitamos aquà para persuadirte de que dejes de hacer eso.
— No voy a dejar de hacer nada y cuando el Señor Tenebroso gane, me encargaré de que pasen el resto de sus vidas sirviendo a los mortÃfagos. — dijo Pansy a sus captoras.
Blaise se adelantó y le propinó otra cachetada fuerte a Pansy. — Divertido. — dijo con una sonrisa. — He querido hacer eso desde hace años. — la joven miró a Pansy. — De verdad que eres estúpida. Voldemort no va a ganar. Harry va a ganar.
Pansy bufó. — ¿Potter? Por favor.
— ¿No lo entiendes, verdad? — dijo Blaise. — MÃranos a nosotras. Tenemos dos Gryffindor, dos Ravenclaw, una Hufflepuff y una Slytherin, todas trabajando unidas, haciendo algo por un amigo. Todas castigándote por interferir con la relación de Harry y Ginny.
— ¿A quien le confÃa Voldemort para que haga algo asÃ? A nadie. Porque todos los morti-estúpidos lo siguen por las razones equivocadas.
— Muérete Zabini. — gruñó Pansy.
Luna le pasó por el lado a Blaise y miró fijamente a la chica amarrada, inclinándose hasta quedar frente a frente con la Slytherin.
Pansy le escupió en la cara, pero Luna ni se inmutó.
— Permisito. — dijo Lavender, moviendo a Luna para atrás y propinándole otra cachetada a Pansy. — No puedo dejar que una Ravenclaw, una Slytherin y una Hufflepuff tengan toda la diversión. — dijo alegremente. — Luna, por favor, prosigue. — dijo y se movió para el lado.
— No tiene caso. — Luna dijo soñadoramente. — Ella cree en su corazón de piedra de que pasará el resto de sus dÃas de rodillas sirviendo personalmente a Voldemort. — Luna alargó la mano y acarició la cara de Pansy. - ¿Y no puedes esperar a que llegue ese dÃa, verdad?
— ¿De que demonios hablas, engendro raro?
Luna se inclinó mas cerca y susurró de forma conspiradora. — Los narbucles. Me dicen todo. Me dicen que no vas a cambiar. — le confió a la horrorizada Slytherin. — Me dicen que tienes que morir.
— ¿Qué?? — chilló Pansy.
— ¿No los escuchas? — dijo Luna alegremente. — Ellos me hablan. Ellos quieren que te mueras para asà bailar en tu sangre. Los hace feliz.
— ¿Err, Luna? — Parvati preguntó. — No la vamos a matar.
— Claro que sÃ. — replicó Luna inocentemente. — Para eso la trajimos aquÃ. Miren, todo lo que hay que hacer es cortar la soga.
— Dijiste que la traerÃamos aquà para asustarla. — protestó Susan. — No para asesinarla.
— Pero su alma está ya muerta. — dijo Luna alegremente. — Está toda negra y corrupta. No hay señal de vida ni nada.
— Pero — Padma empezó y luego negó con la cabeza. — SabÃa que estabas chiflada. Si vas a hacer esto, entonces no me quedaré para verlo.
— Yo tampoco. — dijeron Parvati y Lavender a la vez.
— Cuéntenme fuera también. — dijo Susan.
— ¡Esperen! — chilló Pansy, y todas se volvieron a mirarla. — ¡No me pueden dejar sola con esta loca!
— Y no lo haremos. — dijo Susan. — Blaise te hará compañÃa.
— Tengo que asegurarme que Luna tenga una coartada. — Blaise se encogió de hombros. — Sabes como soy, querida Pansy, como una buena Slytherin, la muerte no me asusta.
— Pero… - Pansy dijo con lágrimas en los ojos. — Ustedes, ustedes no pueden hacer esto.
— Nosotras no vamos a hacer nada. — dijo Padma en acuerdo. — Loony es. Nosotras solo decidimos no detenerla.
— Ellos quieren sangre, los narbucles. — cantó Luna mientras daba un bailecito. — Y están tan contentos de que la van a recibir. — ella se detuvo de repente y puso la mano otra vez en la cara de Pansy. — Tú no les gustas. — dijo en un susurro escalofriante.
Las otras cuatro chicas se fueron, dejando a Luna, Blaise y Pansy.
Luna bailoteó alrededor de Pansy antes de agarrar la soga y usarla para halar a Pansy al borde del parapeto. — Sabes. — le dijo a Blaise. — Matar a alguien es mucho mejor que el chocolate.
— ¡Esperen! — Gritó Pansy. — Por favor, por todo lo que es bueno, esperen un poco.
— ¿Qué sabes tú de ser buena? — espetó Blaise. — Interferiste con Harry y Ginny; le pasaste secretos a los mortÃfagos.
— ¡No lo haré más! — gritó Pansy.
— Shhh. — dijo Luna consolando. — Gritar hará que tu sangre sepa horrorosa para los narbucles. Un poco más agria. Y entonces se pondrán furiosos. Y tú no quieres eso, ¿verdad?
— Será una muerte rápida. Solo dos segundos de miedo antes de que llegues al suelo. Debes de morir instantáneamente, o a lo mejor no. El suelo está un poco suave. Pero no te apures, los narbucles no les importa si no te has muerto. Un poco muerta es igual de bueno para ellos.
— Estás loca de remate. — susurró Pansy.
— No, no lo estoy. — Luna dijo, trepándose en el parapeto para poder mirar fijamente a la otra chica. — Yo soy la única persona que ve el mundo como se debe. Los demás son los que están locos.
— ¡Ayúdenme! — gritó Pansy.
— ¡Calmadus! — dijo Luna con una risita maniática. — Ya está. — dijo cantando. — Ahora solo puedes hablar en susurros. ¿No está mejor? Si lo pides con gracia, lo removeré antes de empujarte por el borde. ¿Te gustarÃa que todos te oyeran mientras caes?
— Aléjala de mÃ. — Pansy pidió susurrando gravemente, como si estuviera tratando de gritar. — Por favor.
— Lo siento mucho. — dijo Blaise. — Pero no podemos permitir el riesgo de que vayas a decirle a tus padres lo que está pasando aquÃ. Asà que tendré que dejar que Luna te mate.
— Pero no le diré a más nadie, lo juro.
— No te creo. — dijo Blaise de forma indiferente.
— ¡Lo juro, por mi magia, que nunca le diré a nadie las cosas que pasan en Hogwarts!
Un brillo salió del marco de madera por el lado izquierdo, mientras la varita de ella emitÃa una luz blanca brillante.
— ¿Se logró? — preguntó Susan.
— Claro que sÃ. — dijo Padma, moviéndose de donde estaba detrás de Pansy. La muchacha sacó otra soga y haló a Pansy del parapeto.
— ¿Qué, que está pasando? — preguntó Pansy tontamente lo mas alto que pudo. Todas la ignoraron.
— Luna, estuviste genial. — Blaise dijo abrazando a la pequeña rubia. — Eres increÃble.
— Blaise tiene razón. — dijo Parvati, acercándose para darle otro abrazo. — Hiciste que se me pararan los pelos.
— En realidad no estoy loca. — dijo Luna con la mirada baja.
— Lo sabemos. — dijo Lavender gentilmente. — Somos tus amigas ahora. Eres una de las nuestras.
— ¿De veras? — preguntó Luna, con lágrimas de alivio en el rostro.
— De veras. — dijo Susan firmemente, dándole otro abrazo. La Hufflepuff miró alrededor y sonrió levemente. — Somos lo que Harry querÃa; amigas de diferentes casas, trabajando juntas para ayudarlo a derrotar a Voldemort.
— ¿Qué está pasando? — Pansy trató de chillar.
Las seis chicas se voltearon a verla con idénticas sonrisas socarronas.
— Verás. — dijo la Slytherin. — Harry dijo que cuando las casas trabajan juntas, no hay nada que nos pueda detener. Parvati y yo sugerimos el plan, Susan, Padma y Lavender encontraron los hechizos. Y Luna lo llevó a cabo a la perfección.
— Tú, mi querida. — continuó Blaise. — CaÃste en la trampa.
— Pero. — dijo Pansy frunciendo el ceño. — ¿Por qué? Quiero decir, aparte de asustarme de por vida.
— Oh, no solo te asustamos. — dijo Susan con una risita. — Te hicimos lanzarte a ti misma un hechizo en el proceso.
— ¿ ¿Qué??
— "Juro, por mi magia, que nunca le diré a nadie las cosas que pasan en Hogwarts." — citó Susan. — El hechizo que encontramos nos permitió hacer del marco de madera una extensión de tu varita. Le pusimos un juramento encantado de por vida, y dejamos que tú hicieras el resto.
— Me encantarÃa verte decir algo. — dijo Blaise. — Me encantarÃa ver como te las arreglas de por vida siendo una Squib.
— ¿ ¿Qué??
— ¿Ella no es buena con las palabras cuando está estresada, verdad? - dijo Padma riendo. — O muy inteligente que digamos. Lo que significa, Parkinson, es que si trataras de romper el juramento, tu magia se desvanecerá dejándote como una Squib.
Pansy abrió la boca, dejándola abierta del asombro.
Lavender se movió detrás y le cortó las sogas. Pansy cayó duramente de rodillas.
— Te sugiero que corras ahora, chiquita. — dijo Parvati frÃamente. — Y para que lo sepas, sà pensamos en matarte, pero decidimos que a Harry no le hubiese gustado. La próxima vez te matamos por fea.
Pansy asintió y tropezándose, se fue corriendo.
Todas esperaron en silencio, escuchando el sonido de los pasos frenéticos de Pansy mientras se alejaba.
— Eso te quedó frÃo, Parv. — dijo Padma con una sonrisa de admiración.
— Lo se. — contestó riendo. — Tomé la voz prestada de Harry. De todos modos, no creo que ella ocasione más problemas.
— ¿Asà que se lo creyó?
Blaise sonrió y colocó un brazo alrededor de Luna. — Gracias a nuestra querida actriz aquÃ, ella cayó como pez a la camada.
— ¿No querrás decir carnada?
Blaise hizo ademán de oler el aire y luego apuntó a un charco en el suelo. — Dije lo que quise decir. — terminó riendo.
— Que lástima que el juramento encantado no existe. — dijo Padma. — Voy a hablar con Hermione a ver si luego buscamos si uno existe. Porque serÃa una buena forma de demostrar que otros son igual de leales a Harry que nosotras.
— No importa si existe o no. — dijo Luna calmadamente. — Pansy se lo creyó, asà que otros lo harán.
— Tiene razón. — dijo Lavender alegremente. — Asà que vayamos a averiguar si Harry ya despertó. Entonces nos podremos ir a almorzar.
La escena dentro del hospital era una de calma.
Ron y Hermione estaban trabajando sobre un escritorio, Ginny estaba sentada al lado de Harry y leyendo uno de sus libros de texto, y Sirius, en su forma de Canuto, estaba hecho un ovillo a los pies de Harry.
— Un chico y su perrito. — dijo Remus con una sonrisa leve.
— Sirius no se quiso ir a dormir anoche. — dijo Ginny encogiéndose de hombros. — No hasta que yo despertara.
— Creo que Sirius solo confÃa a Harry contigo. — dijo Remus, encogiéndose de hombros también. — Es algo que hace sin darse cuenta. Pero es devoto a Harry y sabe que tú también lo eres.
Ginny se inclinó y levemente rascó la cabeza de Sirius. — Odio esta espera. — dijo con un suspiro.
— Nos pasa a todos. — dijo Hermione. — Pero mientras esté respirando hay esperanza. Y encontraremos algo, Gin, te lo prometo.
Ginny asintió y sonrió levemente. Ella alargó la mano y rascó el pelo de Harry suavemente. — Odio verlo asÃ. — susurró. — Odio verlo tan inmóvil. Él es Harry. Él deberÃa de estar riendo a carcajadas. Él deberÃa estar mirándome como si fuera lo mas importante en su vida, no aquà tirado en una cama del hospital.
Sirius abrió un ojo y ladró suavemente en acuerdo.
Los hermanos Dumbledore entraron al cuarto juntos. — Tenemos noticias. — Albus dijo, mientras tomaba asiento. — Parece que lo que sea que le pasó a Severus y a Harry, le pasó también a Voldemort. Por lo que los espÃas dijeron, Voldemort parece haber regresado a como era antes de su resurrección. Asà que solo puedo resumir que hubo algo de conflicto mágico entre los tres.
— ¿Asà que tenemos algo de tiempo para que Harry se recupere? — preguntó Ron.
— No lo habÃa pensado de esa manera, Sr. Weasley. — dijo Dumbledore lentamente. — Pero parece que tiene razón. Voldemort no estará en forma de atacarnos.
Sirius gruñó suavemente.
— Abe. — preguntó Ginny suavemente. — ¿Qué es lo que hacen nuestros collares?
Abe se encogió de hombros levemente. — Usan la magia de ustedes para que se puedan comunicar entre sÃ, ¿Por qué?
Ginny se quedó helada, con el ceño fruncido. — ¿No son mágicos de por sÃ? — preguntó. — ¿Usan nuestra magia?
— Exactamente.
Ginny brincó de la cama, accidentalmente pateando a Sirius, el cual ladró y brincó a sus pies, cambiando formas para mirar a Ginny.
La pelirroja sacó su varita y la apuntó a Harry.
— ¿Ginny? — preguntó Hermione lentamente.
— Ahora no. — dijo Ginny. Ella cerró los ojos y buscó por las memorias que tenÃa de la infancia de Harry. Ella dejó que alimentaran su temperamento, mientras sacaba su magia. Ginny apuntó la varita a Harry y le lanzó un rayo de magia pura hacia él.
Harry dio una sacudida antes de ponerse quieto otra vez. Ginny gruñó por lo bajo y lanzó el mismo hechizo otra vez. Dos veces más. De repente ella cayó de rodillas rompiendo a llorar. La muchacha se agarró el collar y sonrió a los otros. — Está de vuelta. — susurró antes de desmayarse exhausta.
Sirius fue el primero en moverse, agarrando a Ginny antes de que cayera al suelo. Sirius la cargó a la cama de Harry y la acostó al lado del muchacho. Rápido le quitó los zapatos para luego arroparla con las mantas.
— ¿Qué? — preguntó mientras los otros lo miraban. — Los dos necesitan esto. — dijo, con un tono que retaba a cualquiera que estuviera en desacuerdo.
— ¿Qué fue lo que pasó? — preguntó Ron.
— Tu hermana es muy perspicaz. — dijo Hermione con una sonrisa. — Se dio cuenta de las cosas antes que yo.
— ¿Se dio cuenta de que? — preguntó Remus.
— Ginny no podÃa sentir a Harry. Acabamos de descubrir que Harry estuvo luchando contra Voldemort, y que Voldemort está en mal estado. Ginny luego descubrió que los collares usan la magia de ellos. La conclusión lógica es que Harry usó toda su magia en la lucha y que no quedaba nada para impulsar los collares. Asà que Ginny usó su propia magia para darle un poco a Harry. — explicó Hermione.
— Oh. — dijo Ron lentamente. — ¿Y ella está inconsciente porque, conociendo a Harry, necesitaba mucha magia? ¿Entonces, porque sigue dormido?
— Presumo. — dijo Abe lentamente. — Que Ginny solo le dio un empujón a la magia de Harry, o sea le dio la suficiente para que empiece a reconstruirse, en vez de darle la suficiente para que funcione normalmente.
— ¿Como revivir un corazón luego de un infarto? — preguntó Hermione.
Abe caminó hacia Harry y movió las manos sobre el joven. — Exacto. Y cuando los dos se despierten, les debo una disculpa. Me temo que no pensé en el hecho de que no podÃa sentir la magia de Harry. Pensaba que solo estaba inconsciente.
— ¿Despertamos a Snape también? — preguntó Ron.
— Yo lo haré. — dijo Dumbledore con una sonrisa. — Sospecho que si Ginny nos hubiese dicho algo, le podrÃamos haber ayudado y no estarÃa inconsciente.
— Oh, por favor. — resopló Ron. — ¿Decirle a mi hermana que no le de algo a Harry? Sale mejor si convence a Voldemort a que se ponga a vender cepillos.
Sirius hizo una mueca. — ¿Te puedo interesar en una escoba? — preguntó, con voz silbante. — Viene con un encantamiento gratis de 'Odio a todo el mundo.’
Albus apuntó su mano hacia Snape y dos rayos de luz impactaron al pecho del profesor.
— Eso ha de bastar, Albus. — dijo Abe sonriendo. — Y ya que sabemos que se van a despertar mas tarde, me voy a ver a los gemelos. Necesito asegurarme de que todo va bien para nuestro lanzamiento.
— Abe, gracias por ayudar. — dijo Albus sinceramente.
— Es gente como Harry y Ginny los que me da esperanza para el futuro. — dijo Abe suavemente. — Esta vez ganaremos, y terminaremos con este lÃo permanentemente. — dijo asintiendo a los otros y salió del lugar.
— Creo que me gusta. — dijo Ron. — ¿Acaso todo el mundo en su familia siempre dicen lo que piensa?
Albus soltó una carcajada. — No si podemos evitarlo, Sr. Weasley. — dijo alegremente. — ¿Les puedo sugerir a todos ustedes que vayan a comer algo? Yo me quedaré aquà por un tiempo.
Hermione asintió y se dio un estirón. — ¿Estamos seguros sobre Harry?
— Si Ginny lo está, yo también. — dijo Albus con una sonrisa.
Hermione asintió. — Vamos Ron.
Ginny se dio un estirón y sonrió. PodÃa sentir el corazón de Harry latiendo contra el pecho de ella y sentir la magia de él a través del collar. Era débil, pero estaba ahÃ. Ginny solo deseó que al menos una vez, ella despertara al lado del muchacho y no estar toda vestida.
No parecÃa justo que Ron y Hermione podÃan dormir juntos y ella todo lo que habÃa recibido era poco mas que un serio chupetón.
Ginny se sentó suavemente y se quitó el pelo de los ojos.
— Buenos dÃas, Ginny. — Snape dijo desde el otro lado del lugar.
— ¡Profesor Snape! — saludó Ginny, saliendo de la cama. — Está despierto.
— Lo estoy. — dijo él, sonriendo en la penumbra del cuarto.
— Llamaré al profesor Dumbledore. — dijo ella, buscando por sus zapatos.
— No, Ginny, por favor. — dijo él. — Me gustarÃa hablar un poco contigo primero.
— Okay. — dijo Ginny amablemente., moviéndose a una silla al lado del profesor y acomodándose sobre ella. — ¿De que quiere hablar, profesor Snape?
— Severus. — dijo él.
— ¿Perdón?
— Mi nombre es Severus, Ginny. Me gustarÃa que me llamaras asà cuando no haya otros estudiantes. Harry tiene mi permiso también.
— ¿Por qué yo?
— En parte porque te debo una disculpa. — dijo lentamente. — Y en parte porque ahora te conozco mejor.
— ¿Por qué me debe una disculpa?
— Me temo que tomé una decisión necia que ayudó a causar esta situación. Ayer, invité a Harry a mis alojamientos porque tenÃa un problema y necesitaba la ayuda de él.
Ginny asintió.
— Cuando era más joven, estaba bien enamorado de Bellatrix Black. Ella fue una de las razones por las que me unà a los mortÃfagos. Cuando se casó con Rodolphus, me hice espÃa para Albus.
— Bella me contactó la semana pasada, después de que Harry se las arregló para removerme la Marca Tenebrosa, y me preguntó si podÃa pasarse a este lado.
Ginny resopló de sorpresa.
— Como Harry es la única persona que puede remover la Marca Tenebrosa, le pregunté a él su opinión. Me temo que Harry se dio cuenta rápidamente de que necesita a Bella.
— ¿Cómo espÃa? — preguntó Ginny.
— Exacto. Harry no estaba muy contento pero accedió a ayudarme. Después de una bebida, él me hizo una pregunta interesante. Si pensaba yo si era posible usar el mismo hechizo que unió nuestras mentes para sacar la marca, para usarlo para derrotar a Voldemort.
Ginny asintió lentamente. — La idea de derrotar a Voldemort le hubiese sido atractiva a Harry.
— Y para mÃ. — dijo Snape. — Asà que accedà y los dos fuimos, en mi mente, a encontrar a Voldemort. Desafortunadamente nos estaba esperando y nos atrapó. Se las echó por un momento y luego nos lanzó el Maleficio Avada a los dos.
Ginny jadeó horrorizada.
— CreÃa que nos Ãbamos a morir. Harry pensó que Ãbamos a morir.
— ¿Qué fue lo que pasó?
Snape suspiró suavemente. — ¿SerÃas tan amable de darme un vaso de agua?
Ginny asintió, saltando de la silla y corriendo hacia la pileta. La joven regresó con un vaso de agua.
— Siéntate. — dijo Snape gentilmente. — Antes de continuar, tenemos que darle para atrás un poco. ¿Te has puesto a pensar en la forma que Harry usa sus poderes para hacer lo que le venga en gana?
— En realidad no. — dijo Ginny con una vocecita.
— En un nivel de su psiquis, Harry es bien vulnerable. Si alguien en quien él confÃa le dice que puede hacer algo, él les cree y lo hace. Desafortunadamente, lo opuesto ocurre también.
— ¿Qué quiere decir?
Snape suspiró y se acomodó un poco. — Voldemort le dijo a Harry que habÃa encontrado hechizos que Harry jamás hubiese soñado, y Harry le creyó. Los hechizos que nos mantenÃan unidos no eran tan fuertes, pero como Harry creÃa que no podÃa escapar, los hechizos se hicieron inquebrantables.
— Entonces Voldemort nos lanzó el hechizo. Yo estaba bien profundo dentro de la mente de Harry en ese momento y pude ver sus pensamientos. Parte de Harry creÃa que iba a morir y con su mente ya decidida, los dos estábamos fritos.
— Pero entonces otros pensamientos pasaron por su mente. ¿SabÃas que tú fuiste la primera bruja que él conoció por nombre?
Ginny negó con la cabeza.
— Pude ver la historia entera de ustedes dos, incluyendo lo que él hizo en la Cámara de los Secretos. Lo vi todo, y pude ver lo mucho que te ama. Tú eres el centro de su universo, Ginny. En cierta manera tú eres la persona más importante en el mundo, y mucho mas para Harry, porque eres su inspiración, su razón de luchar, de derrotar a Voldemort.
— Y no querÃa dejarte sola. Él sabÃa lo triste que te pondrÃas y no podÃa hacerte eso. Todo esto estaba pasando muy rápido que pude verlo todo como si pasara en cámara lenta.
— Dos partes de Harry batallaron una contra la otra; la parte que creÃa que iba a morir y la parte que te ama mucho. La parte que no te quiere dejar sola.
Ginny tenÃa lágrimas bajando por sus mejillas mientras escuchaba como el profesor que habÃa detestado en el pasado le explicaba lo mucho que su novio la querÃa.
— En el último segundo, su deseo de estar contigo ganó y empezó a luchar.
— Harry fácilmente pudo haberse protegido a sà mismo del hechizo, pero yo hubiese muerto. Yo le dije que lo hiciera y todo lo que me dijo fue me callara la bocota.
Ginny se atragantó tratando de no reÃrse.
— Literalmente el chico agarró su propia magia y la mÃa y formó un escudo al frente de los dos. Era lo más precioso, la cosa más increÃble que he visto en mi vida. El maleficio rebotó contra el escudo y le dio de lleno a Voldemort, y básicamente eso es lo último que recuerdo, hasta que me desperté hace unos veinte minutos.
— Gracias por decÃrmelo. — susurró Ginny.
Snape sonrió en la oscuridad. — Él es un muchachito increÃble. — dijo suavemente. — Él tuvo la oportunidad de salirse y dejarme. Y honestamente, yo no lo hubiese culpado si lo hacÃa. En vez, decidió asegurarse de que yo saliera vivo, sin pensar en las consecuencias para sà mismo.
— Harry se ve a sà mismo como alguien normal. — dijo Ginny con un ligero suspiro. — Él se cree que, en cualquier situación, todo el mundo actuarÃa igual que él. Harry no se ve a sà mismo como alguien especial.
— PermÃteme un segundo. — dijo Snape. — ¿PodrÃas pasarme la varita? Acabo de recibir mensaje mágico de Bella.
Ginny asintió y buscó dentro de un armario y le dio la varita a su profesor.
— Oh, muy bien. — sonrió Snape. — Parece que Voldemort está en igual estado que nosotros.
Ginny asintió. — Uno de los espÃas de Dumbledore dijo que necesitarÃa igual de tiempo para recuperarse. Lo cual es bueno porque Harry también lo necesita.
Snape asintió. — Creo que pasar tiempo contigo es todo lo que él necesita.
— Eso espero. — dijo Ginny. — Siento como si pasáramos de una crisis a la otra la mitad del tiempo sin casi nada para nosotros.
— Eso vi. — dijo Snape. — Pero te puedo decir que las veces que está contigo a solas son las más importantes para él. Cuando te llevó a Londres a caminar por los jardines esa era su idea del cielo.
Ginny sonrió lentamente. Estaba contenta de que Harry estaba bien, pero no le gustaba para nada que se tirara asà a hacer algo sin nada de apoyo. — Le voy a dar tremenda regañada. — admitió ella.
— Lo se. — dijo Snape riendo. — Y tengo que ir a decirle a Albus. Se va a disgustar conmigo y me lo hará saber muy claro. No seas muy dura con él.
— No lo seré. — prometió Ginny. — Solo quiero dejarle saber que debe de pensar las cosas muy bien antes de ponerse asà en peligro.
Snape bostezó suavemente. — Si no te molesta, Ginny, me voy a dormir otra vez. Por favor, no le digas a nadie sobre Bellatrix; eso es entre Harry y yo. Si te lo dije fue para que puedas ayudarlo tomando decisiones.
Ginny se puso de pie y jadeó un poco al encontrar que el piso estaba más frÃo de lo que pensaba. — Gracias por ayudar a Harry para que volviera a mÃ. — dijo dándole una palmadita en la mano.
Ginny se movió a la cama de Harry y se deslizó a su lado. Ella colocó una de las piernas sobre él y la cabeza sobre el hombro del muchacho. Snape le habÃa dado algo en que pensar. Todo estaba muy bien: todo el mundo jugando con la psiquis de Harry para su propia ventaja, pero como Voldemort habÃa demostrado, podÃa tener efectos negativos también.
Ginny suspiró cuando se dio cuenta de algunos ejemplos que ella pudo captar. Las veces que Harry aparecÃa que estaba bien después de hacer magia complicada, pero tan pronto ella le habÃa dicho que estaba cansado, de repente él se veÃa agotado. Si ella no hubiese dicho nada, de seguro él hubiese seguido como si nada, pero en su estado ingenuo y la confianza que le tenÃa a ella, habÃa accedido.
Ella estaba tan cansada que ni siquiera se dio cuenta cuando el brazo de Harry se movió para aguantarla más cerca de su cuerpo.
— ¿Y bien? — dijo Lavender. — ¿Por donde empezamos?
— Pos. — Parvati dijo, mirando alrededor. — ¿La habitación?
Alguien tocó a la puerta, y cuando fueron a abrir, cuatro chicas entraron a trote.
— ¿No estaban pensando en decorar el cuarto de Harry sin nosotras, verdad? — preguntó Susan alegremente.
— Se supone que fuera un secreto. — explicó Parvati.
— Eso no existe en Hogwarts. — dijo Blaise con una risita. — Asà que estamos aquà para ayudar.
Un pequeño pop se escuchó y Dobby apareció. — Con el permiso de las señoritas. — dijo Dobby, inclinándose y moviéndose. — ¿Pero que hacen estudiantes aquÃ?
Luna se acercó y se arrodilló frente al elfo. — Este será el cuarto de Harry. — dijo ella. — Estamos aquà para decorárselo.
Los ojos de Dobby se agrandaron. — ¿Harry Potter vivirá aquà señorita?
Luna asintió, sus ojos igual de grandes.
Dobby sacudió la cabeza visiblemente disgustado. — No, no, no. — chilló. — No está bien.
— ¿Qué no está bien, Dobby?
— Harry Potter señor no puede vivir asÃ. Este pequeño, diminuto cuarto no está bien para tan grande y poderoso mago como Harry Potter, señorita. — el elfo de repente se alegró. — Dobby arreglará esto. — prometió. Dobby aplaudió las manos, y como antes, dos docenas de elfos domésticos aparecieron.
— Harry Potter señor, el gran y poderoso mago va a vivir aquÃ. Los cuartos de Harry Potter son muy pequeños. ¡Hogwarts necesita darle habitaciones más grandes a Harry Potter!
Los elfos asintieron todos a la vez, y caminaron hacia las paredes, seis al frente de cada una, y empezaron a empujar. El cuarto pareció crecer mientras los elfos empujaban para atrás, lucecitas brillando en donde ellos tocaban las paredes.
— Harry Potter necesitará una cocina también. — dijo Dobby. Los elfos se movieron como diablillos dando vueltas, arreglando las paredes mientras Dobby los dirigÃa a diestra y siniestra.
Diez minutos más tarde, Dobby colapsó en el suelo frente a ellas, mientras los otros elfos se desvanecÃan. — Dobby está cansado. — dijo suavemente. — Este cuarto ya está digno de Harry Potter señor. Si las señoritas necesitan mas ayuda, Dobby regresará mañana.
Luna se arrodilló otra vez y le dio un abrazo ligero al elfo. — Debes estar aquà cuando le mostremos a Harry este cuarto. — dijo ella. — Te mereces que él te lo agradezca también.
Dobby se ruborizó y tartamudeó antes de irse con un pop.
— Estuviste muy bien con él. — dijo Susan.
Luna sonrió. — Esto es fantástico. — dijo ella mirando alrededor. — Me pregunto si Ginny nos dejarÃa mudarnos aquÃ.
Lavender se echó a reÃr. — De seguro no. Ella es un poco posesiva.
— Y yo que pensaba que los Gryffindor sabÃan compartir. — dijo Blaise con una risita. — Es una buena idea el que viniéramos, porque definitivamente van a necesitar la ayuda ahora.
— SÃ. — dijo Lavender. — No sabÃa que los elfos podÃan hacer eso.
— Tampoco yo. — dijo Padma. — Voy a tener que investigar un poco mas tarde sobre eso. Hacen tan buen trabajo.
— Chicas. — gritó Lavender. — ¡Vengan y vean esto!
Las demás siguieron el sonido de la voz y salieron a un balcón enorme que estaba de frente al campo de Quidditch.
— Harry nunca querrá salir de aquÃ. — dijo Blaise suavemente.
— Apuesto que eso es algo que Ginny espera. — respondió Parvati.
— Y bien. — dijo Lavender palmeando las manos. — Vamos a trabajar. Padma, tú y Luna van a investigar. Quiero que investiguen como se hace el techo del Gran Salón. Blaise, Susan, ustedes empiecen con el baño. Se que los dos son Gryffindor, pero no lo hagan muy Gryffindor. Queremos que este lugar sea una mezcla de todas las casas.
Blaise saludó instantáneamente. — ¡Señor, sÃ, señor! — dijo ella y giró sobre sus talones.
— ¿De veras la necesitamos? — Lavender le preguntó a Parvati.
— Creo que sÃ. — dijo Parvati con una risita. — Además es divertida.
Viernes en la mañana amaneció con una monotonÃa que solo pasaba una vez en la semana.
Ginny bostezó profundamente e inhaló. Estas últimas noches ella habÃa dormido muy bien, y aunque todos en la escuela sabÃan donde estaba durmiendo ella, nadie habÃa hecho bromas al respecto. Ni siquiera Draco.
— ¿Por qué siempre estamos vestidos cuando nos despertamos juntos? — preguntó Harry, su voz seca y rasposa.
— Me he preguntado eso mismo durante toda esta semana. — respondió Ginny, antes de quedarse helada. — ¿Harry?
El muchacho asintió.
— ¡Harry! — chilló ella y se tiró encima de él. La muchacha escondió la cara en el cuello del joven y se echó a llorar.
— Shhh. — murmuró Harry, rascando la espalda de ella. — Estoy bien, estoy aquÃ.
Ella lo miró, su visión estaba un poco borrosa debido a las lágrimas. — Harry. — dijo ella seriamente. — Necesito que me hagas un favor.
— Lo que sea. — dijo él con seriedad.
— Ven a mi mente, necesito que veas algo.
Él asintió, murmurando un hechizo en voz baja.
Ginny respiró hondo y le permitió entrar a su mente. Con cuidado, ella lo guió a la memoria que habÃa guardado para él.
Él no se echó para atrás, él absorbió la memoria completamente antes de salir. TenÃa lágrimas bajando por sus mejillas y parecÃa que tenÃa el corazón roto.
— Asà es como me sentà cuando pensé que te habÃa perdido. — dijo ella atragantándose, llorando con él. — No me puedo sentir asà otra vez, Harry.
— Lo lamento mucho. — murmuró Harry.
— Lo se. — dijo ella. — Solo quiero que recuerdes la próxima vez que pienses en hacer algo asà de nuevo. No te lo echaré en cara si estoy allÃ, Harry, para ayudarte, pero no puedes irte asà solo de nuevo.
— No lo haré. — prometió él.
— Bien. — dijo Ginny suavemente y besándolo gentilmente. — Ahora, ven a mi mente otra vez.
Harry asintió e hizo como ella pidió, y ella se alivió al ver que él aceptó lo que ella hizo de forma rápida. HabÃa estado asustada de que él la empujarÃa, por su propio bien, pero decidió que esa era la mejor manera de hacerlo entender.
Cuando lo sintió, ella lo dirigió hacia otra memoria, esta era más grande.
Él se movió dentro y se quedó ahÃ. Después de un segundo, el joven pareció brillar y crecer dentro de la mente de ella.
Él la dejó a regañadientes, y ella lo vio a los ojos. Él la estaba mirando con asombro absoluto. — Eso es cuanto te amo. — dijo ella suavemente. — Y lo mucho que me quieres. Severus me lo dijo, asà que pensé que era justo para ti demostrarte lo mucho que te adoro, Harry.
— Gracias. — dijo él, su voz quebrándose un poco. — Gracias.
Ella se inclinó y le besó otra vez.
— ¿Cómo están todos? — preguntó Harry. — ¿Severus está bien? ¿Que dÃa es hoy? ¿Ya Fred, George y Abe lanzaron la cerveza de mantequilla? ¿Y el ED, como le va? ¿Y que ha pasado con Voldemort?
Ginny se echo a reÃr. — TÃpico Potter. Estás despierto por unos minutos y ya estás preguntando demasiado. Y no vas a recibir respuestas inmediatamente. Creo que necesitamos una reunión. Asà que brinca a la ducha y yo traigo a todo el mundo aquÃ.
— ¿Y el desayuno? — preguntó con ganas.
— Y el desayuno. — accedió Ginny.
Harry sonrió y le besó rápidamente en los labios y lentamente se dirigió a la ducha. Su cuerpo estaba obviamente más cansado que su mente. Ginny salió del cuarto de Harry en el hospital y se dirigió a la chimenea, echándole un poco de polvo Flú para llamar a Sirius y a Remus.
Ginny pausó por un segundo para luego llamar a su mamá también, invitándola a la reunión, para que pudiera ver por sà misma que Harry estaba bien. Molly habÃa estado más que disgustada cuando no se le habÃa dicho inmediatamente que Harry estaba inconsciente.
Con eso hecho, la muchacha caminó por el pasillo adormilada hacia el Gran Salón, a sabiendas de que estaba hecha una facha por haber dormido en sus ropas otra vez.
Ella empujó la puerta para abrirla y sonrió cuando todo el mundo se giró a verla. — Está despierto. — dijo simplemente.
Los vÃtores espontáneos que corrieron por el lugar casi la tumban al piso.
Ginny alzó la mano para calmarlos un poco. — Solo para que sepan. — dijo. — Harry y el profesor Snape fueron emboscados por Voldemort. Voldemort habÃa preparado el ataque de antemano y encerró al profesor Snape y a Harry en sus mentes, y luego les lanzó el maleficio Avada a los dos.
Un resoplido de horror recorrió el Salón.
— Con suerte. — continuó Ginny. — Voldemort otra vez olvidó que mi novio es el Niño-Que-No-Será-Derrotado-Por-El-Gran-Cretino, y Harry se las arregló, con la ayuda del profesor Snape, de redirigir el maleficio de vuelta a Voldemort.
Hubo otro vitoreo de parte de los estudiantes — uno al que los profesores se unieron también.
— Obviamente, hacer lo imposible les tomó mucho a Harry y al profesor Snape, y por eso era que estaban los dos inconscientes. Como Harry usó toda su magia, yo honestamente pensé que habÃa muerto. Y como pueden imaginar, estoy más que contenta de que todavÃa esté vivo.
Una ligera ola de risas recorrió el lugar.
— Pero. — continuó Ginny. — Hemos escuchado de los espÃas que Voldemort está hasta en peor estado que Harry.
Los vÃtores esta vez se acompañaron con brincos y saltos (con excepción de dos o tres) por toda la escuela.
Ginny sonrió y esperó a que terminaran. HabÃa preparado ese discursito en su mente mientras esperaba por Harry, pero no esperaba esa clase de recepción. Le hizo darse cuenta que, como novia de Harry, habÃa pasado de la oscuridad a la fama en muy poco tiempo. Asà como Harry tenÃa ciertas responsabilidades, también las tenÃa ella.
— Profesor Dumbledore, profesor Snape, Profesora McGonagall, Ron, Hermione, Harry tiene algunas preguntas. Ya llamé a Canuto y a Lunático, y vienen de camino.
— Gracias, Ginny. — dijo Albus poniéndose de pie.
— Hay algo más. — dijo Ginny de súbito.
— Como no. — el director dijo abriendo los brazos.
Ginny puso las manos en las caderas y miró fijamente a todos en el lugar.
— Harry mañana tendrá un dÃa libre. — dijo ella secamente. — Vamos a tener un picnic, y luego unos juegos, y terminar con una barbacoa. Todos, incluyendo a los maestros, están invitados. — ella pausó por un segundo para luego sacar su varita del bolsillo y murmurar — Sonorus. — mientras se la apuntaba a su garganta. — ¡Silencio! — gritó ella por encima de los vÃtores. Su voz ampliada mágicamente resonó por el lugar.
Cuando todo el mundo se aquietó y la miraron en silencio, ella canceló el hechizo. — Gracias. — murmuró. Ella miró duramente a todo el mundo en el lugar, incluyendo a los profesores. — Eso significa que mañana Harry no estará disponible para resolver ningún problema. No me importa lo que pase en el resto del mundo, mañana nadie va adonde Harry para que él resuelva. Él se va a divertir, se va a relajar, y se va a acordar de las cosas buenas del mundo Mágico, y lo mucho que se puede disfrutar.
— ¿Me entendieron todos?
Todos asintieron a la vez y hasta varios estudiantes tragaron en seco de forma audible.
— Muy bien. — dijo Ginny sonriendo. — Lavender, Parvati, ustedes están a cargo de organizar el menú. Hablen con Dobby, le encantará ayudar. Si quieren comprar algo, vengan a donde mà y se los traeremos aquÃ. Seamos, Dean, a ustedes les tocan los juegos. Háganlos mezcla de mágicos y muggles. Blaise, Susan y Luna, a ustedes les toca la música. Quiero algo suave para las comidas, y algo con que se pueda bailar en la tarde. Prefectos, a ustedes les toca buscar suficientes sillas para los profesores que no quieran sentarse en el suelo, y los hechizos para iluminar al atardecer. Orla, a ti te toca la fotografÃa, pero nada de publicar fotos de Harry sin mi aprobación.
Ella miró a la mesa de los profesores para encontrar a Snape riéndose tan fuerte que hasta tenÃa lágrimas bajándole por la cara.
— ¿Profesor?
Snape respiró profundo y se las ingenió para calmarse. — Gin. — empezó, y pausó en lo que el resto de la gente jadeaba en shock porque él habÃa usado el sobrenombre de ella. — Ya que ordenaste a toda la escuela a organizar un picnic para tu novio, ¿te podrÃa preguntar que estás planeando para más luego?
Ginny le sonrió. — Harry estará lo suficiente recuperado para encargarse de eso la próxima vez. — dijo ella de forma amable. — Asà que no tendré que preocuparme de esa.
Snape resopló y se puso de pie. — Vamos, profesor. — le dijo a Dumbledore. — Ya nos dijeron lo que tenemos que hacer.
— Tienes toda la razón, Severus. — dijo Dumbledore alegremente. El se volteó para salir por las escaleras y pausó. — Creo que el plan de Ginny es excelente. — anunció. — Asà que vamos a cancelar las últimas dos lecciones del dÃa para darle aquellos que tienen trabajo el tiempo suficiente para cumplirlos. Espero que mañana sea un maravilloso dÃa.
Los vÃtores que recibió fueron casi tan ruidosos como los anteriores. Casi.
Mientras Ginny dirigÃa a los profesores, a Ron y a Hermione fuera del lugar, Dean se volteó hacia Seamus. — Bueno, eso fue inesperado.
— SÃ. — dijo Seamus alegremente. — Pero va a ser divertido.
Dean asintió y suspiró levemente.
— ¿Dándote de puntapiés?
— Un poco, sÃ. — dijo Dean suspirando. — Ella es como una flor.
— ¿En que sentido?
— Estos últimos dÃas ella estuvo morosa y apenas se le notaba. Hermione, Ron y Blaise tomaron cargo del ED, con todo y que ella estaba ahÃ. Todo el mundo estaba siendo cuidadoso alrededor de ella. Pero no hace Harry más que despertarse y ella brilla de nuevo. Ella sola acaba de ordenar a toda la escuela como si nada, y se veÃa bonita haciéndolo.
— SÃ. — dijo Seamus. — Eso hizo. Pero como dijiste, solo Harry es el único capaz de ponerle a ella esa sonrisa y esa energÃa.
— Lo se. — Dean suspiró de nuevo. — Me pregunto si yo hubiese sido capaz de hacer eso por ella, si hubiese peleado por ella, ¿sabes?
— No lo tomes a mal, amigo. — dijo Seamus. — Pero no hubieses podido. Solo tienes que verlos a los dos juntos para darte cuenta lo mucho que se quieren. Pero no te concentres en eso, concéntrate en las cosas buenas.
— ¿Cómo que? — dijo Dean morosamente.
— Ella nos acaba de sacar de AstronomÃa por un dÃa y nos dio la libertad de organizar los juegos para mañana.
— Cierto. — dijo Dean, sonriendo lentamente. — Y hey, fue bueno de ella el invitarnos. Obviamente hay algo más en todo eso.
— ¿Te refieres a que Snape de repente la está llamando Gin, o que el director solo se vio divertido de verla a ella ordenando la escuela como si nada, en vez de estar disgustado?
— Ajá. — dijo Dean con una risita. — ¿Te pone a pensar, no?
— Un poco. — dijo Seamus, la sonrisa desapareciendo. De repente se dio cuenta que habÃa estudiantes escuchando su conversación con Dean. Seamus se puso de pie y miró alrededor. — Pero sabes. — dijo en voz alta. — Me alegro de no estar más envuelto de lo que estoy. Para bien o para mal, Harry parece ser nuestra única esperanza, y si eso significa que él reciba tratamiento especial, asà sea. Él es el que está arriesgando el pescuezo por todos nosotros y el único que casi siempre se pone en peligro al menos una vez cada año. No quisiera tener ese tipo de presión. Me gusta ser un chico normal de dieciséis. Prometo que cuando Harry me necesite, ahà estaré, de igual forma que él siempre ha estado ahà por mà cada año.
Al otro lado del Salón, Blaise se trepó sobre la mesa de Slytherin. — Con la excepción de dos o tres aquÃ. — dijo ella mirando duramente hacia la mesa. — Miren lo que es la escuela ahora. Lo que Hogwarts se ha convertido. Estudiantes de distintas casas están empezando a hablarse, a ser amigos. Eso es lo que Harry ha estado haciendo por nosotros, asà que lo menos que podemos hacer es que tenga un dÃa fenomenal mañana.
— Todos saben lo que les toca hacer. Si no se les ha dado nada que hacer, y quieren ayudar, vengan a ver a Susan, Luna, Parvati, Padma, Lavender o a mÃ, y los pondremos a trabajar. Vamos a demostrar que podemos organizarlo todo sin la ayuda de Harry, Ginny, Hermione o Ron.
Seamus sonrió y le ofreció una reverencia. - ¿Alguien mas quiere ofrecer un discurso? — preguntó.
— ¿Por qué no? — dijo Susan, poniéndose de pie y ruborizándose furiosamente. — Erm. — dijo ella mirando alrededor. — Soy una Hufflepuff, no Gryffindor. — murmuró ella, lo suficientemente alto para que la escucharan. — Para reforzar lo que dijeron Blaise y Seamus; por mucho tiempo hemos estado dependiendo de Harry y sus amigos. Esta es nuestra oportunidad de decirles gracias por arriesgar sus vidas por nosotros y nuestras familias. No lo echemos a perder, ¿vale?
Una ovación siguió a estas palabras, especialmente de la mesa de Hufflepuff y a Susan se le puso más roja la cara.
Cho Chang se trepó a la mesa también. — Pienso que el honor de Ravenclaw se quedará mancillado si al menos una Ravenclaw no dice nada aquÃ. — dijo ella respirando hondo. — Como casa, estamos completamente detrás de Harry y Ginny. Y luego de la forma magnánima en que me trataron después de mi error, yo, personalmente, estoy apoyándolos al ciento por ciento. Tomando prestadas unas palabras de Harry, 'cuando Hogwarts está unido, no hay nada que no podamos hacer.’
Hubo más vÃtores de parte de los estudiantes. Lavender entonces se puso de pie. — Muy bien, todo el mundo. Recuerden lo que dijo el profesor Dumbledore. Clases primero, organizar la fiesta después. Asà que todos vayan a donde se supone que hay que ir.
Entre risas generales, los estudiantes salieron del Salón.
Ginny entró de vuelta al cuarto de Harry para encontrar que sus padres, Canuto y Lunático estaban ya allà con Harry, el cual estaba terminando de desayunar algo. Ella caminó hasta la cama y levantó los brazos hacia el muchacho. Ella era más que capaz de treparse a su lado, pero ese no era el punto.
Harry hizo desaparecer su bandeja con un chasquido de sus dedos, alargó la mano y fácilmente haló a Ginny, dándole un besito antes de sentarla a su lado. Inmediatamente ella colocó las piernas sobre el regazo de Harry y se acurrucó a su lado. No habÃan compartido demasiado contacto para su gusto y ahora que ya lo habÃa regañado, definitivamente que era tiempo para arrumacos.
Harry colocó un brazo sobre ella, y le dio un apretoncito, obviamente sintiendo lo mismo.
— ¿Cómo te sientes, Sev? — preguntó Harry al profesor.
— Mucho mejor. Tú vas a estar cansado por el resto del dÃa.
— TodavÃa te ves todo baldado. — dijo Harry riendo. — La luz del sol no mata, sabes.
Severus hizo una mueca. Ginny tuvo que esconder una sonrisa cuando miró las caras asombradas de Ron y Hermione. Aparentemente la idea de Snape y Harry repartiendo bromitas estaba fuera de su compresión. Ella no le habÃa contado a nadie lo que habÃa pasado y no era su historia para contar. Pero si habÃa algo que harÃa a Harry y a Snape acercarse, era el compartir un ataque con Voldemort.
— ¿Mañana descubriremos eso, verdad? — dijo Snape con una risita.
— ¿Cómo fue? — preguntó Harry.
— Pues sÃ. — dijo Snape. — La General Weasley, la que está sentada en tu regazo, decidió que mañana vas a tener el dÃa libre y ordenó a toda la escuela a ayudar o enfrentar su ira. Fue un discurso verdaderamente emotivo.
— ¿Ginny? — preguntó Harry.
La joven sintió ruborizarse furiosamente. — No los amenacé. — protestó ella.
— No con esas palabras, Ginny. — dijo McGonagall con una ligera sonrisa. — Pero sà les dejaste bien claro que te enojarÃas si algo salÃa mal.
Ginny se encogió de hombros y se volteó hacia Harry. — Solo querÃa asegurarme que descansaras y te divirtieras mañana. Vamos a tener un picnic, unos cuantos juegos y una barbacoa al final del dÃa.
— ¿Una parrillada? — preguntó Sirius. — ¿Estamos invitados?
— Claro que sÃ.
— ¡Wopa! — chilló Sirius. — Ahà voy, carne a la parrilla. ¡Que venga el fuego!
— Cocina la tuya, Canuto. — dijo Harry riendo. — Yo prefiero que la mÃa la cocine alguien que sepa cocinar.
— Me insultas. — refunfuñó Sirius.
— ¿Por qué? — preguntó Lunático. — Tú eres la única persona que conozco que deja quemar el agua.
— ¡Hey! — protestó Sirius. — ¿Qué es esto, el dÃa de fastidiarme?
— PodrÃa ser. — dijo Snape. — Pero por más divertido que sea eso, creo que deberÃamos contestar las preguntas de Harry primero.
— Gracias. — dijo Harry secamente. — ¿Okey, que está pasando con Voldemort?
Dumbledore contestó. — Parece que te las arreglaste para rebotar el maleficio Avada hacia él, y ahora está sufriendo mas que tú.
— Muy bien. — dijo Harry alegremente. — Asà que podemos esperar algo de quietud.
— Yo dirÃa que sÃ. — dijo Dumbledore. — Los mortÃfagos no saben lo que pasó, asà que estarán quitecitos hasta que les digan que hacer.
— ¿Entonces, hoy es viernes? — preguntó Harry.
— SÃ. — dijo Hermione. — Estuviste noqueado por dos dÃas y medio.
— Hey. — dijo Harry con una risita. — No está mal, considerando mi record. ¿Qué pasó con el ED?
— Yo y Hermione... — empezó Ron.
— Hermione y yo. — corrigió Hermione.
— ¿Importa? — preguntó Ron.
— SÃ. — dijo Hermione con firmeza.
— Muy bien. — suspiró Ron. — Hermione y yo hemos estado a cargo, junto con Blaise, Susan, Lavender, Luna y Padma. Seguimos tus notas y practicamos el escudo un poco más.
— Excelente. — dijo Harry. — ¿Ahora, alguien mas puede decirme que mas pasó mientras estuve noqueado?
Ginny se acomodó plácidamente, escuchando con una oreja lo que los otros hablaban y con la otra el corazón de Harry.
Harry escuchó lo que habÃa pasado mientras estaba noqueado, haciendo preguntas y todo eso, pero estaba más preocupado por Ginny.
El sentimiento de desolación que ella sintió lo habÃa dejado helado. Era algo que nunca habÃa experimentado y no querÃa que ella pasara por eso otra vez. Ella lo amaba. Más que cualquier otra cosa, ella lo amaba. Lo hacÃa sentirse humilde porque por fin tenÃa lo que mas deseaba. Ella era alguien que lo ponÃa a él primero y lo querÃa de la misma forma que él la querÃa a ella.
Y él sà que la amaba. Y el picnic de mañana era el momento perfecto para él darle el primero de los tres anillos a ella.
Harry miró su reloj cuando la gente dejó de hablar y vio que era casi la hora de almorzar. — Okey. — dijo él mirando alrededor. — Me voy a robar a Ginny por el resto de la tarde. Necesito investigar como les va a Fred, George y Abe. Creo que tenemos que empujar lo del lanzamiento lo más pronto posible para darle a Lucius donde le duela mientras Voldemort está fuera de comisión. Eso le debe hacer sentirse inseguro sobre qué hacer en caso de que haga algo que Voldemort no le guste.
— Buena idea. — dijo Dumbledore.
— Canuto, toma la tarde libre también. No quiero que te metas en lÃos antes de mañana. La búsqueda por la base de Voldemort puede esperar.
— ¿Molly, tiene algo planeado para esta tarde?
— Nada en absoluto. — contestó la aludida.
— ¿Ginny, a quien tienes trabajando para la comida de mañana?
— Lavender y Parvati. — respondió Ginny al instante.
— ¿PodrÃa usted trabajar con ellas? Creo que las dos agradecerÃan el consejo de una experta.
— Me encantarÃa, Harry.
Harry cerró los ojos y convocó su billetera en silencio. Cuando apareció en su mano, se la pasó gentilmente a la mamá de su novia. — Compre lo que haga falta. Si vamos a tener fiesta, mas vale que sea una buena.
— ¿Hermione, Ron? A ustedes les tengo un trabajito más difÃcil.
— ¿Qué cosa? — preguntó Hermione.
— Quiero que vayan con Remus a la biblioteca.
— ¿Para que? — preguntó Remus.
Harry respiró profundo. — Estuve pensando mientras me duchaba. — el joven pausó por un segundo y decidió ver a cuantos adultos les podÃa tomar el pelo. — Y debà haber estado cansado porque no estaba pensando en Ginny. — Harry pausó y se echó a reÃr. Ginny estaba colorada, Snape se veÃa divertido, Sirius estaba gagueando, Molly y Arthur estaban con esta mirada de que lo que acaban de escuchar era demasiada información. Minerva y Albus estaban riendo levemente, y Ron y Hermione se veÃan como si supieran que Harry estaba bromeando. TendrÃa que tratar más fuerte la próxima vez. — Y por alguna razón. — continuó. — Estaba pensando en la vez aquella que estuve aquà en el hospital cuando Lockhart me removió los huesos del brazo.
— ¿Y que más? — preguntó Remus suavemente.
— Bien. ¿Todos sabemos que él era un completo fraude, verdad?
— Erm, no todos lo sabÃamos, Harry. — dijo Sirius secamente.
— Oh, bueno, lo era. Pero eso no es lo importante ahora. Lo que él hizo fue, viajaba por el mundo, conocÃa gente, y sus historias, y las escribÃa clamando que él habÃa hecho esas cosas.
— Ajá. — dijo Sirius asintiendo.
— Bueno, una vez nos contó una historia, en la clase de Defensa, de cuando estuvo por Australia.
Hermione miró sorprendida a Harry. — ¿Cómo me olvidé de eso? — preguntó bufando.
— No era tan importante en ese momento, Hermione. — dijo Harry encogiéndose de hombros.
— Pero me memoricé todos sus libros. — dijo ella. — Incluyendo Extraviado con Hombres Lobos… debà haber recordado.
— No debes culparte, Hermione. — dijo Harry con firmeza.
— Quien quiere apostar. — la voz de Sirius los interrumpió.
— Cara. — dijo Snape, mientras un galeón volaba por el aire.
— Cara es. — suspiró Sirius. — Todo tuyo.
— Muchas gracias. — dijo Snape con una risita. — Ya que gané, me toca la hacer la pregunta. ¿De que rayos hablan ustedes dos?
Harry se ruborizó mientras Ginny se reÃa a su lado. — Hermione, probablemente tú puedas citarlo mejor que yo.
Ella sintió. — Lockhart estaba hablando en clase con Harry al frente y dijo, "Yo me le eché encima, asà - y lo estrellé contra el piso - entonces con una mano me las arreglé para aguantarlo - y con la otra, le puse mi varita contra la garganta. Saqué lo que me quedaba de energÃa y le lancé un inmensamente complejo Encanto Homorphus y él dejó salir un maullido de angustia. Venga, Harry, más alto que eso - muy bien. La piel se le esfumó, los colmillos se achicaron y él se volvió hombre otra vez. Simple pero efectivo. Y otra aldea me recordará para siempre como el héroe que les removió el terror de ataques de hombre lobos mensuales."
— Tú a veces asustas. — dijo Ron sonriendo. — ¡Hasta la voz imitaste!
— Asà es como en parte recuerdo las cosas. — explicó Hermione. — Me fui de vuelta a donde estuve en ese momento.
— Pues bien. — Harry continuó, mirando la cara incrédula de Remus. — Nadie le hizo caso porque era Lockhart quien lo dijo. ¿Pero, que tal si en realidad habÃa un hombre lobo en Wagga Wagga? ¿Qué tal si alguien se las arregló para encontrar una cura?
— Pero… — Empezó Remus.
— Vale la pena investigar, Remus, mi viejo. — dijo Sirius alegremente. — De hecho, hasta me voy con ustedes a investigar.
Harry chilló. — ¡Ayy! — y se desvaneció con Ginny. — ¿Ya es seguro salir? — preguntó de debajo de la cama. PodÃa sentir a Ginny riéndose a su lado.
— ¿Err, donde te metiste? — preguntó Ron.
— Debajo de la cama. — respondió Harry. — Canuto queriendo ir a estudiar es uno de las señas de que el Apocalipsis se avecina.
Harry se Apareció de vuelta a la cama y sonrió cuando vio que todos, menos Sirius, estaban riendo a carcajadas.
— ¡Hey! — protestó Sirius.
— Okey. — dijo Snape mirando a su reloj. — Yo tengo una clase que enseñar. Los veré mas tarde.
— Y yo también. — dijo McGonagall, poniéndose de pie. — Es bueno verte despierto otra vez, Harry.
— Yo tengo que regresarme al trabajo. — dijo Arthur alegremente. — Te veré mas tarde querida. — dijo a su esposa y salió del lugar.
— Yo iré a ver que han hecho las chicas con lo de la comida. — anunció Molly. — Debe de ser divertido.
— No se preocupen por la bebida. — dijo Harry. — Veré si Fred y George pueden traer bastante cerveza de mantequilla para la escuela, si tienen la capacidad. Si no, compramos bastante de la vieja.
— Okey. — dijo Molly asintiendo. — Compórtate esta tarde. — le dijo a Ginny.
— Lo haré. — dijo Ginny calmadamente.
— Y nosotros nos vamos para la biblioteca. — dijo Hermione, llevándose a Ron, Remus y Sirius con ella, dejando a Harry, Ginny y Dumbledore a solas.
— Hablé con Severus. — dijo Dumbledore lentamente.
— Y yo ya tuve una charla muy efectiva con Harry. — interrumpió Ginny.
— Ahh. — dijo Albus y asintió lentamente. — En ese caso, le das mis saludos a sus hermanos y al mÃo.
— Lo haremos. — sonrió Harry y se Apareció junto con Ginny en su cama en la torre de Gryffindor.
— Tengo que cambiarme de ropa. — dijo él. — Y a lo mejor tomar una siestecita.
— Vaya, Sr. Potter. — dijo Ginny con una sonrisa. — ¿Está tratando de que me acueste con usted?
Harry asintió con ganas. Si no fuera porque estaba tan cansado, tratarÃa la parte de estar sin ropa también. — Por favor. — pidió.
— Bueno. — dijo Ginny, quitándose los zapatos y la falda, dejándose puesta una larga camisa blanca. — Que no se diga que yo no hago nada por ti. — dijo ella mientras se escurrÃa debajo de las cobijas con él.
— Gracias. — él sonrió y le dio un beso largo. — Te amo. — le dijo suavemente.
— Lo se, mi amor. — murmuró ella. — Duerme ahora, aquà estoy. Siempre estaré aquÃ.
De: Filius
Para: Los otros jefes de casas
Asunto: Un milagro
Estaba corrigiendo las tareas de mis estudiantes de sexto año durante el almuerzo y me encontré con un ensayo peculiar.
Estaba muy bien escrito, una E definitiva. Y estaba hecha en la letra del estudiante.
El único problema es que yo nunca le di esta tarea a este estudiante en particular. Y él ha estado inconsciente durante todo este tiempo.
Ahora, o los poderes de Harry han crecido tanto que puede escribir ensayos mientras está inconsciente o algo extraño está pasando.
F
De: Sev
Para: El comandante Albus y sus manos derechas
Asunto: Re: Un milagro
Debo confesar que yo noté algo similar. La tarea de Harry está aquÃ, bien hecha, bien escrita y es material E.
Desafortunadamente, la Srta. Granger es muy lista para su propio bien. Ella puede haber copiado la letra de Harry, y muchas de sus frases, pero no fue capaz de atontarlo lo suficiente.
Harry nunca ha escrito "a quien" en todo el tiempo que le he enseñado. Y tampoco ha usado la palabra "ininteligible" cuando "confundido" trabajarÃa de igual forma.
Asà que, ¿Por qué está la Srta Granger haciendo la tarea de Harry que no se ha asignado todavÃa?
Sev — Curioso
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Trabajando por la derrota del Gran Cretino desde hace Quince Años
De: Mujer mano derecha
Para: El resto
Asunto: Re[2]: Un milagro
Yo también lo recibà — tarea perfecta. Es una falsificación excepcionalmente buena, y si le hubiese asignado la tarea a Harry le darÃa puntos por el esfuerzo.
¿Creen que le deberÃamos preguntarle a la Srta Granger?
Min — Igual de curiosa
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prrr
De: Comandante Albus
Para: segundos al mando
Asunto: Re[3]: Un milagro
Conociendo a la Srta Granger como la conozco, pienso yo que ella está simplemente asegurándose de que Harry termine la escuela a tiempo y con buenas notas. Todos sabemos que él tiene cosas más importantes en su mente, como el mantener a todo el mundo vivo. Y como no le dijimos, ni a la Srta Granger, de que no le Ãbamos asignar tarea, ella debe de estar haciéndolas por él para asegurarse de que sus calificaciones no sufran.
Encuentro admirable y otro ejemplo de la lealtad que Harry genera en aquellos alrededor suyo.
Voy a tener una conversación calmada con ella sobre el asunto y si estoy correcto sobre sus motivos, entonces les sugiero a ustedes que acepten las tareas como si Harry la hubiese entregado y que ajusten las calificaciones según sea el caso.
Claro está, estoy seguro que una vez Harry derrote a Voldemort, él volverá a sus estudios de forma normal.
Albus
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Jefe de Magos del Wizengamot y Gran Hechicero de la Confederación Internacional de Magos
De: Brote de la derecha (2)
Para: Izquierdos
Asunto: Re[4]: Un milagro
Bueno, en ese caso espero con ansias el recibir más tareas excelentes de parte de 'Harry’.
¿Sev, como siguen las apuestas?
Pommie
De: General guardador del libro de apuestas
Para: Los-casi-casi-ricos-profes
Asunto: Apuestas
Buenas noticias, tengo apuestas de cuatro a uno de uno de los sindicatos de los duendes.
Y yo no me preocuparÃa de que nos hagan trampa. Seré más amable hoy en dÃa, pero mis veinte y tantos años de práctica de ser un antipático no están ahà por nada.
Casi me creo que él pagarÃa aún si Harry perdiera.
Sev — silbando inocentemente
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Trabajando por la derrota del Gran Cretino desde hace Quince Años
De: Director General
Para: Coroneles superiores
Asunto: Re: Apuestas
Severus, deberÃa castigarte por amenazar a un duende, pero como estoy en las apuesta, no lo haré.
¿Has estado practicando?
Albus
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Jefe de Magos del Wizengamot y Gran Hechicero de la Confederación Internacional de Magos
De: Snape
Para: Minnie y Rolanda
Asunto: Ayuda
¿Les podrÃa pedir un favor? Albus me acaba de recordar que necesito algo de práctica, asà que ¿podrÃan reunirse conmigo para una práctica o dos?
Gracias,
Sev
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Trabajando por la derrota del Gran Cretino desde hace Quince Años
De: Buscadora Min
Para: Buscador Sev
Cc: Guardarora Rollie
Asunto: Re: Ayuda
Normalmente no… pero como hay dinero envuelto, cuenta conmigo. TodavÃa me acuerdo de un truco o dos de aquellos tiempos que hasta el dÃa de hoy no se han visto.
Min
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prrr
De: Sev Agradecido
Para: Minnie
Asunto: Re[2]: Ayuda
No eres tan vieja, querida Minnie, ciertamente no lo aparentas
Severus
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Trabajando por la derrota del Gran Cretino desde hace Quince Años
De: Una ruborizada Min
Para: Encantador de serpientes
Asunto: Re[3]: Ayuda
Eres un encanto, pero de todos modos, todavÃa recuerdo cuando YO te enseñé Transformaciones.
Min
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prrr prrr
De: El que no encanta a los gatos
Para: La gata
Asunto: Re[4]: Ayuda
Pero los añitos los llevas tan bien…
¿Puedo pasar por tu oficina más tarde? Necesito algo de consejos del corazón.
Sev
--
Trabajando por la derrota del Gran Cretino desde hace Quince Años
De: Ahà se fue otra de mis vidas
Para: El mata-gatos
Asunto: Re[5]: Ayuda
Creo que por poco me atraganto cuando leà ese último mensaje. Me sentirÃa mal si no fuera porque estoy bien curiosa.
Ven como a las nueve. Te tendré una bebida lista.
M.
--
prrr
De: Harry
Para: Sev
Asunto: Plantas Venenosas
Agradezco la lección de botánica. Entiendo ahora como las pociones son más útiles con un chin de veneno.
Me gustarÃa una demostración, frente a frente, como quien dice, el domingo.
Harry.
--
Audaces fortuna juvat
De: Profesor Snape
Para: Harry Potter
Asunto: Re: Plantas Venenosas
¿Estás SEGURO que no eres un Slytherin?
Arreglaré para una demostración, y dale mis disculpas a la Srta Weasley, pero esto debe ser una sesión a solas.
S.
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Trabajando por la derrota del Gran Cretino desde hace Quince Años
De: HJP
Para: SS
Asunto: Re[2]: Plantas Venenosas
Accedà a contarle después a Gin todo lo que aprenda, y ella está conforme con eso.
Me deja saber a que hora.
Oh, deberÃa hablar con Sirius… él tiene una cura bien efectiva para las resacas. Si los dos ponen esas mentes a trabajar, quien quita si la logran mejorar. CMOdBeH te comprarÃa la receta de ustedes y venderla junto a la cerveza de mantequilla para la perfecta salida nocturna.
Asà los dos ganarÃan mucho dinero con eso.
Harry
--
Audaces fortuna juvat
De: Sev
Para: Sirius
Asunto: Sociedad
Parece que Harry no está contento con que nosotros nos llevemos bien; ahora decidió que deberÃamos trabajar juntos.
Me dice el chico que tienes una cura para las resacas que podrÃa mejorarse un poco. Él sugirió que trabajáramos juntos y luego venderle la licencia a Harry para producirla.
¿Qué crees?
Sev.
--
Trabajando por la derrota del Gran Cretino desde hace Quince Años
De: Pensativo
Para: Provocador
Asunto: Re: Sociedad
¿Ya saliste de clases? Estoy tan atrás en esto de investigar que estoy pensando en convertirme en Canuto para al menos ser útil y calentarles los pies.
Si ya saliste, paso por allá y discutimos esto en persona.
¿Alguna vez pensaste que terminarÃamos de amigos y que pasarÃamos el tiempo detrás de un chico de dieciséis años que tiene siempre problemas buscando pasar tiempo con su novia?
Sirius
--
ladrando pensativamente
De: Pobre Profesor
Para: La persona que puede cambiar eso
Asunto: Re[2]: Sociedad
En realidad, podremos hablar de eso cuando llegues acá. Aunque no voy a romper la confianza de Harry (estuve dentro de su mente) tenemos que ver como nos las arreglamos para facilitarles algo de tiempo a solas.
Ven para el sótano cuando puedas, está cerca de la sala común de Slytherin.
Sev
--
Trabajando por la derrota del Gran Cretino desde hace Quince Años
— Ponte esto. — dijo Ginny, colocando una camisa negra en la cama.
— Okey. — sonrió Harry. — Es un poco desconcertante despertarte y darte cuenta que te perdiste la mitad de la semana.
— Apuesto que sÃ. — sonrió Ginny mientras se sentaba en el borde de la cama. — ¿Cuál es el plan de esta tarde?
— Vamos a ir a ver a Fred, George y Abe primero. Luego iremos a ver a los duendes y actualizarlos en lo que está pasando. Luego iremos al Ministerio a ver como les va a Percy y a Kingsley.
Ginny sonrió suavemente. — Esa es una tarde ocupada. — dijo ella. — ¿Pero donde está la hora de beso-Ginny en todo eso?
Harry pausó en abotonarse la camina y la miró seriamente. — Estoy esperando tener la suficiente energÃa al final del dÃa, y si la tengo, iremos a pasear en bote hasta el medio del lago para estar a solas.
Ella le sonrió de forma radiante. — Maravilloso. — dijo aplaudiendo. — Vamos pues. Y no te preocupes sobre tener la energÃa. La tendrás.
Harry asintió. — ¿Me veo bien?
— Te ves como si hubieses luchado por tu vida, y que deberÃas estar descansando, pero eres muy responsable para hacer eso.
La sonrisa de Harry era torcida. — Asà es como me siento. Pero te prometo que mañana soy todo tuyo. — dijo alargando los brazos. — Vamos.
Ginny sonrió y se movió hacia los brazos de él, abrazándolo fuertemente. Un segundo mas tarde, los dos habÃan Aparecido en un almacén gigante.
Una inmensa rueda estaba dando vueltas en una esquina, un lÃquido marrón bajando en forma de cascada en lo que parecÃa un riachuelo profundo. Alrededor de riachuelo, botellas multicolores estaban burbujeando alegremente, ocasionalmente eructando burbujas reverberantes.
— Bienvenidos. — exclamó Aberforth, saludando feliz. — A la fábrica de Cerveza de Mantequilla Original de Abe el Honesto.
— Se ve fantástico. — dijo Ginny, mirando alrededor.
— Lo es. — dijo Abe. — Vengan, y echen un vistazo. — él los llevó a una esquina, donde lo que parecÃan un par de brazos gigantes estaban moviéndose a un ritmo estable. — Esto es el Burbujeo. — dijo con orgullo. — Es lo que le da a la cerveza su espuma. Parte muy importante del negocio.
— Esto. — continuó él apuntando a la rueda. — Es la mezcladora. Lo que hace es mezclar agua y la primera parte de mi fórmula. La altura está puesta de forma perfecta. Intentamos usar una batidora gigante, pero no era tan dramático. Cada una de esas burbujas de cristal está añadiendo mas ingredientes a la mezcla, incluyendo los preservativos.
Abe dio un bailecito hasta donde el riachuelo de cerveza parecÃa desafiar la gravedad y flotar en una tuberÃa enorme. — De aquà va a la planta embotelladora. — explicó alegremente.
— Este lugar parece un parque de diversiones muggle. — dijo Harry.
— Exacto. — dijo Abe abriendo los brazos. — Vamos a abrir una sucursal de Sortilegios Weasley aquà y cobrarles a las familias mágicas por un tour. Vamos a tener un área experimental donde los chiquillos puedan jugar con los últimos inventos de los gemelos, sin cargos, dándonos una invaluable investigación de mercadeo y sujetos de prueba de forma gratuita.
— Y luego vamos a añadir un campo de Quidditch para que la gente pueda pretender que son VÃktor Krum u Oliver Wood.
Harry se rio suavemente y colocó el brazo alrededor de Ginny. — ¿Necesitan dinero para hacer todo eso?
— Debemos de tener suficiente con lo que ya invertiste. — dijo Abe, de repente serio.
Harry se encogió de hombros. — Es solo dinero, Abe, y me gusta ver a mis amigos felices.
— Ese no es el punto, Harry. — replicó seriamente Abe. — El punto es divertirnos haciendo algo que nos gusta. He vivido una existencia tranquila por muchos años. Con solo Michael y yo. Esto. — dijo, agitando la mano alrededor. — Es lo mas divertido que he hecho desde la vez aquella que Albus y yo cruzamos el Mediterráneo en un crucero con la monjas de La Madre de todos los Santos.
— Un dÃa de estos — dijo Harry lentamente. — Vamos a sentarnos y me vas a contar todas tus historias.
— Y a mà también. — dijo Ginny con firmeza.
— Debes de saber, Harry. — dijo Abe con una risita. — Que a los viejos nos encanta hablar.
— Y a nosotros nos encanta escuchar. De todos modos, ¿Dónde están Fred y George? Quiero hablar con ellos sobre lo que está pasando aquÃ.
— Por aquÃ. — dijo Abe, abriendo una puerta hacia el área de embotellamiento.
Adentro habÃa otra plétora de avisos y olores. La cerveza de mantequilla que habÃa pasado por la tuberÃa del otro lado, todavÃa estaba desafiando la gravedad, mientras corrÃa por el techo hacia una tuberÃa al revés antes de entrar a un cernedor enorme. La cerveza entonces se dividÃa en treinta o cuarenta vÃas diferentes y fluÃa dentro de una serie de conductos, cada cual terminando en una lÃnea de botellas.
Una contracepción que funcionaba con vapor controlaba el flujo, deteniéndose cuando nuevas botellas eran colocadas en su lugar. Cuando las botellas estaban llenas, estas se movÃan a otra maquina donde dos manos en forma de esqueleto les ponÃan la tapa y la etiqueta.
— ¿Eso no que es algo ineficiente? — preguntó riéndose Harry.
— Un poco. — dijo Fred, apareciendo de la nada. TenÃa puesto un mameluco azul. — Pero esto es solo para las botellas. La distribución al por mayor se hace abajo y allá tenemos el cuádruplo del volumen que tenemos aquÃ.
— ¿Cómo van con el volumen?
— Estamos a producción total, y listos para el lanzamiento el lunes.
— ¿Les sobra lo suficiente para repartirla a los estudiantes de Hogwarts mañana?
George bajó del techo, colgando de una soga patas arriba. Estaba vistiendo un mameluco naranja brillante. - ¿Nos vas a entrar a Hogwarts? — preguntó George con una amplia sonrisa.
Harry asintió.
George dio una voltereta hacia el suelo y dio un bailecito. — ¡Tan pronto prueben esto, estarán adictos y le dirán a sus padres! ¡Perfecto!
— Pueden agradecer a su hermana. Es su idea y ella es la que está organizando la fiesta.
— Y sÃ. — dijo Ginny instantáneamente. — Los tres están invitados. Es mañana a las diez en punto.
— ¿Qué dices, Abe? — preguntó Fred. - ¿Crees que puedas tomar un dÃa para ir a socializar y enseñar lo que tenemos?
— Creo que sÃ. — dijo Abe alegremente. — Esta cosa ya corre por sà sola.
— Bueno. — sonrió Harry. — Sobre eso. Les tengo otro reto.
— ¿Otro? — preguntó George. — TodavÃa no terminamos con este.
— Shh, George. — dijo Fred consolando. — Estoy seguro que nos traerá mucho dinero. ¿Verdad que sÃ, Harry?
Harry echó un pasito para atrás para no estar ya al lado de Ginny. — Tengo a Snape y a Sirius trabajando juntos en una cura para las resacas. Ya yo la traté y se que funciona. De esta forma, la gente puede beber todo lo que quiera y luego tomar la cura y estar bien para trabajar al dÃa siguiente.
Fred y George se miraron uno al otro antes de lanzarse contra Harry, el cual se echó calmadamente para el lado.
Mientras Fred y George volaban por los aires, Abe brincó y cayó encima de Harry.
— ¿No pensaste que te saldrÃas con la tuya con esa de nuevo, eh? — demandó Fred con una enorme sonrisa.
Harry gruñó y tiró a Abe para el suelo, un poco asombrado de lo fuerte que era el anciano — Lo esperaba. — gruñó. — De todos modos, voy a ir a ver a Amelia Bones para ver si aumenta el castigo para los borrachos y los que arman lÃos. No habrá excusa para todo eso cuando se pueden curar la resaca de forma rápida. De esa forma no arriesgamos el que alguien se vuelva loco bebiendo.
— Y podemos reclamar que uno sea socialmente responsable. — dijo Fred en acuerdo.
— ¿Socialmente responsables? ¿Nosotros? — preguntó George, antes de caer al piso riendo histéricamente.
Ginny sonrió y sacudió la cabeza lentamente. — Si no fuera por que estoy relacionada con ustedes dos, los negaba desde hacÃa tiempo.
— No lo harÃas. — dijo Fred, respirando fuerte después de tanta risa. — Siempre has sido nuestra hermana favorita.
— Soy su única hermana.
— Irrelevante. — dijo George con desdén. — El punto es, nos amas porque somos guapos.
— Seguro. — dijo Harry secamente. — No para volver sobre lo mismo, pero ¿como están los abogados con las notificaciones de cese y desista?
— Están listas.
— Estaba pensando. — dijo Harry lentamente.
— Rápido, alguien que busque algo de oxÃgeno. — dijo Abe. — Cuando empieza a pensar hay que estar preparado.
Harry le espetó una mirada de pocos amigos. — ¿No serÃa mas efectivo que los abogados fueran acompañados de algunos duendes armados, como guardias? Eso enviarÃa el mensaje de que no estamos jugando.
— ¿Cómo vas a arreglar eso? — demandó Fred.
— Déjenmelo a mÃ. — sonrió Harry. — Los tendré aquà el lunes. - él se volteó hacia Ginny de forma de disculpa. — Me va a tomar un poco mas de tiempo en el banco del que pensé.
Ginny sonrió y rodó los ojos. — No te olvides de la hora beso-Ginny.
— ¿Problemas en el paraÃso? — preguntó George, con los ojos encendidos divertidos.
— Solo que Harry tiene problemas con su tiempo libre, del cual no tiene nada. Organizar la derrota de Voldemort le toma mucho tiempo. — dijo con un mohÃn.
— Te prometo que mañana soy todo tuyo. — dijo Harry suavemente. — Y esta noche.
— Lo se. — dijo ella, parándose en la punta de los pies para besarlo en la mejilla.
— Se me olvidó eso. — dijo Fred, negando con la cabeza. — Siempre se me olvida que todavÃa estás en la escuela, y organizando todo este lÃo a la vez. Pareces siempre estar en todos lados cuando se te necesita.
— No soy infalible. — dijo Harry encogiéndose de hombros. — Solo estoy tratando en lo mejor posible que aquellos a quienes quiero estén contentos. — Harry miró su reloj. — Y más vale que nos vayamos. Tengo que hablar con Mackrack.
— Sà que te mueves en cÃrculos altos. — comentó Fred. — Pero porque nos asombramos; sabÃamos que estarÃas destinado para cosas grandes, especialmente después que salvaste a nuestra Ginny. Y nunca te hemos dicho esto. — dijo poniéndose serio de repente. — Pero te debemos más de lo que podemos pagarte. El que tú vinieras a nuestras vidas fue lo mejor que pudo haberle pasado a nuestra familia. Hasta persuadiste a Percy de que dejara de ser un pedazo de tonto.
— Seguro que sÃ. — continuó George. — Estaremos ahà contigo en donde sea.
Harry se ruborizó y miró para abajo, levemente de la enorme sonrisa que tenÃa Ginny. Ella se movió hacia al frente y besó a sus dos hermanos en la mejilla. — A ustedes los amo también. — dijo ella. — Con todo y lo incorregibles que son.
Fred y George sonrieron a la vez. — ¿Quieres un caramelo? — dijeron a la vez.
Ginny soltó una risotada y brincó a los brazos de Harry. — Sácame de aquÃ, rápido.
— Okey, los veremos mañana. — dijo Harry con una sonrisa y los Apareció a los dos en la entrada de Gringotts.
— Cuando entremos, no te sorprendas de lo que diga. — dijo Harry entrelazando un brazo con el de ella.
— ¿Oh? — preguntó ella.
Harry le sonrió. — Mackrack hace un buen té. — dijo cambiando el tema. — Me sorprendà mucho cuando lo conocà el lunes.
— ¿Qué le vas a preguntar?
Harry se echó una sonrisita. — Eso serÃa decirlo todo.
Ginny dio un brinquito frente a él y colocó los brazos alrededor del cuello de Harry. Ella se movió firmemente contra él, dándole besitos en la quijada. — Harry. — ronroneó.
Harry sintió sus brazos agarrarla de forma automática, abrazándola cerca. — Ginny. — gruñó.
— ¿Qué le vas a preguntar? — preguntó ella de nuevo, sus ojos grandes y claros, mirándolo con amor absoluto.
— Eres una bruja. — gruñó él. — ¿Cómo se supone que le hable ahora a Mackrack?
— Solo piensa en Umbridge con un bikini. — sugirió Ginny. — Y ahora que te abochorné lo suficiente, tienes a un duende esperando hacia la izquierda.
— Hola, Griphook. — dijo Harry. — Se que no tengo una cita, pero me preguntaba si podrÃa ver a Mackrack esta mañana.
Griphook se inclinó solemnemente. — Creo que se puede arreglar. — dijo. — Si me siguen por favor.
— Venga mi moza. — gruñó Harry. — Y no te creas que no me las va a pagar por esa mas tarde.
— No puedo esperar. — dijo ella riendo.
Los tres caminaron por el pasillo de estatuas hasta la lujosa oficina. — Mackrack, esta es Ginny, mi compañera. Ginny, este es Mackrack, manejador de Gringotts y el actual lÃder de los duendes. — dijo Harry presentándolos.
Mackrack se inclinó formalmente. Ginny hizo una reverencia y sonrió al duende. — Es un placer conocerlo. — dijo ella, caminando hacia el duende y ofreciéndole la mano.
Mackrack la tomó y luego miró a Harry. — Debà suponer que la compañera de Harry Potter no tendrÃa tampoco prejuicios.
Harry sonrió y colocó un brazo sobre los hombros de Ginny.
— Por favor, tomen asiento. — dijo Macrack, indicando un sofá en la esquina. — Mi escritorio es un poco formal a veces. ¿Les puedo ofrece algo de beber?
— Harry me dijo que usted hacÃa un té excelente. Eso serÃa maravilloso.
Mackrack enseñó los dientes y asintió. — Griphook. — llamó, tomando asiento en una silla enorme.
— Creo que deberÃa saber. — dijo Harry sentándose al lado de Ginny. — Que Voldemort y yo tuvimos una de nuestras peleas el martes. Me temo que Voldemort salió peor que yo.
— La cara de serpiente esa tiene esta manÃa de que le rebote el maleficio Avada. — añadió Ginny.
Mackrack sonrió lentamente. — Me alegra ver de que no está muerto.
— También yo. — dijo Harry riendo. — Pero ya basta de eso, vamos a hablar de cosas más importantes.
— ¿Qué es mas importante que Voldemort? — preguntó Mackrack.
— Dinero, por supuesto. — contestó Harry.
— Ahh, Harry, sabÃa que usted era especial. — dijo Mackrack riendo. — ¿Qué es lo que desea?
— Pues bien. — dijo Harry, respirando hondo. — Estaba pensando que los Mercenarios Duendes son legendarios, especialmente por su valentÃa. Si los fuera a contratar, no solo tendrÃan ellos algo que hacer y mantenerse en forma, pero también podrÃan disfrutar de una buena pelea. También les enseñarÃan al mundo mágico que tan lejos los duendes han llegado en los últimos siglos y la población se darÃa cuenta de la suerte que tienen de tener tan buenos banqueros.
Mackrack lo miró, sus ojos sin revelar nada. Él tomó la bandeja que Griphook trajo al lugar y les pasó a cada uno una taza de té. Harry tomó un sobro del suyo y sonrió conforme. — Excelente. — dijo exhalando.
— SÃ, es bueno. — dijo Ginny.
— Creo, Harry. — dijo Macrack mientras sorbÃa su té. — Que podré dejarle contratar nuestros mercenarios. Obviamente, tengo que cobrarle.
— ¿Cuánto? — preguntó Harry.
— Hmmm. — dijo Mackrack lentamente. — Ciento cincuenta soldados, comandantes y personal asociado, más equipo. Le tendrÃa que cobrar un galeón.
— Usted sà que es duro con los trueques. — dijo Harry asintiendo. — Sin querer meterme en sus tratos confidenciales, pero si, digamos, Lucius Malfoy viniera y preguntara por un servicio similar… — dijo él sin terminar.
— Le cobrarÃa el precio completo. — dijo Mackrack. — No puedo permitir que dos personas tengan el descuento; simplemente no se hace. Y juzgando por el estado de las finanzas de los Malfoy a él se le harÃa extremadamente difÃcil conseguir la suma.
— Más aún después del lunes. — dijo Harry riendo. — Una de mis compañÃas acaba de adquirir los derechos legales de marca registrada de la cerveza de mantequilla. El lunes, nuestros abogados van a visitar diferentes negocios y las fábricas principales, demandando el cese inmediato de la producción y venta de la cerveza de mantequilla bajo nombre actual.
— A la misma vez, les vamos a ofrecer el comprar toda la cerveza vieja, a precio reducido y ofrecerles venderles el producto nuevo, mejorado, bebido y endorsado por mà personalmente.
— Va a hacer una absorción completa. — dijo Mackrack calmadamente. — ¿Estás escribiendo esto Griphook?
— Sà señor. — dijo Griphook.
— Me gustarÃa contratar algunos guardias mañana para los abogados. Esto es negocio, no personal, asà que pagaré el precio completo.
Mackrack asintió firmemente. — Eso es lo que me gusta de usted, Sr. Potter. Sabe hasta donde llegar. Gustosamente les proveeremos con los guardias. ¿Quiere que le diga a los que visiten las fábricas que cualquier daño accidental a la propiedad no se verá con buenos ojos?
— Absolutamente. DÃgales que se les pagará con un bono. Se que los duendes detestan eso.
— De hecho. — dijo Mackrack. — Griphook. ¿El Sr. Malfoy tiene cuentas pendientes con nosotros?
— Algunas. — dijo Griphook. — No tengo la cifra exacta.
— Prepare los documentos para el cierre del lunes. Queremos asegurarnos de obtener nuestro dinero primero.
— ¿Eso no lo pondrá en aprietos con los morti-estúpidos?
— En lo absoluto. — Mackrack dijo enseñando los dientes. — Esto es estrictamente negocios, y ellos saben que los negocios son primero.
Harry termino su té y se relajó en su asiento. — Cuando todo esto se termine, me gustarÃa hablar con usted sobre mis bóvedas y manejarlas propiamente. Creo que me gustarÃa empezar una compañÃa de inversiones.
— Sr. Potter — dijo Mackrack con firmeza. — Si las cosa salen como esperamos que salgan, usted nunca tendrÃa que preocuparse por semejante cosa. Tenemos los mejores aquÃ.
— Eso no lo dudo. — dijo Harry sonriendo. — ¿Va a sacar el costo de mi bóveda para los guardias del lunes?
— Seguro que sÃ.
— ¿Terminaste ya, cariño? — le pregunto Harry a Ginny. Cuando ella asintió, el se puso de pie, dándole un apretón de manos a Mackrack. — Ha sido un placer. Me gustarÃa hacer esto de nuevo sin todas estas necedades.
Mackrack se inclinó, y mientras tomaba la mano de Ginny, le dio un beso en el dorso. — El placer ha sido mÃo, Harry. Usted y su compañera siempre serán bienvenidos.
— Gracias. Estaré en contacto con usted sobre lo de los mercenarios. A lo mejor querrán practicar un poco por si las moscas.
— Estarán listos, tiene mi palabra.
Harry se inclinó y tomó la mano de Ginny. — Fue agradable verlo también, Griphook. — deslizándose mientras abrazaba a Ginny, Harry los Desapareció del lugar.
Mackrack se quedó mirando el espacio por varios largos minutos. Luego se giró y presionó el botón sobre su escritorio, echando para atrás la pared, para poder llamar en conferencia a los jefes de las otras sucursales.
— ¿Mackrack? — el jefe de la sucursal egipcia preguntó. — Esto es inusual.
— Acabo de tener una reunión inusual. — dijo Mackrack, gruñendo suavemente.
— Seguro. — dijo el jefe de Egipto, levantando las manos. — No quise implicar nada.
— Acabo de tener al Sr. Potter aquà de visita junto con su compañera. Parece que Harry está siguiendo la costumbre de los duendes de encontrar a su compañera de por vida a temprana edad. Los dos parecen ser devotos uno al otro.
Una ola de aprobación corrió por las diferentes chimeneas.
— Y su compañera es igual de abierta que él. Accedà a contratarle nuestros mercenarios por la suma de un galeón, para que Harry se enfrente a Voldemort.
— ¡Un galeón! — el jefe de Egipto demandó. — ¿Está loco?
— Sr. Slitcsythe. — tronó Mackrack. — Va a recordar su lugar o lo remuevo de ahÃ.
— Pero se ha vuelto loco. — protestó.
— ¿Loco? — gruñó Mackrack. — ¿Cuanto piensa usted vale la confianza total de la población del mundo mágico? ¿Qué tanto vale la recomendación personal del héroe de ellos? ¿Cuánto vale la derrota de Voldemort? ¿Cuánto vale Harry solamente — el Harry que está organizando la toma total del negocio de la cerveza de mantequilla?
— Su problema, Slitscythe, es que es incapaz de ver más allá de su pequeña e insignificante nariz. — insultar la nariz de otro duende era el peor insulto posible. — Nos están dando la posibilidad de sobrepasar la desigualdad que sufrimos y todo lo que importa son unos mÃseros galeones.
Él pausó y miró hacia todas las chimeneas.
— Aprovecho y llamo aquà a votación para remover a Slitscyche como manejador general de Gringotts de Egipto.
— Secundada. — el jefe de la sucursal francesa dijo instantáneamente. — ¿A favor?
Una coro de "sÃ" corrió por el lugar.
— ¿En contra?
Solo hubo silencio. Debido a sus reglas, cualquiera que se enfrentaba a ser despedido de la junta no podÃa hablar en defensa propia. TenÃa que depender en otros para defenderlo. Desafortunadamente, esta vez nadie intercedió por su bienestar.
— Entonces estamos de acuerdo. — dijo Mackrack complacido. — Voy a enviar a Griphook inmediatamente para que se haga cargo por unos dÃas en lo que elegimos un reemplazo. — Mackrack presionó un botón y la cara de Slitcyche se desvaneció del fuego.
— Ya que salimos de esa. — dijo el jefe de la sucursal española alegremente. — ¿Mencionó usted una absorción?
— Oh, de hecho. — dijo Mackrack, mostrando los dientes. El duende explicó el plan rápidamente. — Harry no solo insistió en pagar por los guardias el lunes, pero también prometió el permitirnos manejar su enorme fortuna.
— Como usted dijo. — el jefe de la sucursal española señaló alegremente. — Vamos a ganar más que el precio de los mercenarios. Muy buen negocio.
— Harry entiende que cuando todos ganan, es mejor. Él confÃa en nosotros y nosotros devolveremos esa confianza.
— Sobre todo.
— Muy bien. — dijo Mackrack. — Ya que estamos todos aquÃ, vamos a discutir las ganancias del dÃa de hoy.
De: Draco
Para: Mamá
Asunto: Yo
No se si puedo escribir esto, pero se me sugirió que serÃa buena idea sacármelo del pecho.
Muchas cosas han pasado en estas últimas semanas. Algunas las debes de saber, estoy seguro que papá se habrá quejado bastante.
Para clarificar…
Soy gay.
Creo que siempre lo he sido.
He tratado mucho ser lo que Papá querÃa — una versión joven de él. He odiado lo que él odia, me he burlado de lo que él se burla y he alineado a medio mundo con la esperanza de que recibirÃa algo de parte suya. Una mirada, lo que sea.
¿Y sabes que? He fallado en todo eso. Lo que sea que haga, Potter ha sido mejor que yo y Papá nunca me ha perdonado por eso.
¿Y la cosa más tremenda? A Potter no le importa. A él no le importa lo que yo, o Papá haga, él solo quiere que le dejen en paz. Él va a salvar el mundo, y si se sale con la suya, se retirará de la vida pública para ser feliz.
Y ahà es donde puedo aprender de él. Él quiere ser feliz. No puedo recordar la última vez que estuve feliz. Aun cuando papá compró mi entrada al equipo de Quidditch, yo estaba muy asustado pensando que lo iba a defraudar.
Por mucho tiempo me he negado lo que soy. Quien soy.
No soy Lucius Malfoy hijo.
Soy Draco Malfoy, un chico que no va a negar más lo que ha tratado desesperadamente de negar.
Se que papá me va a abandonar por esto. Es una de las cosas de las que he tenido que hablar, y no se si pueda soportar ser pobre, pero imagino que no tengo mucha opción en el asunto, ¿verdad?
Yo te quiero, y verdaderamente espero, que por una vez, te enfrentes a papá, y que puedas mantenerme en contacto contigo. No te preocupes, no diré eso en persona. Se muy bien como detestas las declaraciones de afecto. Pero, considerando que estoy admitiendo que soy gay, decir que te quiero no está como quien dice en el mismo nivel.
Y antes de que lo pienses, no, no hay nada que puedas hacer para detenerme de ser gay, y no hay 'cura’ tampoco. No estoy sufriendo de una enfermedad aquÃ.
Espero que me escribas de vuelta, pero entenderé si no lo haces.
Draco Malfoy
De: Drac
Para: Ter
Asunto: Mamá
Le dije. No le he dicho a papá, ella lo puede hacer. De todos modos, él es un homo fóbico… encima de ser un supremacista y racista. De hecho, no creo que haya un 'ista’ que a papá no le guste.
D
De: Orgulloso
Para: Mi orgullo
Asunto: Re: Padres
Estoy orgulloso de ti, Drac.
Y ya sabes lo que dicen de los homo fóbicos.
"No soy homo fóbico, no tengo fobia del hogar"
Terry
De: D
Para: T
Asunto: Re[2]: Padres
Argggg
D.
Los dos se aparecieron en el Ministerio de Magia, cerca de la oficina de Percy. Ginny miró a Harry y suspiró suavemente. — ¿Estás seguro de que tienes que hacer esto ahora?
Él asintió, luciendo exhausto. — Tengo que saber que está pasando. Tengo que dar la impresión de que estoy en todos los sitios donde tengo que estar, como Fred y George dijeron. — él enderezó los hombros y forzó el cansancio para fuera.
Ella suspiró de nuevo y le dio un ligero abrazo. — No puedo esperar a que todo esto se acabe, y no tenga que compartirte con todo el mundo.
— ¿Tienes planes para mÃ? — preguntó él sonriendo.
— Planes que incluyen una cama, nada de ropa y muchos gruñidos. — dijo ella bromeando y riendo cuando lo vio ruborizándose.
Ella abrió la puerta de la oficina de Percy, y pausó cuando el sonido de griterÃa les llegó.
— ¡Va a detener esta investigación inmediatamente!
— ¡No lo haré! — respondió la voz de Percy.
— Si sabe lo que es bueno para usted y su familia…
Harry suspiró y se movió hacia la puerta, abriéndola de sopetón. — ¡Lucius! — llamó alegremente. — ¡Qué bueno verle de nuevo!
Malfoy lo miró e hizo una mueca. — ¡Potter!
— Muy bien. Reconocimiento instantáneo. Bien impresionante. ¿Asà que, me puede decir porque está fallando en intimidar a alguien aquÃ?
— Yo…
— Está fallando porque su apoyo en el ministerio está bien abajo. — dijo Percy formalmente. — Eso será todo, Lucius. Puede estar seguro que su intento de suprimir la verdad estará bien prominente en mi reporte.
Lucius juró por lo bajo.
Harry tomó un paso hacia el frente. ParecÃa que estaba planeando en partir a Lucius por la mitad. El hombre se echó para atrás hasta quedar contra la pared.
— Me enoja sobremanera cuando alguien amenaza a mi familia. — dijo Harry. Ginny sintió una corriente leve de electricidad pasar por ella cuando Harry dejó de controlar su magia, sorprendiéndose de sentirlo tan débil en ese momento. Aunque, obviamente Lucius no lo sentÃa de esa manera porque el hombre estaba mas blanco que un papel.
— Si yo fuera usted. — continuó Harry. — EstarÃa más preocupado de cosas que están pasando más cerca de su casa.
— ¿Qué quieres decir?
La sonrisa de Harry se tornó algo maquiavélica. — Ya verá, mi querido Lucius, ya verá.
Lucius miró alrededor, con una mueca desdeñosa, solo que el efecto no era efectivo gracias a la ligera mirada de temor en los ojos. — Me las pagarás.
— No, no lo haré. — dijo Harry. — ¿Cómo está Voldemort al momento?
Lucius abrió la boca, y la cerró antes de pasar como alma que lleva el diablo y salió del lugar.
Harry sonrió levemente, y luego colapsó en la silla que estaba frente al escritorio de Percy, cerrando los ojos.
Ginny sacudió la cabeza y caminó hacia Harry, arrodillándose al lado de la silla.
— ¿Estás bien? — preguntó un preocupado Percy.
— Un poco cansado. — suspiró Harry.
— Él ha estado poniéndose al dÃa hoy, correteando por todos lados. — explicó Ginny.
Percy asintió y se volteó abruptamente hacia la chimenea. Agarrando algo de polvo Flú, lo echó al fuego. — ¿Penélope?
— ¿SÃ, Percy?
— Se que es una imposición muy grande, pero ¿te molestarÃa tener invitados extra para la cena? Tengo a Ginny y a Harry aquÃ, y Harry parece que necesita una buena cena y los dos tenemos que hablar.
— Claro que sÃ. — dijo Penélope sonriendo. — Estaba preparando extra. Si quieres, vengan a casa ahora, y abriré una botella de vino para antes de la cena.
— Gracias. — Percy sonrió suavemente, lo que parecÃa fuera de lugar en su normalmente rostro restringido.
Percy se volteó hacia ellos. — Vengan, pues. — dijo antes de entrar en las llamas verdes. — Mientras mas pronto lleguemos a casa, más rápido ponemos a Harry a descansar.
— Percy. — llamó Harry, antes de que Percy se desapareciera. — Gracias.
— De nada. — dijo Percy.
— Los veremos allá. — dijo Harry. — Odio viajar por el Flú.
— Claro. — dijo Percy con una ligera sonrisa. El joven entró al fuego y se desvaneció.
— Vamos. — dijo Harry a Ginny.
Ella sonrió y se sentó sobre el regazo del muchacho, presionando la cara contra el cuello de él e inhalando profundamente.
Hubo un movimiento leve, antes de aterrizar en la sala de la casa de Percy y Penélope. Por un segundo, Ginny se sintió un poco desorientada. La sala era absolutamente perfecta, sin nada fuera de lugar. Era como abrir una página de la sección de mejoras al hogar del diario el Profeta.
— Vengan al estudio. — dijo Percy alegremente desde el otro cuarto. Se veÃa más relajado de lo que Ginny recordaba, y hasta se habÃa quitado sus túnicas del ministerio, la corbata y se habÃa desabotonado el primero botón de su camisa muggle.
El estudio le aseguró a Ginny que Percy era un Weasley. TenÃa dos sofás cómodos, una mesa detrás y un radio sonando en el alfeizar de la ventana.
— La sala es para cuando juego a la polÃtica. — dijo Percy encogiéndose de hombros. — Me gusta más la informalidad de aquÃ, pero no dejarÃa algunos de esos buitres estar cerca de donde vivo si tuviera esa opción.
Harry se sentó y estiró las piernas. — Esto es muy cómodo. — dijo gruñendo.
— Encantado de esa manera. — dijo Penélope con una sonrisa, trayendo cuatro copas de vino. — Estoy segura que existen muchas razones para no darles alcohol, pero te ves como si de veras necesitaras un trago, Harry.
Harry se rio suavemente. — Gracias. ¿Ginny, podrÃas ponerlos al dÃa por favor?
Ginny asintió. Ella sabÃa que Harry odiaba hablar sobre sà mismo, asà que estaba más que contenta en hacerlo. También le daba la oportunidad de asegurarse de que Harry no se atribuyera sus logros como debÃa.
Ginny terminó su recital con lo que habÃa con Fred y George, no muy segura si Harry querÃa que ella hablara sobre lo que habÃan hecho después.
— Luego fuimos a una reunión con Mackrack. — continuó Harry. — Arreglamos para que los mercenarios de los duendes se nos unan en la batalla final.
— Bueno. — dijo Percy lentamente, después de intercambiar una mirada con Penélope. — ¿Estás seguro que deberÃas haber hecho todo eso hoy? Te ves medio muerto.
— Es importante que la gente me vea alrededor. — suspiró Harry. — Es más bien algo psicológico. El Profeta imprimirá rumores de que me vieron por ahÃ, y Voldemort y los mortÃfagos los leerán y pensarán que estoy bien mientras Voldemort está todavÃa hecho un lÃo.
— Tienes instintos excelentes para la polÃtica, Harry. — dijo Percy.
Harry sonrió sardónicamente.
— Lo que me preocupa es lo baja que está su magia. — dijo Ginny, cambiando el tema de la polÃtica. Ella no estaba lista para que Harry supiera los planes de ella para él, todo eso podÃa esperar hasta después de que Voldemort estuviera pudriéndose en alguna parte.
— ¿Baja? — preguntó Percy.
— ¿No lo sentiste hace un rato? — preguntó Ginny, un poco sorprendida.
— ¿Eso fue bajo??
Ginny asintió con firmeza.
Percy se rió suavemente y sacudió la cabeza. — Estoy empezando a darme cuenta que no tenÃamos ninguna oportunidad en contra de ustedes. — admitió.
Al lado de ella, Ginny podÃa sentir a Harry relajarse y caer dormido, asà que ella alargó la mano y agarró el vaso de vino de la mano del joven.
— No lo tomen a mal. — dijo Ginny calladamente. — Él solo hace eso si se siente cómodo y seguro.
Penélope sonrió. — Entonces para mi es un cumplido de los grande. ¿Nos vamos a la cocina?
— Creo que es una buena idea. — dijo Percy. Poniéndose de pie, él sacó una sabana de la parte de atrás de la silla y cubrió a Harry con ella.
Ginny siguió a Percy a la cocina y fue hacia donde él y le dio un beso ligero en la mejilla. — Te quiero mucho. — dijo ella suavemente.
— Algo por lo que estoy muy agradecido. — dijo Percy solemnemente. — Pero suficiente de eso. ¿Cómo estás, Ginny?
Ginny fue hacia el mostrador y se sentó sobre el. — Cansada y asustada. — admitió suavemente. — Ha sido una semana increÃblemente larga. El no tener a Harry en mi mente fue peor que tener a Voldemort ahÃ.
— No lo dudo. — dijo Percy con cuidado. — ¿Pero, estas segura de que estás haciendo lo correcto, al estar a su lado?
— Esto es lo que siempre quise, toda mi vida. — dijo ella simplemente. — Nunca pensé que el precio serÃa tan alto, pero tampoco imaginé que las recompensas serÃan igual. Tuve la oportunidad, Percy, de irme por lo normal. Tuve esa oportunidad con Dean, me pude haber ido para el lado y salirme de la pelea. No serÃan tan asustadizo, pero sà aburrido y soso. No habÃa fuego. Harry me hace sentir como si la sangre estuviera a fuego y como si fuera el ser mas importante de este mundo.
— Con Dean, hubiese conocido a su mamá y padrastro y a su media hermana durante unas vacaciones. En un solo dÃa con Harry, he visto la nueva fábrica de cerveza de mantequilla, me presentaron como la compañera de Harry ante, nada más y nada menos que Mackrack, y ahora estoy pasando el rato con mi hermano durante horas de escuela, con el permiso de todos.
— Pero lo que necesito en realidad es tiempo a solas con Harry.
Percy se le quedó mirando, pensativo. — No por ignorar lo que acabas de decir, pero ¿Harry te presentó como su compañera?
— SÃ. — contestó Ginny. — ¿Por qué?
Percy sonrió lentamente. — Eso me hace sentir mejor. — admitió.
— ¿Por qué es eso, cariño? — preguntó Penélope desde la estufa.
— Porque los duendes se unen de por vida. Presentar a una fémina como su compañera, es tan efectivo como decir esta es mi prometida.
— ¿De veras? — preguntó Ginny, de repente sintiendo algo del miedo por Harry desvanecerse.
— Significa que él está haciendo planes a largo plazo para contigo. — explicó Percy.
— Significa que él piensa que puede derrotar a Voldemort. — dijo Ginny con alegrÃa. — Estaba preocupada que esta última semana le habÃa golpeado su confianza en sà mismo.
— Contratando mercenarios es una buena señal de eso. — dijo Percy. — Que lástima que Snape ya no sea espÃa.
Ginny tosió suavemente. — No puedo decirte nada. — dijo disculpándose. — Pero Harry sà tiene un espÃa dentro del cÃrculo privado, por favor no le digas a nadie.
— No lo haremos. — dijo Percy con firmeza. — Son buenas noticias. Él sà que ha avanzado en estas últimas semanas, ¿no?
— ¿No te ha puesto a pensar que fue gracias a ustedes? — preguntó Ginny con una sonrisa.
— ¿De veras? — preguntó Percy dudoso.
— Si no lo hubiesen acorralado como lo hicieron, él nunca hubiese descubierto que tiene la habilidad para liderar.
Percy soltó una risita y negó con la cabeza. — Creo que esa información me la guardo. — dijo. — Mi comportamiento no ha sido exactamente ejemplar, y aún si algo positivo salió de todo eso, no lo admitirÃa.
— ¿Hey, Perce, estás ahÃ? — una voz llamó desde la chimenea.
— ¿William? — preguntó Percy moviéndose hacia la chimenea.
— Es Bill. — gruño éste.
— Y yo soy Percy. — dijo Percy, antes de quedarse callado. Ginny escondió una risita.
— Muy bien, Percy. — dijo Bill. — ¿Has visto a Harry y a Ginny? Albus dijo que estaban correteando por todos lados.
Percy miró a Ginny, y ésta asintió.
— Están aquÃ. — respondió Percy.
— ¿Puedo ir allá? — preguntó Bill.
— Claro. — dijo Percy echándose para atrás.
El mayor de los Weasley llegó a través de la chimenea segundos más tarde, sacudiéndose casualmente las cenizas. — Hey Enana. — saludó alegremente. — ¿Dónde está Harry?
— Durmiendo una siesta. — Ginny dijo alargando los brazos para un abrazo.
Bill se movió y la agarró, levantándola del mostrador y dándole vueltas antes de abrazarla fuertemente. Él la bajó y sonrió.
— Bueno. —dijo alegremente. — ¿Alguno de ustedes tiene alguna idea el porque mi jefe en Gringotts de repente fue reemplazado, y el nuevo tipo, un duende que creo que se llama Griptook, está a hora a cargo?
— ¿Griphook? — corrigió Ginny. — Tuvimos una reunión con él y Mackrack más temprano.
— Pensaba que Harry tenÃa algo que ver con esto. — dijo Bill. — Me han encargado, oficialmente, para secundar a Harry en lo que dura la crisis, a paga completa, y también Fleur. Ella está empacando en casa ahora mismo.
— Eso es maravilloso. — dijo Percy. — Será bueno tenerlos aquà más tiempo.
Bill pausó y miró a Percy. Luego a Penélope. — Penélope. — dijo lentamente. — No se lo que hiciste, pero funcionó.
Penélope rio suavemente. — Harry hizo el trabajo duro. — dijo ella gentilmente. — Yo solo ayudé a Percy a lidiar con el asunto. Siempre he visto al hombre que está dentro.
Percy estaba en ese momento demostrando que era un Weasley cuando se ruborizó de arriba abajo.
— Bueno. — dijo Bill, cambiando el tema. — ¿Por donde anda mamá hoy?
— Está en Hogwarts. — dijo Ginny prontamente. — Está ayudando organizar lo de la comida para el picnic de mañana y la barbacoa. Vamos a tener un dÃa libre para Harry, con la nueva cerveza de mantequilla, juegos y comida. Y sÃ, todos ustedes están invitados.
— Que bien. — dijo Bill. — Estaremos allÃ.
— Absolutamente. — añadió Percy.
— Okey, Bill. — dijo Ginny. — Escucha bien, que te voy a contar todo lo que ha pasado esta semana.
Cuando ella terminó, Bill silbó lentamente. — Wow. ¿Alguno de ustedes siente un cosquilleo?
— Yo sÃ. — dijo Percy.
— Yo también. — dijo Penélope.
— ¿Qué cosquilleo? — preguntó Ginny.
— Se llama esperanza. — dijo Bill suavemente. — Es algo que hacÃa falta desde hace un tiempo.
— Ginny. — dijo Penélope. — ¿Por qué no vas y despiertas a Harry? La comida está casi lista.
— Eso huele bien. — dijo Bill.
— Bill. — suspiró Percy. — Las indirectas no son tu fuerte. Ve y llama a Fleur para que se nos una.
— Gracias. — dijo Bill con una risita y brincó hacia el fuego.
— ¿De verdad que es el hermano mayor? — preguntó Percy.
Ginny se echó una carcajada y caminó de vuelta al estudio. La muchacha se arrodilló frente a Harry y gentilmente le echó el pelo para atrás. Ese era el momento en que él solo para ella. Nadie más podÃa verlo cuando dormÃa. Era diferente a cuando estaba inconsciente; más personal, y ella sabÃa que si él sentÃa a alguien más, se despertarÃa en un santiamén. Nadie mas lograba verlo asà de joven y vulnerable.
— Hey. — dijo Harry, su voz sonando un poco ronca. — DeberÃa disculparme con Percy.
— Yo no lo harÃa. — dijo Ginny suavemente. — Para ellos es un cumplido el que te sintieras seguro y cómodo aquà como para quedarte dormido.
— El vino ayudó. — admitió Harry.
Ginny se inclinó y le dio un beso suave, sintiendo como él respondÃa. — La comida está lista. — dijo cuando renuentemente se separó. — Y Bill y Fleur vienen para acá. Griphook parece que se le promovió a manejar la sucursal de Egipto y pusieron a Bill y a Fleur bajo tu comando por tiempo indefinido con paga completa.
Harry pasó sus dedos por el pelo mientras se sentaba. — Eso fue un gesto bonito de Mackrack. — dijo lentamente. — Me pregunto que pensarÃa Fleur sobre el modelaje.
Ginny parpadeó rápidamente y sacudió la cabeza. — ¿Qué?
— ¿Te imaginas el efecto que una Veela tendrÃa en el mercado, si tuviéramos fotos de ella bebiendo cerveza de mantequilla como parte de nuestra campaña publicitaria?
Ginny pausó por unos segundos, dejando que la información procesara por su mente. — Eso sà que serÃa una buena idea.
— Y los podrÃa usar a los dos investigando para mi. Los dos son buenos en lo que hacen, y podrÃan encontrar maleficios que yo podrÃa usar. — sonrió Harry. — Estoy pensando en terminar con esto lo más pronto posible.
— ¿De veras? — preguntó Ginny.
— SÃ, está interfiriendo con mi vida amorosa, y no quiero que eso siga pasando por mucho tiempo.
Ginny sonrió ampliamente y besó a su novio. — Creo que me gustará ser tu compañera. — dijo con firmeza.
Harry sonrió suavemente y se puso de pie con la facilidad que siempre la asombraba. — Vamos. — dijo, mientras su estómago gruñÃa.
— Solo siéntate a la mesa, Harry. — dijo Penélope desde la cocina.
— Gracias. — respondió Harry, tomando asiento.
Ginny fue hacia un armario y saco algunos cubiertos; ella nunca habÃa estado allÃ, pero era donde su mamá los guardaba asà que imaginó que era donde Percy los guardarÃa también.
La muchacha puso la mesa rápidamente y luego fue a la cocina a ver si podÃa ayudar.
— ¿Puedo usar el Flú? — preguntó Ginny.
— Hazlo rápido. — dijo Percy con firmeza.
Ginny asintió y brincó dentro de la chimenea. No le tomó mucho tiempo en persuadir a Fred ya a George en que donaran algunas botellas de Abe el Honesto y ella se regresó con su carga.
— Es la nueva cerveza de mantequilla. — le explicó a Penélope con alegrÃa.
— Oh que buena idea. — sonrió Penélope. — Tengo que admitir que estoy muy curiosa. Bill y Fleur están hablando con Harry.
Ginny asintió y se dirigió de vuelta al comedor, sentándose al lado de Harry y opuesta a Bill. HabÃa dos espacios libres en cada extremo de la mesa para Percy y Penélope.
Ginny sintió la mano de Harry agarrar la de ella, el dedo pulgar pasando suavemente sobre el dorso de la mano.
— Oficialmente, los duendes están neutrales. — dijo Harry. — Pero Mackrack y yo somos amigos, asà que cuando haga falta, se nos unirán. Estoy esperando que no tengan que hacerlo. Su neutralidad es buena para los negocios.
— El que Mackrack te pusiera como mi segundo no me lo esperaba, pero me alegro. Tenemos una investigación grande al momento y si podemos aligerarla los resultados rebotarán por todo el mundo.
— ¿Oh sÃ? — preguntó Bill, curioso.
— ¿Han escuchado algo sobre el encanto Homorphus?
Bill y Fleur negaron con la cabeza.
— Se rumorea que es una cura para los hombres lobos. Como es un encanto, presumo que eso de ser hombre lobo empezó como un maleficio. Al momento, tengo a Remus, Hermione y a Ron estudiándolo, pero ellos solo pueden hacerlo a tiempo parcial, y me gustarÃa que ustedes dos se encarguen de eso. Es importante porque si podemos encontrar una cura, le costarÃa a Voldemort algunos de sus apoyos, y harÃa que otros lo pensaran dos veces antes de unÃrsele.
— Si eso es asÃ, entonces es el maleficio más grande. — dijo Bill suavemente, para luego mirar a Fleur. — Suena divertido.
— Lo es. — dijo Fleur, sonriendo. — Vamos a disfrutar investigando eso.
Percy y Penélope entraron, cada quien cargando dos platos humeantes con lo que parecÃa guisado de res. Ginny sonrió cuando se dio cuenta que el plato de Harry estaba mas lleno que el de los demás.
Penélope se sentó mientras Percy se regresó y trajo dos platos más y otro plato lleno de pan. Percy puso los platos en la mesa y se sentó a la cabeza de la mesa. Ginny se pie y le sirvió a todos un vaso con la nueva cerveza de mantequilla.
— Antes de empezar. — dijo Percy formalmente. — Creo que vale la pena hacer un brindis.
Bill gruñó y Fleur le dio un codazo.
— Gracias, William. — suspiró Percy. — Iba meramente a decir 'A la esperanza.’
— Y libertad. — añadió Harry.
— Al amor. — dijo Ginny sonriendo a Harry.
— Y a la vida. — continuó Penélope.
— A los amigos. — añadió Fleur.
— Y a la familia. — terminó Bill, mirando a Harry directamente.
Todos chocaron los vasos y bebieron a la vez.
— Wow. — dijo Bill. — Esto sabe genial.
— Lo es. — dijo Ginny. — Deja que veas la fabrica de Fred, George y Abe.
— Hablando de eso. — dijo Harry, cuando empezaron a comer. Él pausó en lo que iba a decir para voltearse hacia Penélope. — Esto está sabroso.
— Gracias. — dijo la joven bruja. — Era una receta de mi abuela.
Harry asintió y se volteó hacia Fleur. — ¿Te gustarÃa ser famosa?
— ¿En que sentido? — preguntó Fleur mientras mordisqueaba el guisado.
— Nuestro logo de la Cerveza de mantequilla de Abe el Honesto es básicamente la cabeza de Abe contra un fondo negro. Mientras se ve bien para algunos, no creo que sea suficiente para todos, especialmente los jóvenes. Estaba pensando en una serie de anuncios contigo en ellos bebiendo la cerveza para atraerlos.
Fleur se ruborizó de forma bonita. — ¿Quieres que sea la modelo?
— Exactamente.
Fleur miró a Bill.
Bill se echó a reÃr. — ¿Pensabas que te iba a decir que no?
Fleur sonrió ampliamente. — ¡Me encantarÃa!
— Muy bien. — dijo Harry. — Hablaré con Fred y George mañana para que ellos hablen con algunos especialistas de anuncios y ver que nos inventamos. Queremos algo con clase, ya que esto será una bebida familiar.
Fleur asintió.
Ginny alargó la mano y agarró un poco de pan, partiéndole en pedazos y mojándolo en el guisado. De repente se dio cuenta de lo mucho que Harry estaba haciendo por su familia, especialmente sus hermanos, y la forma calmada en que lo estaba haciendo. La carrera de Percy estaba por buen camino, más ahora que Harry ayudó a sacarle esa rigidez de siempre. El reporte que estaba haciendo era su oportunidad de hacerse notar, y eso era debido a su relación con Harry.
Fred y George, bueno, ellos eran los que se estaban beneficiando más. Si las cosas seguÃan como se esperaba, los dos serÃan más ricos que los Malfoy, y era todo debido a que Harry creÃa en ellos dos y a la oportunidad que se les habÃa dado.
A Bill se le estaba dando ahora la oportunidad de hacer algo extraordinario. Encontrar la cura para los hombres lobos, aparte del hecho que Mackrack sabÃa quien era, ayudarÃa mucho en su carrera.
La muchacha apretó suavemente la pierna de Harry. No sabÃa que tenÃa en mente para Charlie, pero apostaba en que muy pronto se enterarÃa. Ginny no sabÃa si Harry se daba cuenta de lo que estaba haciendo, o si creÃa que todo el mundo tenÃa derecho a ser exitoso y feliz.
Harry serÃa un excelente ministro de Magia. Aparte de que era incorruptible, y tenÃa una nobleza sin par, estaba determinado a hacer lo correcto, sin importarle lo que otros pensaran.
— Okey. — dijo Harry. — Perdónenme por traer esto a colación, pero estoy aquà por una razón. ¿Percy, como va la investigación?
— Frustrante. — suspiró Percy. — Nuestra visita a Azkaban fue perfecta en todos los aspectos.
— ¿Y que mas? — preguntó Bill.
— Eso es todo. Es una prisión. No deberÃa ser perfecta. Estaba inmaculada. Era como si se hubiesen preparado para nosotros.
— Toma algunos Aurores contigo y has una visita de sorpresa la semana que viene. — dijo Harry frunciendo el ceño. — No le digas a nadie de antemano, excepto a Kinsgley. Si están ocultando algo, será más fácil para ti encontrarlo de esa manera. Hay algo sospechoso sucediendo ahà o de lo contrario Mackrack no me hubiese dado la pista.
Percy asintió. — Hasta el momento, el reporte, con todo y que tiene al Ministerio en entredicho, no tiene nada explosivo. Estoy seguro que la clave es Azkaban.
— Se que encontrarás lo que sea que es, Percy. — dijo Harry confiadamente. — Si te encuentras con problemas, me dejas saber. Puedo estar ahà en segundos. Y no te preocupes de caer en la misma actitud del año pasado. De seguro es lo que esta gente necesita para responderte mejor.
Ginny sonrió cuando vio que Percy enderezaba la espalda y asentÃa. Era otro signo del efecto Harry. Unas pocas palabras y la gente se revitalizaba, listos para luchar de nuevo.
Esto le hizo darse cuenta de que habÃa estado en lo correcto. No era lo que Harry estaba haciendo, sino cómo lo estaba haciendo. A pesar de haber luchado contra Voldemort y casi morirse. Aquà estaba él, dando consejos y asumiendo la responsabilidad, apoyando y la gente respondiendo a eso. Era como si supieran que, a pesar de estar cansados y frustrados, tenÃan a quien responderle y que habÃa alguien trabajando mas duro.
El resto de la cena pasó con todos hablando de cosas generales, el tema cambiando de Voldemort a otras cosas, y Ginny encontró que le gustaba la oportunidad de disfrutar una cena como si fuera una adulta, junto a su pareja y dos de sus hermanos mayores. Cuando terminaron de comer, ella se le acercó a Harry, y éste le puso el brazo por encima de los hombros. Ella escuchó, mentalmente planeando lo que servirÃa cuando fuera su turno de ser la anfitriona durante una cena.
De: SS
Para: BB
Asunto: Encuentro
Belle. Domingo, 1pm. En el claro del Bosque Prohibido. Llevaré un invitado.
S
--
Trabajando por la derrota del Gran Cretino por Quince Años
De: Belle informal
Para: Sev el estirado
Asunto: Re: Encuentro
Estaré ahà — sin bromear
B.
De: Sinistra
Para: Director, Hogwarts
Asunto: Ginny Weasley
Albus,
¿Estaba la Srta Weasley enferma hoy? Pregunto, porque ella no fue a clases hoy y no recibà informe de Madame Pomfrey.
Sin
De: Albus
Para: Profesora de AstronomÃa
Asunto: Re: Ginny Weasley
Ginny estaba con Harry hoy.
Albus.
--
Jefe de Magos del Wizengamot y Gran Hechicero de la Confederación Internacional de Magos
De: Sinistra (otra vez)
Para: Director, Hogwarts (otra vez)
Asunto: Ginny Weasley (otra vez)
Albus,
¿Y porque se le permitió a la Srta. Weasley cortar clases hoy junto con el Sr. Potter? La lección de hoy era muy importante para sus TIMOS.
Sin
De: Albus
Para: Sinistra
Cc: todo el staff
Asunto: Re: Ginny Weasley (otra vez)
Estoy muy consciente que nuestra principal función en Hogwarts es enseñar. Y desde esa perspectiva, me atrevo a apostar que Ginny aprendió hoy más con Harry que lo que pudo haber aprendido hoy en la escuela. El estar dentro de la sociedad de los duendes es muy educativo.
Lo más importante es que le permità a Ginny estar con Harry hoy. Por más que quisiera tenerlos a los dos en la escuela, hay planes en movimiento para deshacernos de Voldemort, y un par de estudiantes perdiéndose un dÃa de lecciones es un pequeño precio.
Muy pronto, en las próximas semanas y quizás meses por venir, van a haber mas estudiantes que no van a estar disponibles para ir a clases.
Tenemos estudiantes excepcionales en esta escuela que están tras Harry y dedicados a la destrucción completa de Voldemort. Por primera vez, la escuela es una sola, donde la rivalidad entre las casas ha sido suspendida y yo, sobre todo, estoy muy complacido de ver eso.
Ya que no es secreto, Harry es la única persona que puede derrotar a Voldemort. No hay 'peros, ni paras, ni porqués’ en todo eso. Él ha demostrado en estos últimos dÃas que él puede hacerse cargo y liderar a otros y como profesor que es ahora, tiene derechos a ciertas libertades que no se les da normalmente a otros estudiantes o miembros del staff.
Si alguien tiene problemas con esto, favor de pasar a verme en persona.
Albus.
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Jefe de Magos del Wizengamot y Gran Hechicero de la Confederación Internacional de Magos
De: w4n|} M4K3|25
Para: 4L8U5 |}UM8L3|}0|23
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De: El TrÃo TerrorÃfico del Mundo Mágico.
Para: El Salvador del Mundo Mágico
Asunto: Lunes
Anejo: negocios.pmt
Harry, mi viejo. Solo para dejarte saber que nuestra primera parada el lunes será la fábrica de cerveza en las afueras de Guildford. Aquà te anexamos el itinerario para ti.
F&G&A
--
Sortilegios Weasley — Muy pronto en el Callejón Diagon
De: El Salvador REACIO del Mundo Mágico
Para: Abe y Fred y George
Asunto: Re: Lunes
Entendido.
Pregunta: ¿Por qué su firma dice que su tienda va abrir muy pronto cuando ya es harta conocida y todo eso?
H.
--
Audaces fortuna juvat
De: Los abochornados — no Abe
Para: Harry
Asunto: Firma
Digamos que fue una lección que aprendimos y lo dejamos asÃ.
G&F
--
Sortilegios Weasley — Muy pronto en el Callejón Diagon
De: El chico curioso
Para: Los curiosos
Asunto: Re: Firma
Venga… me pueden decir…
H.
--
Audaces fortuna juvat
De: Los curiosidades
Para: Ya sabes lo que le pasó al gato
Asunto: Re[2]: Firma
Es una de las cosas que le dijimos a Lavender y a Parvati. Cuando empezamos, le hicimos caso a un vendedor y terminamos con un cargamento de papel para correo mágico personalizado con la información incorrecta. Intentamos demandar pero el tipo la juyó. Asà que estamos usando ahora el papel para todo lo que no sea negocio.
F-G
--
Sortilegios Weasley — Muy pronto en el Callejón Diagon
De: Conocedor de gatos
Para: Burladores de gatos
Asunto: El gato curioso
Al menos el gato murió feliz…
Harry.
--
Audaces fortuna juvat
— Los veremos mañana en Hogwarts. — dijo Harry a Percy, Penélope, Bill y Fleur, mientras acurrucaba a Ginny.
— Oh, y pónganse ropa casual. — añadió Ginny, mientras Harry los DesaparecÃa de allÃ.
— ¿Dónde estamos? — preguntó Ginny, mirando alrededor.
— En los Cárpanos de RumanÃa. Pensé que te gustarÃa invitar a Charlie para mañana.
Ginny alargó los brazos y bajó la cabeza del joven para besarlo. — Me encantarÃa. — dijo ella.
— Vamos, pues. — dijo él sonriendo y tomando la mano de ella. La última vez que habÃa visto a un dragón habÃa sido durante el Torneo de los Tres magos y aquella vez habÃa sido un dragón gruñón.
Los dos caminaron hasta llegar a lo que parecÃa un campamento permanente. — Estamos buscando a Charlie Weasley. — gritó Harry cuando vio a alguien corriendo por el sitio.
— El campo oeste. — el hombre gritó señalando hacia la izquierda.
Los dos caminaron por la grama en silencio, siguiendo una vereda. — Me gustarÃa hacer esto algún dÃa. — dijo él calladamente. No querÃa pensar en Voldemort y todo lo demás en ese momento. Solo querÃa disfrutar del momento con su novia.
— Lo se. — dijo ella murmurando y moviéndose mas cerca.
La comida en casa de Percy habÃa sido deliciosa, pero la idea de tener sus propias cenas junto con Ginny en el futuro habÃa sido el pensamiento más estimulante. SÃ, todavÃa estaba débil mágicamente hablando, pero podÃa sentir su magia regresando, especialmente después de la siestecita.
Harry abrió un portal en la verja para que Ginny pasara y entraron a un caos completo.
Uno de los dragones, azul oscuro, parecÃa que estaba tratando de escapar, tirando de las sogas que los manejadores estaban usando para sosegarlo. El dragón rugió, lanzando una columna de fuego brillante hacia el cielo, antes de volverse violentamente hacia ellos.
Harry suspiró suavemente y se preguntó si la bendición de su madre, que le habÃa permitido vivir, estaba arruinándole la suerte. Porque parecÃa que cada vez que él llegaba a algún lado algo malo le pasaba.
— ¡Harry, Ginny, sálganse del medio! — escucharon a Charlie gritar.
— No te muevas. — dijo a Ginny firmemente y dio un paso al frente. A la que el dragón se acercó, Harry dejó salir su magia, dejando que lo cubriera como un escudo y esperó.
Cuando estaba a unos quince pies de distancia, Harry se lanzó un encanto Sonorus a la garganta. — ¡Siéntate! — le gritó.
El sonido hizo eco por todo el lugar como un trueno y el dragón se detuvo, mirando sorprendido, al frente de Harry.
— ¿Qué demonios te crees que estás haciendo? — le demandó Harry al dragón. — Traigo a mi compañera para ver a su hermano ¿y nos atacas? ¿Qué demonios estabas pensando?
El dragón se quejó y puso la cabeza en el suelo, cubriéndose el hocico con las patas delanteras.
— Mira a los otros dragones. — continuó Harry. — Se están portando bien, pero tú no.
Los enormes ojos grises del dragón parecÃan brillar en disculpa. Harry suspiró y caminó hacia el dragón, rascándole la cabeza suavemente. — ¿Estabas jugando, verdad? — le preguntó, cancelando el hechizo Sonorus.
El dragón asintió.
— ¿Sabes que los humanos solo están tratando de ayudarte, verdad?
El dragón asintió otra vez.
Harry suspiró. — Eres una bestia tonta, lo sabes.
El dragón bufó y se puso de pie, oliendo a Harry. Harry se mantuvo inmóvil, sintiendo el aliento pesado del dragón. Estaba mas que sorprendido cuando el dragón hizo lo que le ordenó ya que estaba preparado para pelear con él. TendrÃa que preguntarle a Charlie sobre eso mas tarde.
— Esta es mi compañera. — dijo Harry, señalando a Ginny hacia el frente.
El dragón la olió también y asintió.
— ¿Tienes compañera? — le preguntó.
El dragón asintió orgullosamente.
— ¿Bueno, nos presentas?
El dragón asintió otra vez y le ofreció una pata a Harry.
— ¿Quieres que te montemos?
El dragón asintió otra vez.
— ¡Genial! — sonrió Harry. El pensar en volar sobre otro animal le entusiasmaba sobremanera. Harry se habÃa disfrutado el volar sobre Buckbeak cuando era más joven. Volar sobre un animal era diferente a volar sobre una escoba. Harry puso un pie sobre la pata del dragón y se montó en la espalda, cayendo sobre dos jorobas que lo mantenÃan en su sitio de forma cómoda. Harry alargó la mano y ayudó fácilmente a Ginny a montarse detrás de él. Harry sintió a Ginny colocar los brazos alrededor de su cintura y gritó. — Estamos listos.
El dragón bufó y se viró galopando hacia el norte. A la que tomaba velocidad, el dragón alargó las alas y un segundo mas tarde estaba volando en picada por el aire.
Harry podÃa escuchar gritos y se dio cuenta de que venÃan de él. Ginny estaba gritando como loca detrás de él. Era una experiencia sin igual y dejaba corta la experiencia con Buckbeak. El dragón era tan fuerte, tan mágico y tan poderoso que el joven podÃa sentir como afectaba sus sentidos.
— ¡Más rápido! — gritó animando al dragón. El dragón rugió y se fueron en una picada profunda. Estaban moviéndose más rápido que antes, más rápido que en una escoba, cuando descendieron de una gran altura antes de pasar por encima de un lago, la velocidad a la que iban causaba una gran espuma en el agua.
De repente se detuvieron. El dragón alargó las alas y alzó la cabeza mientras bajaban. Casi delicadamente, el dragón aterrizó en el rebaño de los otros dragones y les ofreció una pata para bajarse.
Harry ayudó a Ginny a bajarse, antes de brincar hacia el frente, sobre la cabeza del dragón cayendo frente a éste.
El dragón bajó la cabeza y suavemente le tocó el pecho a Harry con el hocico.
— Sà que eres fuerte. — dijo Harry suavemente, rascando la cabeza del dragón. — Eso estuvo increÃble.
— Lo fue. — dijo Ginny, acercándose para rascar la cabeza del dragón. Ella le rascó detrás de las orejas y la pata izquierda trasera del dragón le dio pataditas al suelo en placer.
— Muchas gracias por la corrida. — le dijo Ginny al dragón, sonriéndole de oreja a oreja. — Fue increÃble.
El dragón alzó la cabeza y rugió suavemente. Un segundo dragón se acercó. Este era una mezcla preciosa de blanco y amarillo pálido.
— ¿Tu compañera? — preguntó Harry.
El dragón azul asintió.
— Es preciosa.
El dragón echó la cabeza para atrás pavoneándose.
Harry se acercó a la dragona blanca y amarilla. — Yo soy Harry. — dijo presentándose. — Esta es Ginny, mi compañera.
La dragona blanca los olió con cuidado para luego sonreÃr como solo un dragón sabe hacerlo. Ella bajó la cabeza y Harry se la rascó también.
— Harry. — la voz de Charlie se escuchó. — ¿Les puedes preguntar que se mantengan quietos durante la noche? Queremos reparar las barreras hoy, para que los muggles no vean su nido.
— ¿Escucharon eso? — preguntó Harry.
Los dragones bufaron.
— ¿Lo van a hacer?
El dragón blanco bufó de nuevo, rodando los ojos.
— ¿Qué es lo que sucede? — preguntó Harry. — ¿No necesitan las barreras?
El dragón negó con la cabeza.
— ¿Por qué no?
El dragón rugió suavemente y parecÃa que se encogió de hombros. Se veÃa frustrado de no poder comunicarse con Harry.
— ¿Puedo intentar un hechizo para entrar a tu mente? — preguntó Harry suavemente. — Soy muy bueno con eso y prometo no invadir tu privacidad.
El dragón resopló y miró a Harry a los ojos. — Solo yo. — dijo en acuerdo Harry. No estaba muy seguro de lo que el dragón querÃa pero estaba funcionando.
— ¡Legilimens! — murmuró Harry y flotó dentro de la mente del dragón. Lo que encontró fue nada de lo que esperaba. El dragón parecÃa una mezcla de humano y animal. HabÃa pensamientos definitivos, pero también los instintos eran más importantes asà como los sentidos. Harry descubrió que su olor era uno de poder y respeto a pesar de su temprana edad.
Harry abrió un poco su mente, compartiendo el respeto y asombro que sentÃa por los dragones. Que magnÃficos se veÃan y que poderosos y fuertes se sentÃan.
El dragón le mostró en imágenes algunas cosas. — ¿Crenth? — pensó. — ¿Ese es tu nombre?
Harry sintió a Crenth sonreÃrle. — Ahh, es tu nombre como yo lo entenderÃa. — dijo Harry riendo. — ¿Qué hay de malo con las barreras?
Otra serie de imágenes pasaron por su mente, incluyendo como los dragones vivÃan antes de que los magos los encontraran.
— Gracias. — dijo y se salió de la mente de Crenth.
— Charlie. — gritó Harry. — ¡Cancela el hechizo de las barreras!
— ¿Estás loco? — gritó Charlie. — ¡Eso es lo único que los mantiene fuera del alcance de los muggles!
Harry se volteó hacia Charlie y los otros cuarenta manejadores, colocando las manos en las caderas. — ¡Suspende las malditas barreras!
Detrás de él podÃa sentir a Crenth y a Midram, la compañera de Crenth, respirar una pira de fuego en acuerdo con él. TÃpico de los magos, el presumir lo que era bueno para ellos.
Charlie tragó en seco y asintió. El joven se dirigió al que parecÃa ser el jefe. Este suspiró y asintió mientras miraba duramente a Harry.
El grupo de magos se volteó y todos apuntaron sus varitas hacia arriba, cada quien lanzando el hechizo para cancelar las barreras. Mientras las barreras caÃan se pudo ver una serie de luces rojas.
— Adelante, Crenth. — le dijo Harry al dragón.
Crenth se sentó sobre sus patas traseras y alzó la cabeza. Rugiendo contra el cielo oscuro, respirando fuego. Al lado suyo Midram hizo lo mismo. Los otros dragones le siguieron hasta que el cielo estaba cubierto de fuego. El fuego pareció hacer un arco sobre ellos como una preciosa cubierta amarilla. Con un pequeño gruñido, Crenth se detuvo y el fuego pareció brillar en su lugar por un segundo antes de desaparecer.
Harry alzó la mano, sintiendo la magia, y encontró que Crenth tenÃa razón. La magia de los dragones habÃa producido una barrera mucho más fuerte.
— Les pediré a ellos que les traigan comida. — le prometió Harry, mientras Crenth se acostaba en el suelo.
Crenth le tocó el hombro suavemente.
— De nada. — dijo suavemente. — Vamos Ginny.
Ella agarró el brazo del muchacho y caminó con él de vuelta hacia donde estaban los manejadores de dragones. Charlie y su jefe se movieron al frente del grupo, esperándoles.
— ¿Qué fue eso? — preguntó Charlie.
Harry suspiró. — Crenth estaba tratando de decirles que ellos se han estado protegiendo a sà mismos por más tiempo que los humanos han estado sobre la faz de la tierra. Él sabÃa que ustedes iban a renovar las barreras esta noche, y él no querÃa eso. La magia de los magos los hace picar y los irrita. El primer grupo de manejadores que vino aquà puso las barreras sin fijarse que ya los dragones tenÃan una barrera puesta.
Ellos lo han aguantado, sabiendo que ustedes solo querÃan ayudar, pero Midram está en celo y Crenth quiere ser padre. Él no está dispuesto a soportar nada que le haga más difÃcil a Midram el dar a luz.
— Los dragones son magia pura. — continuó. — Como estoy seguro ustedes saben. Ellos ven las cosas de forma diferente. Cuando él me vio, reconoció mi poder y se me acercó. Estaba esperando que un Mago Viejo lo pudiera ayudar.
— ¿Un 'Mago Viejo’? — preguntó Charlie.
Harry buscó la mano de Ginny para agarrarla. — Un mago que pudiera entenderlos. — explicó.
— ¿Cómo hablaste con ellos?
— Usando Legeremencia. — explicó Harry. — Entré dentro de la mente de Crenth. Él es increÃble. Una mezcla de humano y animal. Se comunica a través de imágenes, como la TV muggle.
— Bueno, Sr. Potter. — dijo el jefe de Charlie, dándole la mano. — Usted sà que sabe como hacer una entrada. Me llamo Morgo Flashchine. Voy a solicitar al Ministerio que nos envÃen un Legilimens para ver que más podemos averiguar.
— Encantado de conocerlo. — dijo Harry. — Esta es Ginny Weasley, la hermana de Charlie. — añadió cuando vio la mirada que el hombre le envió al joven pelirrojo.
— Debe de asegurarse de que envÃen a alguien honesto. — aconsejó Harry. — Si no confÃan en la persona, no funcionará. SerÃa buena idea si le enseño a Charlie. Crenth confÃa en él.
— Weasley. — ordenó Flashchine. — Vaya con el sr. Potter, regrese cuando haya aprendido a hablar con los dragones.
— ¿Señor?
— Ya me escuchó. — gruñó Flashchine. — Seré un domador de dragones, pero eso no significa que no estoy al tanto de lo que está pasando en el resto del mundo. Si los dragones confÃan en él para ser su mensajero eso suficiente para mÃ.
— ¿Harry, de veras que puedes enseñarme?
Harry asintió.
— ¡Muy bien! — chilló Charlie, brincando en el aire con el puño arriba. — ¿Y podré volar con ellos como hiciste tu?
— A Crenth le gusta volar con los humanos. — sonrió Harry.
Charlie se adelantó par de pasos y haló a Harry en un abrazo fuerte. — Gracias. — le dijo.
Harry sonrió suavemente. — De nada. — dijo croando. — Pero respirar es bueno.
— Lo siento. — dijo Charlie riendo, y volteándose hacia su hermana. — ¡Dragoncita! — el joven agarró a Ginny y le dio vueltas, mientras la abrazaba fuertemente. — Que bueno verte. ¿Qué están haciendo los dos aquÃ?
— Bueno. — dijo ella, antes de que Harry dijera algo. — Parece que Harry no te habÃa ayudado recientemente, asà que pensó que después de ayudar con las carreras de Bill, Percy, Fred y George que harÃa lo mismo contigo.
Harry parpadeó y miró sorprendido a Ginny. — ¿Ah? — atinó a decir. Él no habÃa hecho nada de eso.
— No te apures. — dijo ella sonriendo, agarrando el brazo de él y con esta sonrisa que le decÃa que ella sabÃa algo que él no sabÃa y que era mejor si lo aceptaba asÃ. — Vinimos aquà para invitarte a ti y a Tonks para un picnic y barbacoa en Hogwarts mañana. — dijo Ginny alegremente. — Toda la escuela, asà como la familia, estará allÃ.
— NÃtido. — dijo Charlie. — Estaré allÃ, viendo que ahora estaré bajo Harry.
Harry sonrió suavemente. — Yo no lo llamarÃa asÃ. — dijo encogiéndose de hombros. — Pero ven a Hogwarts mañana; voy a ver si consigo que tú, Bill y Fleur se queden allÃ.
— ¿Bill y Fleur van a estar allà también?
— Mackrack los puso bajo mi comando. — explicó Harry.
Charlie asintió lentamente. — Muy bien, estaré allà mañana en la mañana. Tengo que hacer algunas cosas esta noche.
— Y nosotros tenemos que regresar. — dijo Harry. Gracias al cambio de hora, eran solo las 9:00 p.m. en Hogwarts.
De: Chico Dragón Excitado
Para: Hermanos varones
Asunto: Nuestro futuro cuñado y su compañera
Harry y Ginny acaban de pasar por aquà para invitarme a la fiesta de mañana en Hogwarts. Como siempre, Harry hizo tremenda entrada. Polvoazul, uno de los dragones más grandes de aquà estaba enojado anoche y se escapó, corriendo directito hacia Harry.
Claro está yo traté de decirle que se echara para atrás, ¿pero desde cuando el chico hace algo lógico? En vez, él se echó hacia adelante, como si estuviera protegiendo a Ginny y lanzó un Sonorus. Luego le gritó 'Siéntate’ al dragón y el dragón se sentó.
Y lo mismo hice yo.
Y lo mismo hicieron todos los que estaban cerca, incluyendo mi jefe y algunos de los domadores más duros que hay sobre este mundo, y cada uno de los dragones en el campamento.
Minutos más tarde, Harry presentó a Ginny como su compañera ante Polvoazul, ¡y éste les ofreció una corrida sobre su lomo! Esto no fue la corrida usual, donde normalmente ponemos una silla de montar en la espalda del dragón y suficiente armadura como para sobrevivir un ataque de Acromántula. Los dos se sentaron detrás del cuello y aparentemente estaban muy cómodos. Y a juzgar por la velocidad de Polvoazul, estaban completamente a salvo.
Cuando se bajaron, tanto Harry como Ginny brillaban de la emoción. Se veÃa a leguas que los a los dos les encanta volar de la misma forma en que gustan uno al otro) y no empiecen a vomitar hasta que los hayan visto juntos).
Polvoazul luego les presentó su compañera, Brilloestrella, a Harry y a Ginny, antes de que Harry lanzara Legilimens al dragón. Cuando terminó, Harry averiguó que el nombre real de Polvoazul es Crenth, que los dragones crean sus propias barreras y que los dragones y los magos se pueden comunicar.
Asà que, mi jefe me ha ordenando que me quede con Harry hasta que haya aprendido a ser un Legilimens también. ¡Estaré en Inglaterra por un tiempo! Para cuando termine, podré volar con los dragones de la misma forma que Harry y Ginny hicieron.
Hablando de ellos, ahora me estoy sintiendo un poco culpable por lo que hicimos. Verlos a los dos tomados de la mano, o las miraditas que se echan, o la forma protectora que Harry mira a Ginny, con todo y que ella en realidad no lo necesita, demuestra que él no está jugando con ella. Muy lejos de eso.
De forma extraña, me gustarÃa casi, ver que alguien le haga daño a Ginny. Solo porque pienso que la explosión que resultarÃa serÃa prueba suficiente para que NADIE toque a Ginny.
De todos modos, Ginny dijo algo que me puso a pensar. Cuando les pregunté que hacÃan aquÃ, ella dijo 'Parece que Harry no te habÃa ayudado recientemente, asà que pensó que después de ayudar con las carreras de Bill, Percy, Fred y George que harÃa lo mismo contigo.’ Él como que no estaba seguro de que dijo ella, pero pienso yo que Ginny me estaba dando un mensaje.
¿Qué piensan de todo esto?
Charlie
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Draconis dominium
De: Percival
Para: Hermanos (Varones)
Asunto: Harry y Ginny
¿Charlie, te sientes bien? Creo que este mensaje mágico ha sido el comunicado mas largo que he recibido de parte tuya.
Me encanta saber que estarás más tiempo en Inglaterra.
En cuanto al mensaje de Ginny, se parece a algo que he estado pensando últimamente. Como tú, siento algo de culpa, a lo mejor mas, porque fue mi terquedad lo que alargó todo este lÃo.
No solo Fred y George recibieron ayuda de parte de Harry desde el principio, pero parece que van a ser más exitosos. A Bill se le ha dado un reto, el cual estoy seguro que va a completar y hacerse un héroe por eso. Mi carrera está echando para adelante, ya que este reporte tiene a gente importante tocándome a la puerta, preguntándome por consejos y ahora parece que tendrás la oportunidad de convertirte en el primer jinete de dragones desde los viejos tiempos.
Lo que encuentro interesante es que él no nos ha dado nada más que la oportunidad de demostrar lo que podemos hacer. Solamente se nos ha dado la oportunidad de ser exitosos.
Y en cuanto a Harry y Ginny, tengo que admitir que perdà el resto de mis reservaciones cuando supe que Harry presentó a Ginny como su compañera antes los duendes.
Percy
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La información de este mensaje mágico es confidencial y puede ser privilegio legal. Este mensaje es únicamente para el destinatario original. El acceso a este mensaje mágico por cualquier otra
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De: El rompe maldición de los hombres lobos
Para: Los Chicos
Asunto: Re: Harry y Ginny
¿Asà que todos estaremos en el paÃs para prepararnos para el partido de Quidditch el domingo próximo? TodavÃa estoy tratando de adivinar si es coincidencia o si Harry se está tramando algo.
Estoy de acuerdo contigo Perc(-e+y), de que él nos está dando la oportunidad — la oportunidad de trabajar duro, pero no que se supone que eso es lo que hace un lÃder? Él está delegando tareas que no tiene tiempo de hacerlas por sà mismo. Todo es por la guerra, con todo y que él no lo ha dicho en voz alta.
Fred y George: atacando el lado financiero
Percy: Atacando el ministerio
Charlie: apoyo aéreo para cuando haga falta
Yo: removiendo algunos de los que apoyan a Voldemort
Ron: ayudando a liderar en Hogwarts
Bill
De: Ron Investigando
Para: Hermanos Convirtiéndose
Asunto: Re: Harry y Ginny
Recibà el mensaje sobre Bill hace un rato y me alegra saber que vas a encargarte de investigar. Hermione encontró par de cositas para ti, asà que no te sorprendas si nos juntamos contigo en la biblioteca de cuando en cuando.
Lista interesante, Bill. Y primero que nada, el que estés en el paÃs cuando Harry te necesita siendo suerte es prácticamente cero. Él está planeando las cosas con tanta anticipación que hasta Dumbledore está recostándose más y más.
Dumbledore le ofreció un lugar a Harry en el juego y éste lo aceptó.
Te olvidaste de añadir a alguien en la lista…
Ginny.
Su rol es el más importante porque ella es la fuerza de Harry. Sin ella, no estarÃamos en esta situación. Cuando Harry estuvo inconsciente esta semana, Ginny estaba hecha un lÃo. Casi se me partió el corazón. Ella se movÃa como si estuviera en trance, no lo entiendan mal, ella le decÃa a la gente lo que tenÃan que hacer, y los animaba, pero la luz se habÃa ido de sus ojos. Era peor que cuando ese diario maldito terminó con ella, porque entonces tenÃamos algo con que luchar. Esta vez no tenÃamos nada.
Tan pronto Harry despertó, igual lo hizo Ginny. La primera reacción de él fue buscarla a ella.
De todos modos, espero con ansias mañana. Quiero probar la nueva cerveza de mantequilla, y mamá ha estado trabajando con Lavender y Parvati toda la tarde, preparando la comida. Ha estado ordenando cosas a diestra, siniestra y al centro. Y hablando de eso, algo pasó aquà porque ella ni se inmutó cuando Harry le dijo que pagarÃa por todo. Yo estaba esperando una explosión. Odio decir esto, pero me late que mamá por fin se dio cuenta de que Harry creció y lo está tratando como un adulto.
Ron
De: ¡Fred, presentando a… George!
Para: Esta generación de Weasley
Asunto: Re[2]: Harry y Ginny
Bueno, odiamos tener que decir que se lo dijimos… pero… ¡Se los dijimos!
Esperamos con ansias verlos mañana. Tenemos cosas que compartir con ustedes. El lunes el mundo mágico va a caer de fondillo.
No creo que lo que Harry haya hecho por nosotros haya sido a propósito, él no trabaja asÃ. Él simplemente ve la oportunidad y piensa cual de sus amigos es el mejor para ello.
DeberÃan agradecer el que Harry los considere sus amigos.
Les va a encantar Abe… imaginen a alguien con tanto poder como el de Dumbledore, con cien años de experiencia bromeando.
¡George, con ayuda de… Fred!
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Sortilegios Weasley — Muy pronto en el Callejón Diagon
De: Ron
Para: Hermanos
Asunto: Abe
No se preocupen mucho, Abe no es tan malo… él es buena persona. Pude hablar con él unas cuantas veces mientras le hacÃamos compañÃa a Harry.
Ron
En el balcón de la suite de Harry, Blaise, Susan, Padma, Parvati, Lavender y Luna estaban sentada en sillas cómodas, bebiendo vasos de cerveza de mantequilla mientras observaban el lago.
Padma sacó su varita y cantó un hechizo en voz baja, permitiéndoles a todas ver con más claridad.
Las chicas vieron a Harry parado en el medio de un bote pequeño, con un brazo alrededor de Ginny, la cual estaba parada frente a él. El joven movió la mano derecha lentamente, causando que columnas de burbujas de agua fueran lanzadas hacia el cielo. Una luz brillante apareció alumbrándolos. A la que creció mas en el agua, esta se retractó en un sinnúmero de colores, bañando el agua en un espectáculo de luces.
Dos de las columnas de burbujas se inclinaron hacia sÃ, creando un arco de agua pura el cual se veÃa increÃble con todas las luces alrededor.
Lentamente, Harry volteó a Ginny e inclinó la cabeza, besándola con tanta ternura y amor que hizo que las muchachas viendo se quedaran sin aliento. Las chicas vieron cuando Ginny alargó las manos y suavemente haló a Harry hasta que los dos se acostaron en el fondo del bote, viendo las estrellas.
Los dos se quedaron hablando calladamente por unos minutos, antes de que Ginny se sentara en el regazo de Harry y lo besara seriamente.
Padma suspiró y canceló el hechizo, dándole a la pareja su privacidad.
— ¿Dónde voy a encontrar yo a un chico cuya idea de romance es crear un hermoso espectáculo de luces y luego mirar a las estrellas desde un bote en el medio del lago? ¿Dónde voy a encontrar a un chico que sepa qué hacer si algo sale mal durante algo asÃ? — preguntó Blaise suspirando suavemente.
— Allá afuera con la pequeña pelirroja. — dijo Lavender. — Todo lo que tienes que hacer es ganarle a Ginny en una pelea, sobrevivir la ira de Harry, rescatarlo de la depresión en la que caerá y luego persuadirlo a que te ame.
— Oh. — dijo Blaise riendo. — ¿Eso es todo? Dudo mucho que logre pasar el paso uno, y olvÃdate del segundo.
— Cierto es. — dijo Padma. — Me temo que tendremos que decirle a los chicos que si quieren salir con nosotras van a tener que actuar como Harry y menos como, bueno, adolescentes.
— Por eso yo no salgo con nadie. — dijo Luna alegremente. — Estoy esperando hasta que salga de Hogwarts para entonces conocer hombres que no atendieron Hogwarts. No es mucho trabajo.
— No son tan malos. — dijo Parvati. — Siempre y cuando no los compares con Harry. Todos tienen su propio encanto. ¿Vienen mañana en la mañana con nosotras?
— ¿Qué van a hacer? — preguntó Susan.
— Nos vamos asegurar de que Ginny se vea perfecta. Un cambio completo. Le conseguimos una ropa que es perfecta para este tipo de cosas.
— ¿A que hora? — preguntó Blaise.
— ¿Bueno esta cosa empieza a las diez, que tal entonces a las seis? Estaba pensando traerla aquÃ, para que vea donde es que va a dormir. Y entonces empezamos a trabajar con ella.
— Cuenten conmigo. — dijo Blaise.
— Yo también. — dijo Susan.
— Estaré aquÃ. — dijo Luna sonriendo.
— Haré el esfuerzo de levantarme temprano. —gruñó Padma.
— Yo te despierto. — ofreció Luna. — Las mañanas son la mejor parte del dÃa. Están llenas de esperanza.
— Siempre me han gustado las noches. — dijo Blaise lentamente. — Cierra el dÃa, pone un velo sobre todo lo que ha pasado, en preparación para el nuevo dÃa.
— ¿Creen que nos dejarán pasar mas veladas aquÃ? — preguntó Padma.
— SÃ. — dijo Blaise al instante. — Porque es lo que Harry quiere. Un grupo de gente de todas las casas queriendo pasar la velada juntos. Con suerte Ginny y Harry se nos unirán también.
Sábado amaneció lentamente en el horizonte, mientras Lavender y Parvati entraban en el dormitorio del quinto año y se escabullÃan hacia la cama de Ginny.
— Como me gustarÃa tener esa piel y ese pelo. — se quejó Lavender.
— Oh, shhh. — dijo Parvati riendo. — Ginny. — llamó.
— ¿Aaah? — preguntó la susodicha abriendo los ojos.
— Vamos. — dijo Lavender. — Es hora de prepararte para la fiesta.
— ¿Qué? ¿Ya? — preguntó una adormilada Ginny.
— SÃ. — dijo Parvati. — Vamos.
Ginny suspiró y rodó fuera de la cama, todavÃa con la camiseta con la que habÃa dormido. El hecho de que era de Harry era obvio.
Ginny miró su reloj. — ¡Son solo las seis de la mañana! — dijo quejándose. — Me voy a dormir otra vez.
— Oh, no, no que no. — dijo Lavender agarrando su mano.
— Tú vienes con nosotras. — añadió Parvati. — Te tenemos una verdadera sorpresa para ti.
— Pero…
— ¡Nada de peros!
De: Blaise Zabini
Para: Profesor Dumbledore
Asunto: Harry y Ginny
Buenos dÃas, director
Me preguntaba si nos harÃa un favor esta mañana. Hemos secuestrado a Ginny, y estamos planeando hacerle un cambio completo para el picnic de hoy.
¿PodrÃa mantener a Harry ocupado esta mañana? No queremos que el sospeche algo.
Sinceramente,
Blaise Zabini, en nombre de las chicas de Harry — Susan, Padma, Parvati, Lavender, y Luna
De: Albus
Para: Harry
Bcc: Las chicas de Harry
Asunto: Esta mañana
¿Harry, cuando despiertes, podrÃas por favor acompañarme a desayunar? Me gustarÃa que me pusieras al dÃa en todos tus planes.
Gracias,
A.
--
Jefe de Magos del Wizengamot y Gran Hechicero de la Confederación Internacional de Magos
De: Susan
Para: Ron Weasley
Asunto: Harry
Ron, le vamos a dar un cambio completo a Ginny esta mañana. Ya arreglamos con el profesor Dumbledore para que distraiga a Harry.
Cuando Harry se meta a bañar, ¿podrÃas sacarle del baúl unos pantalones caqui y una camisa verde oscura que vas encontrar a tu izquierda y ponerlos sobre la cama?
Gracias,
Susan — a nombre de las otras.
De: Un Ron cansado que va volver a dormirse
Para: Susan Bones
Asunto: Re: Harry
No hay problema.
R.
Harry se despertó, sentándose instantáneamente y frunció el ceño. El joven miró su reloj y pensó en irse a hacer ejercicios. Un bostezo largo mas tarde, se dio cuenta de que necesitaba dormir un poco más y se acostó de nuevo y se rodó para el lado.
Segundos más tarde estaba roncando de nuevo.
— ¿Para donde vamos? — preguntó Ginny. — Y me hubiesen dejado al menos ponerme unas medias; está muy frÃo.
— Deja de quejarte. — suspiró Parvati. — Vamos a las habitaciones de Harry.
Ginny instantáneamente despertó. — Oh, y porque no lo dijeron antes.
— Aquà estamos. — dijo Parvati, dando la contraseña.
Ginny entró, dando gracias de que habÃa alfombra para sus pies descalzos, y se detuvo en seco. — Oh. Wow. — dijo sin aliento.
— Gracias. — dijo Padma desde el otro lado. — Le pusimos algo de empeño.
— Se ve increÃble. — dijo Ginny. El techo se veÃa casi transparente, ya que igualaba lo que se veÃa afuera.
— Sabemos que a los dos les gusta volar. — dijo Blaise suavemente. — Asà que hicimos que el techo reflejara el cielo de afuera.
— ¡Esto es enorme!
— Ajá. — dijo Susan. — Era de tamaño normal, pero a Dobby no le gustó la idea de Harry viviendo de esa manera, asà que junto con otros elfos ayudó a cambiarle el tamaño.
— Ven para que veas esto. — llamó Luna.
Ginny fue y jadeó de placer cuando vio al sol subir lentamente sobre el campo de Quidditch. El balcón parecÃa que podÃa sostener una fiesta entera.
— Esto es increÃble. — dijo de nuevo.
— ¿Crees que le gustará a Harry? — preguntó Lavender.
— ¿Gustarle? ¡Le va a encantar! — dijo Ginny con firmeza.
— Ve a ver tu habitación. — dijo Susan.
— Okey. — dijo Ginny y luego de detuvo, ruborizándose. — ¿Quieres decir el cuarto de Harry?
— SÃ, claro. — bufó Blaise. — Eres la Caperucita Roja y Harry es el Lobo Feroz. ¿A quien engañas? No creo que nadie en la escuela se sorprenda mucho si duermes aquÃ.
— Oh. — dijo Ginny y entró al cuarto. Inmediatamente ella se enamoró del cuarto. Desde el techo encantado hasta la gloriosamente enorme cama de cuatro postes y los colores a juego.
— Muy bien, suficiente. — dijo Lavender con firmeza. — Ve a la ducha y asegúrate de lavarte el pelo.
— Okey. — dijo Ginny lentamente y entró al baño. Ella miró alrededor y decidió que las chicas tenÃan razón. Ella se iba a mudar aquÃ. Ginny se quitó la camisa de Harry y la ropa interior y jugó con las llaves del agua. Muy pronto tenÃa corriendo una fuerte ducha caliente y entró, dejando que el agua caliente la despertara.
Hacia el lado habÃa varias botellas; obviamente Lavender y Parvati habÃa tomado prestadas cosas de su armario. Encogiendo los hombros, ella empezó a lavarse el pelo, suspirando un poco ya que le tomaba tiempo lavarlo por completo.
Quince minutos más tarde, ella terminó de enjuagarse el acondicionador y salió de la ducha. Su camiseta y ropa interior se habÃan desvanecido y todo lo que habÃa eran una bata de baño, una camiseta sin mangas y un par de panties de corte alto. La muchacha se vistió rápido y enrolló una toalla alrededor del pelo.
— Muy bien. — dijo Lavender. — Creo que empezaremos con el cabello.
— Yo lo haré. — dijo Padma. — Tengo un encantamiento nuevo para secar el cabello que ayudará.
— Y yo se uno para hacerle bucles que se le verá muy bien. — anunció Susan.
— Okey, ustedes dos empiecen a trabajar. Siéntate, Ginny. — dijo Parvati, apuntando a una silla en el medio del cuarto. — Y quÃtate la bata.
— ¿Por qué? — preguntó Ginny.
— Sin preguntas. — dijo Lavender con firmeza. — Tu problema es que creciste con demasiados varones y no muchas chicas. ¿Cuándo fue la última vez que te afeitaste las piernas?
— Unos cuantos dÃas atrás. — dijo Ginny ruborizándose.
— Mas bien una semana. — dijo Lavender pensando. — Como sea, vamos a tener que ponerte cera en las piernas.
— ¿Vas a hacer que?? — preguntó Ginny recelosa.
— Cera. En realidad es una poción, pero ese no es el punto.
— ¿Y eso como se come?
— No se come. Se pone en tus piernas y te arranca los vellos, pero no te apures. — dijo Parvati alegremente, observando un pequeño caldero. — Tiene unos ingredientes anti-inflamatorios para que tus piernas se vean perfectas.
— ¿Va a doler?
— En lo absoluto. — prometió Lavender. — Y no te muevas, Blaise y Luna van a hacer tus uñas.
— Sabes que estás mal cuando hasta yo se mas cosas femeninas que tú, Ginny. — dijo Luna con una risita. — Yo he sido una de las expertas en maquillaje del Quisquilloso desde hace años.
— ¿Tú eres una de ellas? — preguntó Parvati sorprendida.
— SÃ. — dijo Luna. — Por poco lo hago medio loco, pero me hubiese sentido mal si alguien se hubiese lastimado siguiendo algún consejo, asà que usé un pseudónimo.
— Hubo varios artÃculos muy buenos. ¿Cuál eras tú?
— Selena. — replicó Luna.
— Ingenioso.
— ¿Por qué es ingenioso? — preguntó Blaise mientras acercaba una silla hacia Ginny.
— Luna es la diosa romana de la luna. Selena es la diosa griega de la luna.
— Eso sà es ingenioso. — dijo Blaise en acuerdo. — Pásame el cortaúñas.
Ginny se sintió un poco sorprendida cuando todas empezaron a trabajar sobre ella. PodÃa sentir a Padma y Susan haciendo algo con el pelo, y cuando se dio cuenta de que no habÃa oportunidad para escaparse, Ginny suspiró y se relajó. Se sentÃa bien tener gente prestándole tanta atención. Parvati parecÃa querer asegurarse de que sus piernas estaban bien secas, aplicando talco sobre ellas.
Ginny casi se durmió cuando cerró los ojos y se relajó más. Confiaba en ellas completamente aun cuando pensaba que todo era una pérdida de tiempo.
Ginny sintió algo sobre la pierna y miró para ver a Parvati aplicándole una lÃnea de algo verde y viscoso por la rodilla. Lavender colocó una tira de algodón sobre la lÃnea y le sonrió alegre a Ginny. La chica agarró la tira y la haló fuerte de la pierna.
Ginny chilló y luego juró violenta repetidamente, con cuanta palabrota habÃa aprendido de sus hermanos.
— ¿Besas a Harry con esa boca? — preguntó Susan.
— ¡Maldita sea, dolió! — se quejó Ginny.
— No fue tan malo. — dijo Lavender secamente. — Vaya coraje Gryffindor.
— ¡Dijiste que no dolerÃa!
— Te mentÃ. — admitió Lavender encogiéndose de hombros. — Ahora siéntate y no te muevas, o vas a arruinar el trabajo.
— Pero…
— No te muevas, Ginny. — dijo Blaise con firmeza. — Y déjame trabajar con tus cutÃculas.
Ginny suspiró y se acomodó otra vez en la silla. — Harry mas vale que aprecie lo que estoy pasando por él. — pensó ella.
Harry rodó fuera de la cama y se dio un buen estirón. DistraÃdamente, el muchacho se dirigió hacia las duchas. Minutos mas tarde, estaba bajo el agua caliente y se sintió mas despierto. Solo le tomó un segundo lavarse el pelo.
Harry se amarró una toalla alrededor de la cintura y fue hacia el lavamanos. Necesitaba una afeitada, asà que miró alrededor rápidamente. Como no habÃa nadie, Harry movió la mano hacia su cara y lanzó un encanto en voz baja. Todo el pelo facial y del cuello cayó sin dolor en el lavamanos, dejándolo afeitado.
Harry se peinó el pelo y luego se cepilló los dientes.
Después de darse una mirada rápida en el espejo, el muchacho se regresó al dormitorio.
— Si entras asà a desayunar, te garantizo que le harás el año a cuanta muchacha hay en Hogwarts. — dijo Dean secamente.
Harry le espetó una miradita. — No empieces. — murmuró. Harry se sorprendió de ver ropa sobre la cama esperando. Encogiéndose de hombros, el joven se puso un poco de desodorante y se vistió, terminando el atuendo con unas botas marrones. Harry miró hacia fuera y vio que serÃa un buen dÃa, asà que se rodó las mangas de la camisa y se desabotonó los primeros dos botones de la camisa.
— OlvÃdate de las chicas. — dijo Seamus con una risita. — Estoy pensando yo en brincarle encima.
Harry agarró su almohada y se la tiró al irlandés, pegándole directamente.
— Ron. — dijo Harry. — Tengo que ir a desayunar con Dumbledore; si ves a Ginny, dile que la alcanzo tan pronto pueda. Oh, invitamos a tus hermanos para que vinieran.
— SÃ, me enviaron mensaje anoche. — dijo Ron. — Le diré a Ginny.
— Gracias.
— Okey. — preguntó Blaise. — ¿De que color vamos a pintar sus uñas?
— Déjalas claras, solo has que brillen. — dijo Luna. — Ella no necesita muchos arreglos. — la rubia luego agarró la mano de Ginny y le dio una palmada fuerte en la muñeca.
— ¿Por qué hiciste eso? — preguntó una sorprendida Ginny.
— Es una advertencia. — dijo una calmada Luna. — La próxima vez que te comas las uñas, lo vas a recordar y detenerte. No queremos que nuestro trabajo aquà se eche a perder debido a un tic nervioso.
— Terminé. — anunció Blaise después de varios minutos.
— Nosotras también. — dijo Padma.
— Y con esto. — dijo Lavender, arrancando otra tira. — Terminamos aquà también.
— Otro minuto por aquÃ. — suspiró Luna. — Estoy terminando de reparar el daño dental.
Ginny sintió ruborizarse otra vez.
— Muy bien. — dijo Lavender. — Yo traeré la ropa de hoy. — la muchacha se desapareció y regresó un minuto mas tarde con una pila de ropa cuidadosamente doblada.
— Terminé. — anunció Luna. Ella sacó su varita de detrás de la oreja y le lanzó un encanto a las uñas. — Hasta aquà llegamos, durarán todo el dÃa. Siempre y cuando no te las comas.
— No lo haré. — prometió Ginny.
— Bueno, ve y vÃstete. — dijo Parvati.
Ginny asintió y se sentó, estirándose. Dándoles la espalda a las otras chicas, ella se puso el sostén que estaba al tope de la pila. No era uno de los de ella, porque ella nunca habÃa tenido algo tan suave y ligero. Luego se puso la blusa, abotonándola y preguntándose si la habÃan escogido con botones para no arruinar el pelo. Luego siguió con las medias blancas de estas que llegaban hasta el tobillo para ver después la falda que seguÃa.
— No puedo ponerme esto para un picnic. — se quejó. — Todo el mundo podrá verme por dentro cada vez que me siente.
— ¿Eres o no eres una bruja? — suspiró Lavender. — Le vas a poner un encantamiento de ofuscación en el fondo para que nadie vea nada.
Ginny pausó. — ¿Podemos hacer ese encanto especÃfico?
— ¿Qué quieres decir?
Ginny se rio pÃcaramente. — No me importarÃa si Harry pudiera verme. — dijo inocentemente.
Lavender fingió una lágrima y un resoplido. — Estoy tan orgullosa de ella. — dijo a las otras. — Está creciendo y aprendiendo como coquetear con su hombre de forma propia.
— No estoy coqueteando. — dijo Ginny. — Me encantarÃa tener la oportunidad de agarrarlo a solas y despierto lo suficiente como para que él sepa de mis lÃmites.
— ¿Tienes lÃmites? — preguntó Blaise.
— Claro que no. — dijo Ginny pÃcara. — Pero él no sabe eso. Y si los tuviera, para el tiempo que él hubiese encontrado el coraje de llegar tan lejos, ya me los hubiese sacado de encima.
— SÃ. — interrumpió Padma antes de que la conversación se echara a pique. — Podemos modificar el encantamiento para que Harry pueda ver.
Ginny sonrió y se puso la falda apretada de mezclilla y los tenis blancos. — Y bien. — dijo a las otras. — ¿Cómo me veo?
Blaise silbó lentamente. — Como que es buena cosa que Harry es el tipo mas poderoso en la escuela, porque si no, se la pasarÃa todo el dÃa peleando con los otros chicos.
— Este es el trato. — dijo Parvati con firmeza. — Obviamente, Hermione serÃa la madrina de tu boda. Nos haces a nosotras las damas, y hacemos esto de nuevo el dÃa de tu boda para ayudarte a prepararte. — ella movió un espejo grande para que Ginny pudiera verse por primera vez.
Ginny se vio a sà misma y jadeó. — Trato hecho. — dijo al instante. — Y las dos me pueden diseñar el traje y el tuxedo de Harry. Hasta les dejamos que nos tomen fotos de publicidad para ustedes.
— ¿De veras? — exclamó Parvati, en shock.
— Definitivamente. — dijo Ginny sonriendo.
— ¡Muy bien! — exclamó Lavender, brincando hacia Parvati, y bailando alrededor del lugar.
— Gracias. — dijo Ginny suavemente, mirando a las otras chicas.
— De nada. — respondió Susan. — Ahora, vamos a desayunar algo, antes de ir afuera.
— Ginny. — llamó Hermione. — ¿Podemos hablar contigo?
— Seguro. — dijo Ginny.
— En privado. — dijo Hermione, mirando con disculpa a las otras chicas.
— Te veremos afuera. — dijo Susan, liderando a las otras.
— ¿Qué sucede? — preguntó Ginny.
— Vamos a la biblioteca. — sugirió Ron. Cuando entraron, él rápido puso un hechizo de privacidad.
— Tengo una idea. — dijo Hermione. — Pasamos la mayor parte de ayer buscando el encanto ese, sin mucha suerte, cuando de repente se me ocurrió que no lo necesitamos.
— ¿No lo necesitamos? — preguntó Ginny confundida.
— No. — dijo Hermione. — Lo que hacemos es, le damos un encanto falso a Harry y le decimos que todo lo que tiene que hacer es lanzarlo durante la medianoche mientras Remus está convertido en lobo y que debe de hacerlo con facilidad.
Ginny frunció el ceño. — Y él va a preguntar lo mismo que voy a preguntar yo. ¿Por qué no se habÃa hecho antes?
— Esa es la parte ingeniosa. — dijo Hermione sonriendo. — Le decimos que es muy doloroso y que nadie tenÃa las agallas de hacerlo. Él lo hará, y como es un hechizo falso, no le dolerá.
Ginny se horrorizó. — ¡Por MerlÃn, que no! — dijo jadeando. — ¡Maldita sea, no! No vamos a hacer eso. De ninguna manera.
— ¿Y porque no? — demandó Ron.
Ginny negó con la cabeza. — No habÃa tenido oportunidad de decirles, pero la habilidad de Harry de hacer lo que le venga en gana funciona doble. Si él piensa que no puede hacer algo, no lo hará. Eso es porque tiene un subconsciente muy susceptible. ¿Qué pasarÃa si le dijeran que un maleficio serÃa doloroso?
Ron y Hermione palidecieron dramáticamente.
— SerÃa peor que un Cruciatus. — contestó Ginny por ellos.
— ¿Bueno, que tal si hacemos que lo haga con dolor? — preguntó Ron.
Ginny negó con la cabeza de nuevo. — No estoy dispuesta a usar eso de nuevo y voy a trabajar con Harry para ver si hay alguna forma de controlarlo. Escuchen, adoro a Remus como todo el mundo, y estoy segura que él estarÃa de acuerdo conmigo en que si hubiera riesgo de daño permanente para Harry, él no lo harÃa. Tenemos que encontrar el encanto correcto y dejar que Harry lo haga, y con nosotros sabiendo a que consecuencias atenernos.
Hermione asintió lentamente y empezó a sonreÃr. — Creo que estoy de acuerdo. — dijo suavemente. — Porque era más o menor hacer trampa.
Ron se rio suavemente y abrazó a Hermione con un brazo. — En ese caso, vayamos a la fiesta.
De: HJP
Para: La Olvidadiza
Asunto: El Quisquilloso
Luna,
¿Cuál es la dirección de correo mágico de tu papá? Creo que le va a interesar el pequeño proyecto que estamos organizando para el lunes
H
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Audaces fortuna juvat
De: ¿Por qué soy la olvidadiza?
Para: El chico que hace comentarios curiosos
Asunto: Re: El Quisquilloso
Anexo: direccióndepapá.mml
La dirección de mi papá está anejada.
Luna
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La verdad está allá afuera
De: Harry
Para: Luna
Asunto: porque
Me referÃa a tu pequeña actuación del ED…
Gracias por la dirección de tu papá.
Harry
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Audaces fortuna juvat
De: Harry Potter
Para: Sr Lovegood
Asunto: Soplete
Yo siendo usted tendrÃa un fotógrafo y un reportero disponible el lunes a la hora del almuerzo, quizás almorzando en Las Tres Escobas.
H
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Audaces fortuna juvat
De: Editor en Jefe, el Quisquilloso
Para: El Niño Que PodrÃa Ayudar a Encontrar los Misteriosos Crockells
Asunto: Re Soplete
Vaya, gracias, jovencito.
Será un placer el ir a un almuerzo de trabajo. Lo aprecio mucho.
Si alguna vez necesitas una mascota nueva, se donde puedes conseguir un Ashwinder.
L.
— Buenos dÃas. — dijo Harry cuando entró a la oficina de director.
— Buenos dÃas, Harry. — respondió Albus. — Escuché que tuviste un dÃa pesado ayer.
— Un poco. — dijo Harry y se lanzó en contar una versión editada de lo que habÃa hecho.
— Interesante. — dijo Albus cuando terminó el relato. — Parece que estás empeñado en terminar con todo esto.
Harry asintió. — TodavÃa estoy finalizando los detalles. — admitió. — Pero mientras más se tarde esto, mas tiempo tiene Voldemort para crecer y aumentar sus poderes. Estamos casi casi listos.
— ¿Te puedo preguntar que intentas hacer?
Harry frunció el ceño. — Voy hacer que Voldemort haga algo completamente estúpido, pero no le puedo decir que es al momento. Es algo irónico, pero por fin entendà el porque usted no podÃa decirme todo. A veces los secretos no se pueden compartir.
Albus sonrió levemente. — Y creo ahora entender tu frustración cuando no se te decÃa todo.
— Bueno, el destrozar su propia oficina no le hará llegar muy lejos. — dijo Harry sonriendo. — Con todo y lo divertido que puede ser.
Albus rió con ganas. — Es bien inusual para mi el no saberlo todo, Harry. — admitió. — Es un poco desconcertante.
Harry asintió. — Pero creo que eso es suficiente charla por hoy. Le prometà a Ginny que hoy serÃa de ella y de ella solamente.
— Muy bien. — accedió Albus. — Creo que ya es hora de que vayamos afuera. He escuchado tremendos planes para hoy. Si todo sale bien, creo que lo haré un evento regular.
— Es bueno para la escuela hacer algo asà todos juntos donde todos pueden hacer amigos de las otras casas. — dijo Harry.
— SÃ que lo es. Me temo con esta batalla sin fin con Voldemort me he olvidado un poco de la escuela.
Harry se encogió de hombros. — En realidad no es su culpa. Todos empezaron a creer que tenÃan que vivir de acuerdo a las leyendas de sus casas. No hace falta mucho para recordarles a todos que somos chiquillos.
— ¿Todos? — preguntó Albus con una sonrisa.
— Casi todos. — se corrigió Harry, mientras caminaban fuera de la escuela y hacia el terreno al lado del campo de Quidditch. — Wow. — dijo murmurando.
— Estoy de acuerdo. — dijo Albus.
Una enorme carpa estaba en una esquina del campo, cubriendo una hilera de mesas que parecÃan sobrellenas de comida. Harry entrecerró los ojos y pudo ver los encantos que mantenÃan la comida fresca.
Hacia la izquierda de la carpa habÃa una caseta mas pequeña donde estaban Fred, George, Abe y Charlie arreglando lÃnea tras lÃnea de botellas de cerveza de mantequilla.
Al lado de ellos estaban Bill, Fleur y Tonks arreglando un despliegue de Sortilegios Weasley.
Hacia la derecha de ellos, cerca de la parte trasera del campo de Quidditch, habÃa una lÃnea de sillas para los profesores y al frente de ellos un área cubierta por una sábana enorme multicolor.
Harry pudo ver en la distancia el pelo rubio de Draco, y se sorprendió un poco al verlo sentado al lado de Terry Boots. Bien cerca de Terry.
Al frente estaban Seamus y Dean, caminando sobre un espacio designado, marcando áreas especÃficas con movimientos de sus varitas.
Sobre todo habÃa millares de luces pequeñas que proveerÃan iluminación para cuando empezara a oscurecer.
— Creo, Harry. — dijo Dumbledore suavemente. — Que tienes razón. Cuando todos en la escuela trabajan juntos, no hay nada que no se pueda hacer.
Harry se volteó y se quedó helado. Trató de parpadear, de hacer lo que sea. Alguien le dijo que respirara y eso parecÃa una buena idea. Harry se sacudió la cabeza tratando de aclararla pero fue en vano.
Ginny se le estaba acercando. No, estaba más bien flotando, porque nadie podÃa verse asà y necesitar caminar.
Su largo y brillante cabello rojo estaba en bucles, y estos caÃan sobre los hombros, el rojo vivo contrastando marcadamente contra la blusa blanca que llevaba puesta. Harry bajó los ojos, sobre las caderas de ella, sobre la falda de mezclilla que llevaba puesta. Llegaba a medio muslo y exponÃa mucho de sus piernas, piernas que querÃa explorar. Un par de tenis y medias cortas terminaban con el atuendo.
Sus ojos subieron sobre ella lentamente, guardando todo en su mente mientras ella se le acercaba. Harry miró las manos de ella y las uñas parecÃan brillar, antes de volver al rostro de ella.
Los labios de ella le estaban sonriendo, y su piel se veÃa perfecta en la luz del sol mañanero. Finalmente sus ojos se posaron en los de ella y él se acordó de respirar.
— Hey. — dijo Bill calmadamente. — Los invitados de honor acaban de llegar.
Tonks silbó por lo bajo. — Charlie, si no fuera porque estoy enamorada de ti, y que Ginny me asusta, estarÃa encima de él como el salpullido.
— No te apures. — respondió Charlie con una risita. — Yo estarÃa peleando contigo para caerle encima también.
Bill sacudió la cabeza lentamente. — De veras que no necesitaba escuchar eso. — dijo, mientras el resto del estudiantado empezaba a llenar el campo.
— Y por ahà viene Ginny. — dijo Tonks. — Y me gustarÃa escuchar lo que se vayan a decir uno al otro. — terminó ella, saltando de la mesa.
Bill le echó una mirada a su hermana y se unió a Tonks, caminando por la grama y consciente de que Fleur estaba al lado.
— ¿Harry? — escucharon a Dumbledore decir. — Respira, Harry.
— ¿Está mal pensar que tu hermana se ve como un pimpollo? — Charlie preguntó en voz baja.
— SÃ. — dijo Bill. — Pero es cierto, se ve bonita.
— Y no somos los únicos que piensan lo mismo. — dijo Charlie, moviendo la cabeza hacia la dirección general de los estudiantes.
Bill miró alrededor y suspiró. Algunos de los estudiantes estaban mirando a Ginny como si esta fuera una Veela. — Vamos a tener que recordarles que Ginny es ver pero no tocar. — le dijo a Charlie.
Harry pareció de repente revivir y tomó un paso hacia Ginny, pero entonces pausó y se volteó hacia los estudiantes. El Niño Que Vivió pareció gruñir de repente, dejando salir una ráfaga de magia pura.
Por un segundo Bill se asustó como si hubiese estado dentro de una tumba llena de los peores maleficios imaginables. Bill miró alrededor y rio suavemente. — Okey, a lo mejor no. — dijo a Charlie. — Creo que Harry le acaba de recordar a todos que Ginny es suya.
— Y creo que Ginny no tardará mucho en recordarles a todos que él es de ella. — rio Charlie.
Los dos se callaron, lo suficiente cerca para escuchar, mientras Ginny y Harry se acercaban uno al otro.
— ¿No te da la sensación de que Voldemort podrÃa atacar en cualquier momento y ninguno se darÃa cuenta? — preguntó Tonks susurrando.
Bill se rio, escuchando a Fleur riendo también.
Cuando Harry y Ginny se acercaron, los dos se detuvieron a un pie de distancia. Harry alargó la mano y tocó suavemente la cara de ella, pasando los dedos gentilmente sobre la mejilla de ella.
— Cada vez que te veo. — murmuró. — Me enamoro cada vez más de ti. En este momento apenas puedo creer que existes y que estás enamorada de mÃ. Hace que todo lo que hago y todo lo que todavÃa tengo que hacer valga la pena, solo para poder ver esa sonrisa en tu cara, y ver que estás orgullosa de mÃ. Siempre estás en mi consciencia y en mis sueños, Ginny y le doy gracias a MerlÃn de que te tengo en mi vida.
Bill se volteó ligeramente para ver lágrimas en las mejillas de Fleur y escuchar a Tonks resoplando por el otro lado. Bill intercambió una mirada de culpa con Charlie ya que deseaba el no haber escuchado ese momento tan privado. Bill miró a Dumbledore y se sorprendió un poco al ver que el director tenÃa una expresión similar en su rostro.
— Oh, Harry. — dijo Ginny suavemente. — Soy muy real, y nunca, nunca me has fallado. Me salvaste la vida y me salvaste el alma. Estaré contigo de por vida.
Bill tragó en seco y se pasó la mano por la mejilla. Debe de haber sido una de las bromas Weasley, pensó para sÃ.
Harry lentamente inclinó la cabeza y besó a Ginny con tanta ternura y amor que Bill se volteó, no queriendo husmear más.
Bill miró hacia al lado y vio a Charlie sonriéndole torcidamente. — ¿Cómo nos vamos a disculpar? — le dijo en mÃmica.
— Ni idea. — respondió Charlie.
— Bueno. — dijo Ginny de repente, cambiando el humor. — ¿Están todos aquÃ?
— Creo que sÃ. — dijo Harry. — Hasta Snape está bajo el sol.
Ginny se rio. — DeberÃas decir algunas palabras, agradeciéndole a todos por venir. — le sugirió a Harry.
Harry asintió y caminó hacia el frente con ella, para poder estar frente a todos. — Gracias a todos por venir. — dijo.
Bill se sorprendió un poco, ya que no habÃa visto a Harry lanzar el hechizo Sonorus. — No puedo expresar lo impresionado que estoy por todo lo que han hecho. Este lugar se ve increÃble. Todos han trabajado mucho y se nota.
Bill se encontró a sà mismo juntándose a los vÃtores de los estudiantes.
— Hoy es un dÃa para divertirse. — continuó Harry. — Es un dÃa para reenfocarnos y un dÃa para recordar porque estamos luchando. Y esta es la manera perfecta de hacerlo.
— Miren a su alrededor, a sus amigos, compañeros de casa, la gente en su mismo año. Los profesores y gente que han visto y no conocen.
— Cada uno de ustedes está sonriendo, relajado, y está listo para divertirse sin la amenaza del peligro.
— Esta es la razón. Esto es. Esto es lo que los morti-estúpidos quieren quitarnos y el porque tenemos que luchar para retenerlo. Por un dÃa vamos a celebrar, y cada risa que tengamos, cada sonrisa, cada mirada que compartimos será una respuesta directa a aquellos que no nos quieren ver asÃ. En este dÃa reafirmamos nuestra independencia y reunimos la energÃa que necesitamos para luchar.
— El fin se acerca, y cuando llegue, estaremos listos. Estaremos preparados; tendremos la habilidad. ¡Al final, cuando se aclare el polvo estaremos triunfantes en el campo de la victoria y le demostraremos al mundo que Hogwarts es la mejor escuela de hechicerÃa que existe!
Bill rugió su aprobación, sus ojos fijos en Harry y en Ginny. Por un segundo los dos parecÃan más que humanos. Bill se dio una sacudida a sà mismo y la sensación se desvaneció, dejando un sentimiento de orgullo de que los conocÃa a los dos, estaba relacionado con uno de ellos y pronto estarÃa relacionado con el otro. PodÃa escuchar a Fleur gritar de la emoción a su lado y cuando miró alrededor hasta vio a los profesores de pie con los estudiantes, y se dio cuenta el porque todos estaban dispuestos a seguir a Harry.
El chico era un lÃder, simple y puramente un lÃder. Bill seguirÃa a Harry hasta donde el chico lo llevara y el sentimiento de esperanza creció más dentro de sà y antes de que se diera cuenta estaba gritando junto con los demás de nuevo.
Harry y Ginny se quedaron quietos por un minuto y luego Harry alzó la mano, deteniendo los chillidos cual si fuera director de orquesta. — Asà que, que empiece la fiesta. ¿Dean, Seamus?
Los dos chicos se movieron al frente y hablaron con Harry en voz baja.
Harry asintió y movió la mano. Un pedazo de papel de mensajes mágico apareció al frente suyo. Él pareció pensar por un segundo, y entonces el papel empezó a duplicarse, el original desapareciendo mientras se duplicaba.
Alrededor del campo, el alerta de notificación de un mensaje nuevo de los estudiantes y profesores sonó.
Bill miró cuando el suyo sonó también, y lanzó el hechizo para leerlo.
"De: Harry
Para: Equipo Gamma
Asunto: Equipos
Felicidades, usted ha sido seleccionado para representar al Equipo Gamma en las competencias de hoy.
Los equipos se seleccionaron al azar y cada equipo tendrá miembros de todos los años.
Para añadirle elemento de competencia, cada miembro del equipo ganador acumulará puntos para las casa de los estudiantes y botellas de vino para los adultos.
Buena suerte, y recuerden divertirse.
HJP
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Audaces fortuna juvat"
— Estoy en Gamma. — dijo él.
— Delta. — informó Charlie.
— Alfa. — añadió Fleur.
— Beta. — terminó Tonks.
— Me pregunto en cual equipo estarán Harry y Ginny. — se preguntó Bill.
— Todos deben haber recibido su notificación de equipo. — La voz modulada de Harry se escuchó sobre todo el mundo. — Tendremos el primer juego en una hora. Antes de eso, siéntanse en la libertad de beber algo. Por solo un dÃa, las bebidas serán gratis gracias a nuestros aupiciadores, Cerveza de Mantequilla Original de Abe el Honesto.
Hubo otro ligero chillido de aprobación, mientras los estudiantes empezaban a caminar hacia las mesas.
— Más vale que vayamos allá. — dijo Bill. — Van a necesitar nuestra ayuda.
— Bien que sÃ. — dijo Charlie y empezó a trotar hacia la mesa.
Bill tomó la mano de Fleur y caminó rápido, consciente de que su elegante novia francesa jamás saldrÃa trotando.
— ¿PodrÃan Harry Potter y el profesor Dumbledore venir acá hacia el frente por favor? — la voz modulada de Dean se escuchó sobre la multitud.
Harry, con una expresión de sorpresa en la cara, le dio un beso ligero a Ginny y se dirigió hacia el frente.
— Bien. — gritó Seamus, su voz bajo un hechizo sonorus. — El profesor Dumbledore y Harry serán nuestros jueces. Como muchas de las competencias de hoy son mágicas, no es justo que algún equipo tenga a uno de los dos magos más poderosos.
— Pero. — dijo Seamus pausando y tirando una risita a la multitud. — Tampoco es justo que ellos solo nos vean a nosotros haciendo el ridÃculo y ellos no hagan nada, ¿verdad?
— ¡No! — rugieron los estudiantes. Harry no pudo evitar reÃrse, especialmente cuando vio a Sirius y a Juanita gritando con el resto.
— Asà que. — continuó Dean. — Pensamos que para el primer juego serÃa algo divertido entre Harry y el director. Es como el fútbol muggle, en el sentido de que tienen que meter la bola en el otro lado. Pero. — pausó dramáticamente. — La única regla es que no se pueden mover. Todo debe ser magia. Como jurado tenemos al otro no combatiente de hoy, Abe Dumbledore.
Harry se rio suavemente. — ¿Está listo para perder? — le preguntó a Albus, sabiendo que su rol era el del joven socarrón.
— ¿Perder? Creo que no. Creo que todavÃa te puedo enseñar un par de cosas, jovencito. — el director dijo jovialmente.
Harry miró alrededor y luego parpadeó cuando vio un flash blanco. Harry tragó en seco cuando se dio cuenta de que podÃa ver directo por la falda de Ginny cuando esta se sentó frente a él. — PermÃtame un momento. — dijo ronco y corrió hacia Ginny.
— Estás enseñándoles el mundo a todos. — dijo susurrando, mientras se inclinaba hacia ella.
— Es un encantamiento, Harry. — le susurró ella a él sonando juguetona. — Solo a ti te estoy mostrando algo, nadie mas puede ver nada.
Harry tragó en seco. — ¿Cómo se supone que me pare derecho?
— ¿Umbridge en un bikini?
— Bruja. — gruñó Harry.
— SÃ que lo soy. Disfruta. — dijo ella riendo.
Harry sacudió la cabeza y trató de imaginarse a Umbridge en un bikini. Desafortunadamente unas pantaletas blancas se le metÃan dentro de la mente.
— ¿Listo? — preguntó Abe.
Harry asintió y trató de enfocarse en el juego. Por suerte, notó cuando Ginny cambió de posición y logró concentrarse mejor en el juego.
— Las reglas son simples. No se está permitido que se ataquen uno al otro, solo a la bola. No está permitido construir estructuras permanentes y todo lo que crean debe ser destruido en cinco segundos. Aparte de eso, todo se vale. — Abe tenÃa en la mano una pelota blanca. — ¡En sus marcas! ¡Listos! ¡Fuera!
Una exaltación larga se escuchó cuando la bola voló por los aires. Un bate apareció al lado de la bola y bateó la bola hacia el gol de Harry.
Harry alargó la mano tratando de controlar la bola.
— ¿Les dije que la bola está encantada para resistir magia directa? — la voz de Abe sonó por encima.
— SÃ. — gritó Harry, mientras creaba su propio bate y golpeaba la bola de vuelta. Con una movida de su mano, el bate se desapareció y empezó a planear como ganar el juego.
— ¡Ups! — otra vez Abe, para el gozo de los estudiantes viendo. — Debà haber dicho que es el mejor de tres.
Una planta enorme creció de la nada y agarró la pelota en sus ramas. La planta se echó para atrás y luego para el frente, lanzando la pelota hacia el gol de Harry mas rápido que ligero. Harry creó otro bate, pero como no juzgó bien la distancia, la bola le pasó por el lado y entró a su gol.
Harry juró por lo bajo y luego se echó a reÃr cuando vio a Albus haciendo un bailecito donde estaba parado, antes de alzar sus manos en señal de victoria extendiendo los dedos Ãndice y meñique de cada mano.
Harry se rio más cuando escuchó a Dean decir incrédulo. — ¡Dumbledore tiró los cuernos!
— Segunda ronda. Si Albus entra ésta, gana. — anunció Abe, tirando la bola en el aire.
Harry movió las manos al frente de él, creando una criatura pequeña con alas. La criatura agarró la bola y voló contra el gol. Harry contó hasta cinco, entonces hizo que la criatura se desvaneciera dejando la bola caer ante el gol de Albus.
Otra planta apareció pero Harry estaba preparado esta vez. Cuando la planta se echó para atrás, un hacha voló por los aires, cortando las ramas. La bola rebotó y entró al gol de Albus.
Harry sonrió ampliamente y le tiró una risita a Ginny. El calor de la media mañana estaba empezando a molestarle y él deseó haberse puesto otro tipo de camisa. DistraÃdamente él desabotonó la camisa y se la tiró a Ginny.
Harry se preguntó vagamente el porque Ginny sintió la necesidad de ponerse de pie por un segundo y espetar su mirada a los estudiantes detrás de ella.
El joven se encogió de hombros y se preguntó como Dumbledore se las mantenÃa con todas sus túnicas puestas.
— Encanto enfriador dentro de la túnica. — Albus dijo, interpretando la mirada envidiosa de Harry.
— Bola final, caballeros.
Ahora que los dos habÃan agarrado el juego, la cosa se nivelaba más, cuando un chorro de objetos voló por todas partes saliendo de la nada, mientras peleaban por la bola blanca.
Harry se las arregló para hacer que la bola volara hacia su blanco cuando Albus alzó las manos causando que la tierra se alzara protegiendo su gol.
El terreno regresó abajo y una bola de fuego pareció circular la bola, lanzándola contra el gol de Harry. Este alargó una mano hacia el lago y sacó varios cientos de galones de agua, usándola para apagar la bola, y tirándola al azar hacia el aire. Usar los elementos le dio a Harry una idea.
Harry empezó a moverse en la grama dando vueltas. Poniendo las manos hacia fuera, empezó a flotar, dando vueltas más y más rápido.
Con un grito, Harry dejó salir un tornado de aire que agarró la bola y la hizo volar directo al gol.
Dumbledore puso sus dos manos hacia el frente y una ráfaga de magia pura sacó la bola fuera de curso, enviándola hacia el cielo, antes de que otra ráfaga la enviara de vuelta a Harry.
Harry se echó a reÃr. No se acordaba de cuando se habÃa divertido tanto. Harry cayó de rodillas y alzó las manos. Con una pausa dramática, las puso abajo, brincando a sus pies a la misma vez. Doscientas nuevas bolas aparecieron a la vez alrededor de la original, todas eran una ilusión, y al lado de ellas, doscientos murciélagos aparecieron en diferentes direcciones.
Albus trabajó mas rápido de lo que Harry pudo haber pensado mandando hechizo tras hechizo que hacÃa desaparecer las ilusiones.
Harry envió cinco directamente hacia Albus mientras pateaba distraÃdo la bola verdadera a través del campo.
Albus, mirando hacia arriba, derribó las bolas, sin fijarse de la que iba rodando por el suelo, hasta que cruzó la lÃnea del gol.
— ¡Gol! — gritó Abe. — ¡Harry Potter gana!
Un segundo más tarde, Harry se encontró con una excitada pelirroja besándolo entusiasmadamente. — ¡Eso estuvo sensacional! — gritó ella. Los vÃtores de los estudiantes viendo estaban de acuerdo con ella.
Harry se sintió ruborizar y caminó hasta su director. — Buen juego. — dijo en voz alta y ofreciendo la mano.
— Muy buen juego. — respondió Albus, agarrando la mano del joven de forma entusiasta. — No me habÃa divertido asà en años. Vamos a tener que hacer una revancha el año que viene.
— Absolutamente. — dijo Harry sonriendo y haló al anciano para un abrazo rápido.
— Bueno. — la voz ampliada de Dean se escuchó sobre el ruido. — No creo que nadie esperaba ver ese despliegue de magia. Me gustarÃa agradecer a Harry Potter y a nuestro director, Albus Dumbledore, por empezar el dÃa con estilo. El próximo juego será entre los equipos Alfa y Delta y empezará en una hora. Lavender, Parvati, la Sra. Weasley y los elfos de Hogwarts han trabajado como esclavos, y ahora es tiempo de disfrutar el resultado. Los encantos se han levantado de la comida. ¡Asà que todos agarren un plato, y a comer se ha dicho!
— Vamos a hacer esto en orden. — se escuchó la voz de Lavender. — Hay más que suficiente comida para todos, asà que no se apuren si son los últimos. Equipo Alfa, ustedes van primero.
Harry tomó su camisa de manos de Ginny y se la puso de nuevo, sin molestarse en abotonarla ya que todavÃa tenÃa calor. Los dos caminaron tomados de la mano y se sentaron al lado de los padres de Ginny, Percy, Penélope. Sirius, Remus y Juanita.
— Eso estuvo increÃble. — dijo Sirius con alegrÃa. — La ultima movida estuvo genial, mocosillo escurridizo.
Harry sonrió, mientras Ginny se acomodaba sobre su regazo. — Fue divertido. — dijo. — ¿SabÃas que iban a hacer eso? — le preguntó a Ginny.
— No. — dijo ella, dándole un beso en la cara. — Pero fue muy divertido verlo. Con todo y que tuve que recordarles a algunos que tú me perteneces.
— ¿Posesiva, ah? — bromeó Harry.
— Mucho. — dijo ella. — ¿La están pasando bien? — preguntó ella a sus padres.
— Seguro que sÃ. — dijo Arthur alegremente. — Es bueno ver a toda la familia aquÃ, aunque la mayorÃa están ocupados trabajando con Fred y George. Parece que la nueva bebida será un éxito.
— Eso esperamos. — dijo Harry. — ¿Cómo les fue buscando por ese maleficio?
— Algunas ideas. — dijo Remus encogiéndose de hombros. — Pero nada concreto.
— He asignado a Fleur y a Bill para que trabajen con eso a tiempo completo durante las próximas semanas. — dijo Harry casualmente.
— ¿De veras? — preguntó Remus.
— SÃ, es importante que hagamos esto de forma seria. Y esos dos tienen mucha experiencia rompiendo maleficios.
— Gracias. — dijo Remus suavemente.
Harry se encogió de hombros. — ¿Qué tal tú, Juanita, te estas divirtiendo?
— Me siento un poco fuera de liga aquÃ. — dijo ella sonriendo. — Tú no eres como otros de los magos que vi en mi paÃs. Ellos podÃan hacer algunas cositas, pero lo que tú haces…
— ¿Percy, Penélope, están disfrutando del dÃa? — preguntó Harry.
— Definitivamente que estamos disfrutando de un dÃa espléndido. El entretenimiento ha sido muy apropiadamente entretenido hasta el momento y admito que tengo algo de anticipación en participar en algunos de los juegos también.
Harry sonrió calurosamente a Percy, feliz de ver que el que fuera estirado Weasley estaba más a gusto consigo mismo. TodavÃa hablaba medio formal, pero Harry sospechaba que eso era mas bien debido a la compañÃa que tenÃa en el trabajo que a un deseo de sonar como si fuera alguien que tenÃa una varita dentro de su…
— Es nuestro turno para ir a comer. — dijo Ginny, deteniendo la conversación e interrumpiendo el tono de que llevaban sus pensamientos.
Todos se fueron como grupo hasta las pobres mesas llenas a tutiplén de comida. HabÃa cuanta cosa habida de comer. Platos enormes de ensalada peleaban por espacio al lado de platos masivos de quiche, pollo frÃo y salchichas.
— Esto es increÃble. — dijo Harry a Molly.
— Oh, es nada. — respondió ella sonriendo. — Lavender y Parvati arreglaron casi todo esto, yo solo sugerà aquà y allá.
Con los platos llenos de comida, todos se regresaron a su mesa y el resto de la familia se les unió.
— ¿Cuándo fue la última vez que comimos asà todos juntos? — preguntó Fred alegremente, mientras Abe se sentaba al lado.
— No creo que hayamos estado asà todos juntos antes. — dijo Ron, mientras se sentaba con Hermione al lado de Harry.
— Al menos no con todos en parejas. — añadió Charlie.
— Imagino que somos entonces una gran feliz familia Weasley — dijo George con una sonrisita. (3)
A esto le siguieron varios gruñidos y varios de ellos le tiraron con la comida a George. — Chiste flojo, George. — dijo Fred. — Estoy orgulloso de ti.
— Oigan, el resto de nosotros está comiendo. — protestó Ginny. — ¿Angelina, le das un cantazo o algo?
— Hoy no. — dijo la aludida riendo. — Pero si se sigue portando mal, lo va a lamentar mas tarde.
Alrededor de la mesa se escuchó una carcajada general mientras George se ruborizaba furiosamente.
La tarde pasó rápida, mientras diferentes juegos se llevaban a cabo entre los diez equipos, con algunas riñas personales arreglándose en la diversión. Uno de los momentos mas divertidos fue un relevo de Quidditch que terminó con McGonagall y Snape en carrera alrededor del campo donde habÃa una carrera de obstáculos.
En un despliegue chocante de trampa y deshonestidad, McGonagall le lanzó un encanto a la escoba de Snape, haciendo que fuera para atrás.
A pesar de las protestas fervientes de Snape, su apelación para una revancha fue anulada, cuando los jueces discutieron rápidamente que en ningún lado las reglas decÃan que estaba prohibido sabotear la escoba del oponente y el equipo Epsilon obtuvo otros diez puntos.
Ginny, en el equipo Zeta, reunió a su gente. La competencia final antes de la barbacoa era un juego mágico de dodge ball (4). Después de una serie de partidos cerrados, el equipo de ella se iba a enfrentar al equipo de Snape en la final. El ganador del partido serÃa coronado como el equipo campeón. Ginny querÃa ganar, no por los puntos, sino por los besos que le iba a reclamar a Harry como su premio.
— Muy bien, escuchen. — dijo ella. — Primer y Segundo año, quiero que protejan a los mayores. Su trabajo es agarrar y desviar cualquier cosa que nos tiren. Tercero y Cuarto, su trabajo es alinear las bolas para los Quinto, Sexto y Séptimo. Blaise, tu te encargas de Lavender y Parvati. A Snape me lo dejan a mÃ. ¿Todos saben lo que van a hacer?
— SÃ, Ginny. — su equipo contestó con excitación.
— Recuerden. — dijo Ginny firmemente. — Todo lo que les pido es que traten lo mejor de sÃ. A lo mejor nos ganan, pero nunca seremos derrotados. Y tenemos una buena oportunidad de ganar. Ahora, con todo y que el profesor Snape ha mejorado bastante, esta es nuestra oportunidad de vengarnos un poco por todos los años que fue un tonto. ¿Están listos?
— ¡SÃ! — su equipo gritó.
— ¡Muy bien, al ataque!
El equipo se dividió y se acercó al otro, quienes se veÃan tan entusiasmados como el quipo de Ginny. Era casi extraño pensar que Severus podrÃa animar a su gente, pero como probó más temprano, cuando su equipo derrotó al de McGonagall, ciertamente era capaz.
Ginny estaba casi segura de que Harry no habÃa hecho los equipos al azar, ya que el de ella tenia una pequeña desventaja. Su equipo era el único sin ningún profesor y sin nadie de la familia. Esto le habÃa hecho sentirse mas determinada en que podrÃan ganar, y ella habÃa jugado bien con el estado débil de su equipo, ignorando la vocecita que le decÃa que un equipo con ella y Blaise no tenÃa nada de débil.
— ¿Listos? — gritó Abe, quien habÃa decidido que le gustaba mas ser referee que servir cerveza.
Ginny alzó la mano y amarró su pelo en una cola de caballo, mentalmente disculpándose con sus amigas por haber arruinado el peinado. Ella se volteó y desabotonó la blusa para amarrarla en un nudo debajo de los senos. Luego se estiró un poco deseando que la falda fuera menos restrictiva cuando sintió que se movió un poco. Ella miró a Harry, el cual le dijo en mÃmica 'buena suerte’ a ella.
Ella le tiro un beso e hizo nota mental en darle las gracias de forma propia por haber transformado la falda de forma discreta.
— ¡Un momento! — gritó Fred de repente, corriendo hacia el medio del campo con George.
— ¿Qué sucede? — preguntó Abe.
Ginny vio a Harry moviéndose hacia el frente, mirando alrededor como buscando por cualquier amenaza.
— Estamos tomando apuestas por el resultado del partido, una apuesta por persona. Siete a uno a favor de Snape, dos a uno a favor de Ginny.
Ella se echó a reÃr suavemente, cuando un chorro de gente empezó a gritar cantidades de dinero. Bill, Charlie, y sus padres aparecieron al lado de George, apuntando las apuestas en pedazos de pergamino.
— ¿Hay más apuestas? — preguntó George, cuando el ruido se amainó.
— 100 galeones a favor del profesor Snape. — dijo Dumbledore firmemente.
— No podemos cubrir eso. — jadeó Fred.
— Están cubiertos. — dijo Harry. — Yo apuesto la misma cantidad a favor de Ginny con un proviso. El ganador dona el dinero a San Mungo.
— De acuerdo. — dijo Albus en voz alta y fue a darle la mano a Harry.
Abe tomó su lugar otra vez en el campo para deleite de los estudiantes.
— ¿Hay mas interrupciones?
— ¡Sólo una! — gritó Harry, corriendo hacia Ginny. Harry la besó firmemente y le murmuró. — Te amo.
Ginny suspiró alegre y solo lo miró, sabiendo que no necesitaba decir nada.
Harry le guiñó un ojo, y corrió de vuelta a sentarse al lado de Albus.
— En ese caso. — gritó Abe. — ¡Que empiece el juego! — Abe movió las manos dramáticamente y quince bolas rojas aparecieron en el cielo.
El juego no se estaba jugando siguiendo las reglas tradicionales de Dodge Ball. Simplemente, si te pegaban con la bola, estabas fuera.
Los de primero y segundo años del equipo de Ginny estaban haciendo un trabajo tremendo. Los encantos que usaban eran simples, solo apuntaban y gritaban la palabra, pero eran efectivos desviando las bolas al último minuto.
Los de tercero y cuarto año estaban usando encantos para convocar las bolas más cerca, pasándolas a los estudiantes senior, los cuales estaban usando variedades de encantos para dispararlas de vuelta a sus oponentes.
Viendo una oportunidad, Ginny corrió y se zumbó sobre un alumno del primer año, rodando por el suelo. Ella luego brincó de pie al terminar la rodada para tomar una pelota, tirándola de forma diagonal hacia el aire. Ginny apuntó la varita hacia la bola y le disparó un rayo de magia, agarrándola en el momento justo para pegarle directo a Anthony Goldstein, sacándolo del juego.
Ginny se apresuró a la seguridad del grupo y se dio cuenta que estaba disminuyendo rápidamente. Snape de seguro habÃa ordenado a su equipo a sacar del medio a los de primero y segundo año del equipo de ella, lo cual querÃa decir que los otros tenÃan que pasar mas tiempo defendiendo.
Ginny miró a sus oponentes y frunció el ceño. Iba a ser cerrado, ya que no tenÃa tiempo de cambiar tácticas en ese momento. Ella se echó para atrás un poco, dejando que una bola pasara volando y eso le dio una idea. Ginny apuntó su varita a la pelota y la atrapó, haciéndola girar para luego soltarla a toda velocidad directo hacia Lavender.
La bola voló hacia el estomago de la muchacha, pero no hizo daño, ya que todas las bolas habÃan sido encantadas para detenerse a una pulgada de cada oponente. Lavender gruñó y cayó al suelo, saliendo gateando del partido.
El partido continuó, con más estudiantes saliendo del juego hasta que solo quedaron Ginny, Blaise, Parvati y Snape.
Con un hechizo estrangulado, Blaise esquivó la pelota de Snape pero caminó directito hacia la que venÃa de Parvati.
Los gritos de apoyo se escuchaban de todos lados, a favor de los dos bandos recorriendo el campo entero.
Ginny rechinó los dientes, determinada a que si caÃa lo harÃa luchando hasta lo último.
Cuando las dos bolas volaron hacia ella, Ginny brincó en el aire y luego estiró las piernas, echándose hacia atrás para que las bolas pasaran por encima y debajo de ella. Girando la cabeza hacia atrás, ella agarró las dos bolas con su magia, enviándolas volando como un espiral hacia Parvati.
La Gryffindor se las arregló para esquivar una de las bolas, pero no la segunda, lo cual dejó la competencia en un mana a mano entre Snape y Ginny.
Snape viró en un cÃrculo inmediatamente, recogiendo todas las bolas alrededor de él, antes de lanzarlas todas a la vez hacia Ginny.
Ginny dio una pirueta hacia la derecha, brincando en un flip, antes de zambullirse bajo otra bola, rodando de forma que aterrizó de forma segura en la espalda. Ginny alzó las piernas y las bajó rápido usando el momento para ponerse de pie. Ginny se hundió de frente, agarró una bola en el aire y usó su cuerpo para enviar la bola hacia Snape.
Snape brincó, esquivando la bola con agilidad, pero el movimiento le dio a Ginny la oportunidad de prepararse para lanzar otro ataque.
La joven rápido lanzó un encanto reversible a una de las bolas, y se la lanzó a sà misma, enviando las otras bolas de forma normal. Las bolas sin encantar se movÃan rápido, asà que Snape llegó a ellas primero, usándolas para atrapar a Ginny.
El profesor se rio socarronamente, cuando se dio cuenta que Ginny no tenÃa a donde ir. Con un movimiento dramático de la mano, él lanzó la última bola directo a Ginny.
Pero, el encanto reversible hizo su trabajo, y la bola se regresó directamente a un sorprendido Snape.
— ¡Y el ganador es! — anunció Abe. — ¡El equipo Zeta!
Hubo un ruidoso chillido de parte de la audiencia, mezclada con los gruñidos en broma de los estudiantes que habÃan apostado por Snape.
Ginny sonrió mientras se inclinaba para recobrar el aliento. La muchacha miró cuando vio que Harry estaba acercándose a toda velocidad. Ella abrió los brazos y dejó que el muchacho la abrazara, dándole vueltas alrededor. — ¡SabÃa que podÃas lograrlo! — gritó él.
— Yo sola no lo logré. — corrigió ella. — Todos lo logramos. — dijo señalando a su equipo.
— Y felicitaciones a todos ustedes. — dijo Dumbledore. — Treinta puntos para cada miembro del equipo de Ginny y primer lugar para comer en la barbacoa.
Ginny se soltó de los brazos de Harry y se dirigió hacia su equipo, arrodillándose frente a ellos. — Se los dije. — dijo suavemente. — Que si trataban lo máximo, serÃa todo lo que le pedirÃa a ustedes. Hicieron mejor que eso, y estoy muy orgullosa de ustedes. Todos ustedes jugaron una parte importante en nuestra victoria y nunca lo olviden. Ahora, vayan a ver a sus amigos y a divertirse.
El equipo gritó animado y todos salieron corriendo con excitación.
— Buen trabajo, Ginny. — dijo Blaise suavemente, abrazando a la otra chica. — Podrás decir que fue un esfuerzo en equipo, pero al final un equipo es bueno solo si tiene un buen lÃder y tuvimos a la mejor.
Ginny se ruborizó y miró a sus pies. — ¿Me veo bien? — dijo susurrando de repente a Blaise. — He arruinado el peinado y la blusa.
Blaise echó la cabeza para atrás y se rio en voz alta. La muchacha se desamarró su cola de caballo y le dijo riendo a Ginny. — Ve donde Harry y hazle esa misma pregunta.
— Pero…
— Nada de peros, ve. — dijo Blaise con firmeza.
Ginny sonrió y le dio un abrazo ligero a Blaise. — No podÃa tener otra mejor número dos al mando. — dijo susurrando antes de corretear de vuelta a Harry.
Ella abrió los brazos al muchacho, y Harry se movió hacia ella y de repente Ginny se encontró a sà misma en el topo de la torre de AstronomÃa.
— ¿Qué hacemos aquÃ? — preguntó sorprendida.
— ¿Tienes alguna idea de cómo te ves? — le preguntó él, su voz sonando más ronca que de costumbre.
— Hecha todo un lÃo. — dijo abochornada. — Mi pelo está todo parado, arruiné la blusa, mmpf… — terminó ella cuando Harry la besó de repente.
— No tenemos mucho tiempo. — dijo él disculpándose. — Pero no podÃa esperar más para darte un beso, de forma apropiada. Estuviste increÃble hoy. — él pausó para besarla de nuevo, sus manos escurriéndose por debajo de la camisa de ella y acariciando su piel.
Ella ronroneó contra él, definitivamente disfrutando y animando este tipo de comportamiento.
— Por poco lanzo un hechizo para cegar a toda la escuela. — murmuró él contra los labios de ella. — No querÃa que todos vieran lo sexy que te veÃas.
— ¿Sexy? — preguntó Ginny con un chillido, para enojo de ella. Chillar no era forma de verse atractiva.
— Oh sÃ. — gruñó Harry, besándola de nuevo. — Terminé echándole a tu blusa el mismo encantamiento que usaste con tu falda. Estabas reboteando por todos lados. — dijo de forma reverente, mientras sus manos se escurrÃan para levantarla contra el cuerpo de él.
— Oh. — atinó a decir Ginny, sintiendo la piedra dura de la pared contra la espalda. — ¿Asà que aprovechaste y miraste?
— Seguro que sÃ. — gruñó Harry. — Me has estado volviendo loco todo el dÃa. Por poco pierdo contra Albus cuando todo lo que tenÃa en mente era la ropa interior que llevas. Fue imposible sentarme con tus padres cuando te tenÃa sentada sobre el regazo, porque todo lo que querÃa era recorrer las manos debajo de esa maldita falda y ver si tus muslos son tan suaves como se ven. Y ser juez de esta maldita competencia… ni siquiera me di cuenta cuando Minerva encantó la escoba de Snape, porque estaba muy ocupado ligándote.
— ¿Qué te detiene ahora de que explores más? — demandó Ginny, ladeando la cabeza para poder besarlo unas cuantas veces.
— El hecho de que se supone que estemos allá abajo. — suspiró Harry, colocando su frente contra la de ella. — Estuviste sensacional hoy, mi amor. Como una guerrera del pasado. Organizaste a tus tropas, los pusiste a trabajar como equipo, y al final te llevaste la victoria. Estoy muy orgulloso de ti, y orgulloso de tenerte.
Ginny jadeó suavemente, de repente sintiendo lágrimas en los ojos. Escuchar esos cumplidos de parte de Harry le llegó directo al corazón y la única respuesta que ella pudo pensar fue la de besarlo fuertemente, y poner su alma en el beso. Lo cual hizo.
Eventualmente y para su desilusión, Harry rompió el beso y se echó un paso para atrás. Su mano la metió en el bolsillo y de repente se veÃa nervioso.
— Ginny. — dijo suavemente con tono serio. — Iba a hacer esto mas tarde, pero no puedo esperar más. En el corto tiempo que llevamos juntos, nos han pasado muchas cosas. Ni siquiera puedo recordar como era mi vida antes de entraras a ella de forma tan dramática.
Ginny encontró que de repente no podÃa respirar. Su estómago se retorció nerviosamente, mientras lo miraba, sin tener idea de lo que él estaba haciendo.
— Se que somos jóvenes. — continuó él. — Pero se muy bien que quiero pasar el resto de mi vida junto a ti. Asà que. — Harry sacó la mano del bolsillo revelando una caja alineada de terciopelo negro. — ¿AceptarÃas este anillo, a sabiendas de que cuando seamos lo suficiente mayores, te daré un anillo de compromiso propio, y después, tan pronto como podamos, un anillo de matrimonio? ¿AceptarÃas este anillo como mi promesa hacia ti?
Ginny jadeó mirándolo, su mente en blanco. No podÃa creer lo que él acababa de decirle, era lo último que esperaba.
— ¡SÃ, por MerlÃn sÃ! — respondió ella casi gritando y colocando los brazos alrededor de él mientras estallaba en llanto.
Ella sintió como él la abrazaba suavemente, mientras le pasaba la mano por la espalda. Ginny se limpió la nariz y le mostró el anillo del dedo, no muy segura que él sabÃa en cual dedo iba el anillo.
Harry le puso el anillo en el dedo y le sonrió a ella de una forma diferente. Era una forma posesiva, mas aún que ahora la reclamaba en público. Ginny sintió como el anillo se apretaba alrededor de su dedo y dejó salir un resoplido. — Es precioso.
— Es una herencia de familia. — dijo Harry suavemente. — Cuando te ponga los otros dos anillos en el dedo, los tres se unirán en uno solo.
— Me encanta. — dijo Ginny, besándolo firmemente. — Y tú me encantas.
Harry la besó de nuevo, alargando el beso antes de romperlo. — Tenemos que regresar. — dijo gruñendo.
— ¿Por qué’? — preguntó ella. — ¿Por qué no nos Apareces a tu cama y continuamos celebrando en privado?
— Ginny. — suspiró Harry. — No hay nada que me gustarÃa hacer más que eso. Pero tu familia entera está abajo, y el resto de la escuela, y nos están esperando para que puedan comer.
Las palabras que Ginny usó para expresar lo que sentÃa sobre la escuela eran muy creativas, considerando la oferta de ella de hace un segundo y le pusieron una sonrisa a la cara de Harry.
— Mas vale que no. — dijo este riendo. — Ese tipo de comportamiento deberÃa ser reservado solo para mÃ.
— Está reservado para ti. — dijo ella riendo. — Pero vamos a tener que buscar en la bóveda esa tuya para ver si encontramos un anillo para ti.
La mirada que Harry le envió por poco le llevaba el aliento.
— Vamos, mi amor. — dijo él y los Apareció de regreso.
Los dos se aparecieron entre los estudiantes, cerca de la familia de ella.
— ¡Ay, Dios Santo! — Parvati chilló en voz alta, atrayendo la atención de todos. — ¿Qué es eso en tu mano?
— ¿Esto? — dijo Ginny de forma casual, levantando la mano. — Oh, Harry acaba de prometerme matrimonio tan pronto tengamos la edad apropiada.
Lavender chilló y agarró la mano de ella, alejándola de Harry. Ginny miró sobre su hombro para ver a Charlie agarrando a Harry en un fuerte abrazo. Ella se rio cuando vio la expresión en la cara del muchacho, y se dio la vuelta cuando sus amigas, y sus familiares mujeres la rodearon, demandando detalles de lo que habÃa pasado.
Harry exhaló lentamente. Se habÃa sorprendido un poco por la bienvenida completa que le dio la familia. Hasta el señor Weasley le dio la mano de forma excitada. Harry les explicó a todos de donde sacó la idea y cómo estaba planeando comprometerse con Ginny tan pronto cumpliera los diecisiete años y casarse con ella tan pronto ella terminara con la escuela.
Hasta Ron le felicitó, señalando, mientras le daba un abrazo, que ahora serÃan hermanos de verdad.
Molly Weasley, su rostro hinchado de tanto llorar, le habÃa dado con abrazarlo de repente a cada momento, y pasar el resto del tiempo cuchicheando con Lavender y Parvati, de seguro planeando la boda de los dos.
Después que la distracción se apagó un poco, y Harry estaba contento de no tener que hablar mas del asunto, Albus y Abe trabajaron juntos para que las mesas de picnic se fueran mágicamente, revelando inmensos fogones de barbacoa. Otro encanto prendió la lumbre y todos los elfos de Hogwarts aparecieron, llenos de platos de comida y el aroma de carne cocinándose despertó el apetito de todos.
Las salchichas, hamburguesas, y filetes sabÃan tan ricos como olÃan, dejando a todos satisfechos y la noche la pasaron en grupos pequeños, con las personas caminando de un lado a otro, hablando bajo las miles de luces que los prefectos habÃa organizado. En la parte de atrás, algunos de los estudiantes estaban bailando con la música suave.
— ¿Estás seguro que sabes lo que haces? — preguntó Hermione, mientras se sentaba al lado de Harry, con Ron a su lado, formando los tres un pequeño triángulo.
— Creo que sÃ. — dijo Harry lentamente. — Lo hago a sabiendas de lo que estoy haciendo. Una de las cosas que Voldemort está tratando de hacer es matar la esperanza. Está tratando de evitar que vivamos la vida que queremos vivir. Y bien, yo quiero vivir mi vida con Ginny, y ese anillo de pre-compromiso es mi promesa a ella de que haré lo que sea para sobrevivir para poder ponerle los otros dos anillos en su dedo. Los dos sabemos que a lo mejor eso no pase, pero el miedo no es una buena razón para dejar de vivir.
— Yo pensaba hacerlo mas tarde esta noche, pero ella se veÃa tan bonita; trabajó tan duro para ganar que me di cuenta que no podÃa esperar. No puedo estar amenazando al resto de la escuela, asà que esto es una declaración hacia ellos de que Ginny es mÃa y lo será por el resto de mi vida. Y tan pronto podamos encontrar un anillo, lo pienso usar también para que todos sepan que yo le pertenezco a ella de la misma manera.
Hermione sonrió. — Nunca pensé que cuando Ginny empezó a besarte que terminarÃan asÃ.
— ¿Quien lo hubiese pensado?
— No yo. — dijo Ron riendo. — Yo estaba muy ocupado tratando de proteger a Ginny. Claro está, lo que debà haber echo era protegerte a ti amigo. Una vez ella te puso las garras encima, no tenÃas ninguna oportunidad.
Harry se echó a reÃr. — Yo no dirÃa que ella tiene garras.
— Nunca has peleado contra ella. — dijo Ron riendo.
— Cierto. — asintió Harry.
— ¿De que hablan ustedes tres con tanta intensidad? — preguntó Ginny, sentándose con firmeza en el regazo de Harry.
— Vaya, de usted señorita Weasley. — sonrió Harry.
— Srta. Weasley hasta que salga de la escuela, entonces seré la Sra. Potter. — dijo Ginny alegremente.
— Ves. — dijo Ron con una risita. — Te lo dije.
— Oh, cállate, tú. — dijo Ginny exhalando.
Harry la sintió acurrucarse mas contra el pecho de él, asà que colocó los brazos alrededor de ella, abrazándola con fuerza. Uno a uno, el resto de la familia Weasley se les unió, y todos pasaron el resto de la velada hablando calmadamente y disfrutando la compañÃa.
No fue sino hasta más tarde que Harry se dio cuenta que Ginny se habÃa quedado dormida en su regazo. Las actividades de más temprano obviamente la habÃan dejado exhausta. Harry se movió un poco para que ella estuviera más cómoda.
— Ve y llévala a que se acueste, Harry. — dijo Molly suavemente. — Somos los últimos aquÃ, y es hora de irnos a casa.
Harry miró alrededor, un poco sorprendido de ver que casi todos los estudiantes se habÃan marchado, algunos todavÃa caminando hacia la escuela. Albus estaba con Dobby en una esquina, y docenas de elfos estaban trabajando limpiando el reguero dejado por los estudiantes.
— Yo llevaré a Hermione a la cama también. — anunció Ron alegremente.
— No lo harás, Ronald Weasley. — dijo Molly con firmeza.
— Pero estás dejando que Harry se acueste con Ginny. — protestó Ron.
— Yo lo que dije fue que la llevara a la cama. — corrigió Molly. — Y te dejaré hacer lo mismo, si Hermione lo permite, cuando le hayas puesto un anillo en el dedo a ella.
— Oh. — dijo Ron, frunciendo el ceño.
— Ni lo pienses. — dijo Hermione suavemente. — TodavÃa hay tiempo de sobra para eso. Además solo somos el grupo de apoyo; nosotros no tenemos el peso del mundo sobre lo hombros.
— Ustedes son más que el grupo de apoyo. — dijo Harry.
— Lo se, Harry. — dijo Hermione suavemente. — Pero lo que cuenta es el principio. Y por más que quisiera, no puedo tomar tus problemas por ti. Ginny te puede ayudar de una forma que yo no puedo. Los dos se merecen la relación que tienen.
— Estoy completamente de acuerdo. — dijo Percy, entrando a la conversación. — Y siento mucho mi comportamiento de antes, Harry. No hay nadie en quien pueda confiar mas para mi hermana.
Harry se encogió de hombros y le sonrió a Percy. — No te apures por eso. — dijo, mirando primero a Ginny y luego al resto de los Weasley. — Charlie, quiero que cuando no estés conmigo, pases el resto del tiempo en la biblioteca. ¿Hermione, le podrÃas buscar algunos libros en occlumencia? Charlie, no practiques sin mÃ.
— Bill, Fleur, quiero que mañana en la mañana descansen y luego se reúnan con Hermione en la tarde para que ella los ponga al dÃa en lo que han encontrado.
— Molly, me gustarÃa que empezara a pasar más tiempo en Hogwarts durante el dÃa. No me gusta que esté sola en La Madriguera. Tenemos bastante trabajo aquà para que ayude en algo.
— Percy, tú y Penélope pueden ayudar mañana investigando también. El lunes, empiezas a organizar la inspección sorpresa. Quiero que te lleves a Bill y a Charlie cuando vayas.
— Fred, George, quédense con Abe mañana y chequeen doble todo para el lanzamiento del lunes. Tuve una conversión por mensaje mágico con Luna más temprano y le di un soplete al papá de ella para que tengamos algo de cobertura de parte de la prensa. Eso hará que El Profeta les caiga encima, asà que prepárense.
— Sirius, Remus y Juanita, por favor cuÃdense. Mañana se van de vuelta a investigar donde queda la guarida de los morti-estúpidos. Si se meten en lÃos, avÃsenle a alguien de inmediato. Allà estaremos para ayudarlos.
La cara de Harry se puso seria. — No quiero que ninguno de ustedes vaya a ningún lado por su cuenta. Las cosas van a cambiar mañana y pienso que vamos a empezar la cuenta regresiva ya. No puedo permitir que atrapen a ninguno de ustedes.
Las caras de todos los presentes estaban ligeramente sorprendidas, pero todos asintieron lentamente.
Harry les sonrió a todos. — Buenas noches. — dijo suavemente. — Y gracias por venir hoy.
Harry abrazó a Ginny un poco mas fuerte y los Apareció al cuarto de ella.
— Me pregunto que es lo que va a pasar mañana. — dijo Fred lentamente. — Hubiese pensando que él se referÃa al lunes cuando vamos a atacar financieramente a los morti-tontos.
— Igual pensaba yo. — añadió George.
— El liderazgo viene acompañado de muchas responsabilidades. — la voz de Albus Dumbledore los interrumpió, mientras se les unÃa y sentaba en la silla donde hacÃa un momento Harry estaba sentado. — Y Harry ahora es que entiende mejor mi comportamiento de los últimos años. Hay veces que un lÃder no puede decirlo todo. Se que algo va a pasar mañana, pero me temo que no tengo la más mÃnima idea de lo que pueda ser, aparte de especular mucho, lo cual no ayuda nada en este caso.
— Pero nosotros somos sus amigos. — protestó Ron.
— Sà que lo son. — dijo Dumbledore. — Y como buenos amigos que son, tienen que confiar de que él se guarda algunos secretos por una buena razón. Ya han visto como él se toma toda la responsabilidad y como se mantiene en sus dos pies.
— Fue bueno verlo divertirse hoy. — dijo Molly, moviendo la conversación con la destreza de alguien que sabÃa hacerlo.
— Y verlo proteger a Ginny. — dijo George riendo. — ¿Alguno de ustedes se dio cuenta cuando de repente ella se puso toda borrosa mientras estaba jugando?
Bill soltó una risita. — SÃ, fue fácil verlo. Él no fue necesariamente sutil con el encantamiento de ofuscación que le lanzó a ella.
— Pero. — interrumpió Percy. — Me temo que ustedes dos le deben una disculpa.
— SÃ. — suspiró Charlie. TodavÃa estamos tratando de averiguar como se la pagamos al chico que tiene a nuestra hermana.
— ¿Les puedo sugerir una simple disculpa? — preguntó Albus.
— No es suficiente. — dijo Bill, colocando un brazo sobre Fleur. — Debe de haber algo que Charlie y yo podamos hacer por él.
— Ya pensaremos en algo. — suspiró Charlie. — Pero como sea, no puedo esperar a que ya sea sábado de nuevo.
— ¿El partido de Quidditch? — preguntó Hermione.
— Absolutamente. — dijo Charlie con entusiasmo. — He querido jugar contra Harry desde hace años, y esta es mi oportunidad.
— A mi me gustarÃa saber quienes están en su equipo. — se quejó Bill. El pelirrojo miró alrededor y pausó. — ¿Tú y Remus? — Le preguntó incrédulo a Sirius.
— SÃp. — dijo Sirius con una risita. — Y Snape. Snape era un buen cazador cuando joven y Remus y yo éramos muy buenos bateadores.
— ¡Vamos contra los Merodeadores! — gritaron Fred y George a la vez, brincando y haciendo un bailecito.
— Nosotros ya dijimos lo mismo. — dijo Remus secamente.
— Asà que tenemos a Snape y Ginny como cazadores, Harry como el buscador, Remus y Sirius como bateadores. — dijo Bill. — ¿Quién es el otro cazador y quien es el guardián?
— Ni idea. — dijo Sirius prontamente. — Pero estoy loco por saberlo. ¿Y sabes? No me sorprenderÃa en lo absoluto si fuese alguien que necesitamos por aquÃ.
Los otros se echaron a reÃr. — Bueno. — bostezó Bill. — Ya nos dijeron que hacer, asà que sugiero que lo hagamos.
— De acuerdo. — dijo Percy, poniéndose de pie. — Ha sido un dÃa inmensamente placentero.
— Y uno que se repetirá el año que viene. — dijo Dumbledore. — Se convertirá en un evento anual. Con Voldemort cosa del pasado, creo que invitaré a los padrea y hacerlo un dÃa para divertirse.
— Buena idea. — dijo Arthur jovialmente. — Estos juegos fueron bien divertidos.
— Vamos, cariño. — dijo Molly, agarrando el brazo de Arthur. — Los veremos a todos mañana. Yo solo espero recordar como se investiga en la biblioteca.
Harry se apareció en el cuarto oscuro de Ginny, y rápido lanzó un encanto de privacidad alrededor de sà mismo y la cama de Ginny. Lo último que querÃa era asustar a una de sus compañeras de cuarto. Con cuidado, puso a la muchacha sobre la cama y ligeramente le sacó el pelo de la cara.
Tan gentilmente como pudo, Harry le precedió a quitarle las tenis y los calcetines. De repente deseó que Molly estuviese aquà para ayudarlo. SabÃa que tenÃa que quitarle el sostén para que ella durmiera más cómoda, pero hacerlo mientras ella estaba dormida parecÃa algo incorrecto. Por mucho que quisiera ver lo que habÃa debajo del brassiere, él querÃa hacerlo con ella despierta y animándolo a hacerlo.
Suspirando, Harry cerró los ojos e hizo lo mejor que pudo transformando su ropa en algo mas cómodo. Harry entreabrió el ojo y vio con alivio que habÃa logrado transformar la ropa de ella en un camisón largo.
Harry la arropó y le besó la frente con cariño.
— Te amo. — le susurró, y se Apareció a su propia cama, haciendo nota mental de averiguar en qué estado estaba su cuarto de profesor.
Ginny se despertó y estiró, para luego sentarse de repente. — ¿Me quedé dormida? — murmuró. — Maldita sea, me quedé dormida. — por poco se echaba a llorar. Todas las veces que habÃa deseado pasar la noche con Harry, y él hasta le propuso un pre-compromiso. Y con su mamá feliz como una lombriz, vino ella a quedarse dormida.
Ella se miró a sà misma y parpadeó. Antes de que se diera cuenta, estaba muriéndose de la risa. Harry definitivamente fue quien la habÃa puesto a dormir, y su futuro prometido se comportó tan noble como siempre, a pesar de la obvia tentación.
Su camisón era algo que iba a tener que guardar para la posteridad y enseñárselo a su mamá. Harry serÃa un mago increÃble, pero ella habÃa descubierto su talón de Aquiles: el transformar ropa. Su falda y camisa se habÃan unido en una sola pieza, cambiando a algo suave, aunque ella no estaba segura de que era el material. Ginny miró dentro y ahà estaba, su sostén, impreso en el interior del camisón.
Ginny se quitó el camisón y lo dobló, colocándolo en su baúl, para luego sacar ropa limpia y dirigirse para las duchas.
De: Ginny
Para: Mamá
Asunto: Anoche
Buenas, mama. Solo para dejarte saber que mi querido pre prometido será el mejor luchador del mundo, pero voy a tener que ser yo la que arregle la ropa.
Para proteger mi dignidad, el chico transformó mi ropa en… algo que era básicamente todo lo que tenÃa puesto ayer unido en una sola pieza, incluido el sostén.
Gin
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Audaces fortuna juvat
De: Mamá
Para: Mi pre-comprometida hija
Asunto: Re: Anoche
Debo decir que estoy complacida, aunque un poco sorprendida, ya que esperaba que él te pusiera dormir propiamente dicho.
Después de que dormiste, Harry decidió que todos deberÃamos pasar mas tiempo en Hogwarts. De hecho, estaré pasando mis dÃas en la biblioteca con Bill, Charlie y Fleur. Yo solo espero recordar como se investiga.
¿Sabes el porque Harry piensa que las cosas van a cambiar hoy?
Con amor,
Mamá — la cual vio que tomaste prestada la firma de Harry.
De: Ginny
Para: Mamá
Asunto: Re[2]: Harry
No me sorprende… todavÃa es que no pasamos de los besos. Uno de los dos está siempre inconsciente, dormido o muy ocupado para otra cosa. Es verdaderamente frustrante.
Y sÃ, se lo que va a pasar hoy. Pero no te lo puedo decir.
Con amor,
Ginny — es el lema de la familia, y como voy a unirme a su familia, será mi lema también.
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Audaces fortuna juvat
De: Mamá
Para: Mi-ya-no-tan-pequeña-hijita
Asunto: Re[3]: Harry
Lo que sea que hagas con Harry, solo ten cuidado, por favor.
Y no necesito saber lo que va a pasar hoy. Me alegra saber que al menos Harry tiene a alguien en quien confiar.
Con amor,
Mamá
De: Harry Potter
Para: Minerva McGonagall
Asunto: Esta mañana
Siento mucho molestarla un domingo, Minerva, pero si todos están trabajando hoy, me temo que la voy a tener que coaccionar también. ¿Puedo pasar la mañana con usted trabajando en mi forma animaga?
Saluditos,
Harry
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Audaces fortuna juvat
De: La Sub Directora del Colegio Hogwarts de Magia y HechicerÃa
Para: El Niño Que Tomó Control
Asunto: Re: Esta mañana
Anexo: direcciones.pmt
Buenas, Harry.
Por alguna razón, no me sorprende tu pedido. Ven a mis alojamientos, desayunaremos aquà y luego repasamos lo básico para la transformación para luego empezar a cambiar formas.
Min.
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bostezando
De: Harry
Para: Mi futura esposa
Asunto: Esta mañana
Buenos dÃas mi amor,
QuerÃa dejarte saber que tengo una lección de occlumencia esta mañana que se me habÃa olvidado. Al mediodÃa tengo la reunión aquella. ¿PodrÃas mantenerles el ojo a todos esta mañana y asegurarte que todo marche bien?
Averigua si puedes convencer a Flitwick para que también nos ayude. Prefiero no inmiscuir todavÃa a los estudiantes; dejarlos que disfruten de mas dÃas antes de ponerlos a trabajar.
Te quiero,
Harry
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Audaces fortuna juvat
De: La Futura Sra. Potter
Para: Sr. Potter
Asunto: Re: Esta mañana
Harry, siento mucho el haberme quedado dormida anoche. De veras que querÃa una buena sesión de besos, pero te sentÃas tan bien y yo tan relajada que no lo pude evitar.
Pasaré la mañana en la biblioteca. Charlie puede ser un problema de distracción ya que no le gusta estudiar, pero le recordaré sobre montar a Crenth para que se comporte.
Te quiero más,
Ginny
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Audaces fortuna juvat
Harry se dirigió lentamente a la habitación de McGonagall, silbando suavemente. Se sentÃa mejor de lo que se habÃa sentido en buen tiempo. El dÃa libre le habÃa hecho muy bien, más de lo que pensó y se sentÃa rejuvenecido. Tener un dÃa donde no tenÃa que preocuparse de nada mas serio que quien ganarÃa una competencia habÃa sido fantástico y él sabÃa que le debÃa a Ginny un gracias en privado tan pronto pudiera imaginarse que hacer para ella.
De todo lo que le habÃan dado, la paz del dÃa de ayer habÃa sido lo mejor.
Harry tocó la estatua según las instrucciones de McGonagall y un segundo mas tarde, esta se echó para atrás revelando una puerta que se abrió.
Harry se sorprendió un poco al ver a su profesora vistiendo ropa muggle y con el pelo suelto.
— Se como relajarme, Harry. — dijo alegremente. — Entra y siéntate.
Harry asintió y la siguió hasta una pequeña cocina, donde habÃa una mesa puesta para dos. Harry se sentó y sonrió al reconocer las botellas sobre la mesa.
— Fred y George fueron muy generosos. — la profesora dijo. — Y me las arreglé para llevarme algunas botellas antes de que terminara el dÃa.
— Los dos están esperando recibir mucho dinero de vuelta. — dijo Harry con una sonrisa.
— A juzgar por la reacción de los estudiantes, no lo dudo. — dijo ella secamente. — Come, no te pares en atención.
Harry sonrió y atacó su desayuno.
— Cambiar de forma, Harry, es mas mental que mágico. — empezó Minerva. — Estás forzando tu cuerpo a cambiar en una forma nueva. Esta forma no se sentirá natural al principio. Son dieciséis años de tu forma actual que tienes que cambiar y con el tiempo encontrarás que te sentirás bien tanto en una forma como con la otra.
— El proceso en sà es simple. Pones la imagen de lo que te quieres cambiar firmemente en tu mente, y luego usas tu magia para transformarte en esa forma. No hay ningún hechizo, o encantación; es puramente tu magia interna.
— La primera vez que lo intenté, fue después de meses estudiando, y entendiendo como trabajaba mi magia para yo poder confiar en que me cambiarÃa de forma. Tú no necesitas de eso. Ya tú conoces tu magia mejor que la mayorÃa de los magos.
— ¿Qué sientes cuando haces magia sin varitas?
Harry tragó lo que le quedaba de huevo y pensó por un segundo. — En control. — dijo lentamente. — En realidad es simple. De alguna forma le digo a mi magia lo que quiero hacer y lo hace por mÃ. Yo solo controlo cuanto poder estoy usando, para poder controlar la magia en vez de la magia controlarme a mi.
Minerva sonrió llanamente. — Eso es exactamente el punto, Harry. Es esa relación con la magia lo que facilita la habilidad animaga. Bebe algo y ven conmigo. Vamos a intentar una transformación.
— ¿Tan rápido? — preguntó un sorprendido Harry.
Minerva asintió. — Piensa por un segundo, Harry. Ya tu sabes como Aparecer, y eso demuestra que puedes controlar tu cuerpo y tu magia lo suficiente como para transportarte a cualquier parte del mundo. Ya tienes los animales en tu mente, asà que sabemos que tienes la habilidad animaga, lo cual no es sorpresa porque tu padre fue uno, y el talento es usualmente hereditario. Y sabes como tu magia trabaja, asà que tienes las destrezas necesarias.
— Cuando tu padre, Sirius y Pettigrew se hicieron Animagi, ellos no sabÃan nada de eso y tuvieron que empezar en cero. Encima de eso, tuvieron que hacerlo mas lento, debido a Pettigrew, para que este estuviera a la par. Y ese nunca fue un mago muy fuerte que digamos.
Harry asintió lentamente, todo lo que ella dijo tenÃa sentido. Y si Pettigrew lo logró, entonces Harry podrÃa lograrlo también.
— ¿Qué tengo que hacer? — preguntó con ganas.
Minerva sonrió y se dirigió a su salita. — Observa mi magia, Harry, mientras me transformo.
Harry asintió, forzando un poco la vista, mientras la profesora lentamente se encogÃa y empezaba a crecer pelaje. Su transformación fue mucho más lenta que lo Harry habÃa visto, pero él pudo observar cómo la magia de ella flotaba alrededor y dentro de ella, mientras terminaba con la transformación.
No parecÃa muy difÃcil.
— Harry. — dijo Minerva tan pronto se transformó de vuelta. — Quiero que cierres los ojos y encuentres a tu lobo. Si gustas, te puedo ayudar a ponerte en trance.
Harry negó con la cabeza y cerró los ojos. Concentrándose, el muchacho llamó mentalmente al lobo para que viniera a él, y un segundo mas tarde apareció de los rincones de su mente, como con ganas de salir corriendo.
— Lo tengo. — susurró Harry.
— Excelente, Harry. Mantenlo en tu mente firmemente y luego deja que tu magia salga. Conviértete en el lobo, Harry. Cambia a él. Dolerá un poco al principio, pero es nada comparado con el maleficio Cruciatus.
Harry asintió y lentamente dejó salir su magia. PodÃa sentir los cambios mientras ocurrÃan a su alrededor. Sus dedos se separaron, y aunque doloroso, no era tan malo como pensó que serÃa. PodÃa sentir uñas enormes apareciendo en sus manos y los huesos empezando a cambiar de forma.
Harry abrió los ojos y vio como el cuarto se iba para arriba mientras él se encogÃa. Su espina dorsal cambió de forma, forzándolo a estar en manos y pies. Harry abrió la boca y sintió los dientes empujando hacia el frente dolorosamente. Harry trató de gritar pero su lengua creció, llenando su boca.
De repente el dolor se detuvo, y Harry se mantuvo quieto. El muchacho miró alrededor y parpadeó repetidamente. Todo se veÃa mas brillante y claramente. PodÃa ver de qué forma estaba hecho el sofá y hasta pelo de gato pegado a este.
Harry inhaló profundamente y por poco tose. PodÃa oler el desayuno en el otro cuarto, las flores en la ventana y el olor a jazmÃn que venÃa de la profesora.
Harry vio alrededor y vio sus patas nuevas. Se veÃan enormes, con garras espectaculares. Harry alzó una pata, volteándola y examinándola, moviéndola levemente hasta encontrar como controlarla.
— ¿Harry? — la voz se escuchaba alta, muy alta y él miró alrededor.
— ¿Por qué no das unos pasos?
Harry asintió y movió las patas de al frente… y por poco se cae.
— Tienes que hacerlo en cuatro patas. — escuchó decir a McGonagall, y podÃa escuchar que estaba casi riéndose.
Harry trató de nuevo, tropezándose un poco, hasta que se convirtió más natural para él. Era como nadar, en cierta manera, los movimientos innaturales e incómodos hasta que se le hizo más fácil y su cuerpo le decÃa qué hacer y como moverse.
Harry escuchó algo rodar por el suelo detrás de él y se volteó saltando. Gruñendo, saltó sobre lo que era, con sus garras afuera.
— Lo siento. — dijo Minerva, aunque Harry se dio cuenta de que no lo sentÃa en absoluto. Su voz estaba más abierta hacia él. Harry gruñó suavemente y miró para ver un juguete para gatos atrapado en sus garras.
Harry lo tiró y se concentró en caminar por el lugar.
Nunca se habÃa sentido tan poderoso, nunca con tanta energÃa, como si pudiera correr todo el dÃa y todavÃa poder proteger su camada y a su compañera.
Su compañera. QuerÃa ver a su compañera, pero sabÃa que no podÃa. Todo parecÃa tan simple en ese momento. Proteger a su compañera, proteger a su camada y detener todo lo que se le metÃa al frente.
Harry gruñó de nuevo, un gruñido de advertencia hacia todos, al que se atreviera a ponerse al frente.
— Harry. — escuchó otra vez. — Quiero que te cambies de nuevo.
Harry se quejó un poco, no querÃa cambiarse de nuevo. Le gustaba estar asÃ.
— Ginny no es una loba, Harry. — escuchó decir, y podÃa escuchar la diversión en la voz de ella. — Haz como hiciste antes, pon en tu mente la imagen tuya y deja que tu magia haga el resto.
Harry asintió y encontró su forma en su mente. Era diferente regresar, como ponerse un par de pantalones, cómodo y seguro.
— Wow. — dijo suavemente, mientras se ponÃa de pie. Harry miró alrededor y parpadeó. — ¿Y mi ropa donde está?
Minerva se echó a reÃr, echando la cabeza para atrás. — De todas las preguntas que podÃas hacer, Harry. Tu magia se encarga de la ropa, al igual que los lentes.
Harry asintió. — Eso fue increÃble. — dijo. — Me sentÃa tan fuerte, como si nada se pudiera meter en mi camino. No me querÃa cambiar de vuelta.
— Todos nos sentimos asà la primera vez. — dijo ella. — Se hace más fácil cada vez hasta que se convierte en parte de ti. Mañana trabajaremos tu otra forma. Ahora, debes de estar cansado. ¿Te gustarÃa dormir una siesta?
Harry asintió de nuevo. Ahora que ella lo mencionaba, se sentÃa cansado. El muchacho colapsó en el sofá que habÃa examinado antes y se acurrucó. Un segundo mas tarde estaba dormido.
De: Min Victoriosa
Para: Filius
Asunto: Chico lobo
¡Lo logró!
¡Lo logró!
Estuvo magnifico.
Albus me dio una pista hace algún tiempo, sugiriendo que mirara a la relación de Harry con la magia. Resulta que él ya tiene esa habilidad. Solo le dije que hacer, le demostré una vez y dejé que él lo intentara.
Ahora mismo está dormido en mi sofá; mañana intentamos la otra forma.
Min
--
ronroneando como una máquina de cortar grama
De: Flitwick Filosófico
Para: Minerva Maravillosa
Asunto: Re: Chico lobo
¡Felicidades!
¿Cómo se veÃa?
F.
De: Min Mala
Para: Fil FrÃvolo
Asunto: Re[2]: Chico lobo
No te lo voy a decir. No te lo voy a decir. No le voy a decir a nadie para no arruinar la sorpresa.
M.
--
todavÃa ronroneando
De: Minerva
Para: Albie
Asunto: Harry
Albus,
Harry ha completado de forma exitosa su primera transformación.
M.
--
ronroneando feliz
De: Tu jefe
Para: miembro del staff
Asunto: Re: Harry
¿Y que más? Por favor, Min, detalles.
Albus
De: Sin mi no podrÃas correr la escuela
Para: Jefe obstinado
Asunto: Re[2]: Harry
Tampoco te lo voy a decir. Eso se lo dejo a Harry.
M
--
chillido
Harry despertó de su siesta, sintiéndose refrescado. Miró su reloj y se estiró, antes de ponerse de pie y caminar hacia la cocina. — Nunca me habÃa dado cuenta que tan duro los profesores tienen que trabajar.
Minerva levantó la mirada de las tareas que estaba corrigiendo. — ¿Me ayudas?
— Normalmente me encantarÃa. — dijo secamente Harry. — Pero tengo una cita.
— Seguro. — dijo Minerva haciendo una mueca. — Ven a verme mañana en la tarde y trabajamos en tu halcón.
Harry asintió. — Gracias por todo.
Ella le sonrió de vuelta. — Uno de los mejores regalos que un educador puede recibir es un estudiante que escucha y sobresale. Ahora, ve a tu reunión, tengo quince ensayos que corregir.
Harry asintió y se despidió, caminado fuera del alojamiento y dirigiéndose hacia el de Severus. Harry tocó a la puerta y entró cuando esta abrió.
— ¿Listo? — preguntó.
— Bastante. — respondió Severus con una leve sonrisa.
— ¿Nervioso?
— En cierto sentido sÃ. El primer amor es siempre especial, aún cuando las cosas no funcionen y Bella fue mi primer amor.
— Yo también lo estoy. — admitió Harry. — Este es el dÃa que todo cambia. Si todo sale bien, tendré una espÃa en el cÃrculo interior y mis planes estarán casi completos. — el joven pausó y se sacudió ligeramente. — Voy a Aparecernos a los dos en el borde del bosque. Creo que no debemos de ser vistos.
— Buena idea. — dijo Snape. — ¿Nos vamos?
Harry ofreció la mano y cuando Snape la tomó, Apareció a los dos a través de las barreras y dentro del bosque.
— ¿Sabe adonde hay que ir? — preguntó Harry.
— Esa es el tipo de pregunta que se hace antes de salir. — dijo Snape bromeando.
— Cierto es. — dijo Harry encogiéndose de hombros. - ¿Sabe donde es?
— Claro que sÃ. — respondió Snape. — Por aquÃ.
Los dos entraron en el bosque. A pesar de que era media mañana, el bosque estaba oscuro y se sentÃa opresivo.
Harry olió el aire de forma ausente, de repente dándose cuenta de que era el lobo dentro de él haciendo eso. PodÃa oler algo, y se dio cuenta de que querÃa cambiar formas. HabÃa algo en este bosque que llamaba a su otra forma.
Los dos siguieron en silencio hasta que Snape dijo. — Vengo aquà para buscar ingredientes para pociones.
Harry asintió y miró alrededor. — Puedo ver el porque. — dijo riendo. — ¿Es mas barato, verdad?
Snape asintió. — Albus odia ver si el presupuesto se gasta en cosas que los de tercer año convierten en basura.
Harry se rio suavemente.
— Aquà estamos.
Los dos entraron a un claro circular. Casi parecÃa un lugar de reuniones con árboles caÃdos rodeando el claro y un cÃrculo de piedras en el medio. Harry camino hacia un lado y se sentó cómodamente.
— ¿Va a querer hablar con ella en privado? — Harry preguntó a Snape.
Snape pensó por un segundo y luego se encogió de hombros. — No lo se. — admitió. — Solo la he visto cuando estaba espiando estos últimos quince años.
Harry asintió y miró su reloj. Cuando el reloj dio la 1pm, ella llegó.
— Puntual. — dijo Harry secamente sin ponerse de pie.
— Potter. — dijo Bellatrix con una mueca desdeñosa, aunque parecÃa que era algo automático mas que otra cosa.
— Bella. — dijo Snape.
— Sev. — respondió Bellatrix, una ligera sonrisa asomando a su rostro.
— Bueno, usted todavÃa se ve hecha una mierda. — dijo Harry casualmente. — Azkaban no le favorece.
— Pues no. — dijo Bella. — Y no tengo ningún deseo de regresar allá.
— ¿Se da cuenta que en este momento, es mas seguro que le rompa el cuello de que la ayude?
— ¿Tú? — rio Bella burlonamente.
Harry se puso de pie, moviéndose tan rápido como pudo, forzándose a llegar hacia ella lo más rápido posible. Harry convocó su espada del salón del ED y se detuvo, quieto y mirando a los ojos de Bella, con la espada apuntando la garganta de ella.
Ella palideció dramáticamente y lo miró en shock absoluto.
— ¿Por qué no la mato ahora mismo? — demandó frÃamente, mirando a la mujer que se habÃa atrevido tratar de tocar a su Ginny.
Él vio el reconocimiento en los ojos de Bella, reconocimiento que usarÃa a su favor.
— ¿Severus? — murmuró ella pidiendo.
— No, Bella. — dijo Snape, detrás de él. — Las cosas han cambiado. Trabajo para él ahora.
— No lo se. — dijo Bella honestamente, contestando la pregunta original.
Harry se echó para atrás, mandando la espada de vuelta a su lugar habitual con un chasquido de los dedos. — Le tengo un trato de tómelo o déjelo para usted, Bellatrix.
— ¿Qué? — preguntó Bella con voz quebrada, cayendo de rodillas y con aire derrotado.
— Usted hace lo que yo le diga, y se la dará una segunda oportunidad cuando Voldemort sea derrotado. No se le dará carta blanca, solo una sentencia suspendida. Lo que eso significa es que usted me paga personalmente por sus crÃmenes.
— ¿Qué tengo que hacer?
— Usted va a espiar para mÃ. Usted hará lo que Sev hizo, y cuando el momento sea el adecuando, usted hará todo lo que tenga que hacer para que Voldemort haga lo que quiero que haga.
— Voldemort me matarÃa si descubre esto. — dijo Bella suavemente.
— ¿Y en que se difiere eso a lo normal?
Bella sonrió torcidamente. — En nada, en realidad. — dijo ella. — Has cambiado.
— Lo se. — dijo él. — ¿Tenemos un trato?
— ¿Si lo hago, me remueve la marca tenebrosa?
Harry asintió una sola vez.
— ¿Y me dejará vivir después?
— Tiene mi palabra.
— Lo haré. ¿Qué tal mi hermana?
— ¿Qué le pasa a ella? — preguntó Harry con frialdad.
— ¿Lo mismo puede aplicar para ella?
— Mientras más gente sepa, más peligro habrá para usted.
— Narcissa nunca le dirÃa a nadie, ni siquiera a Lucius.
Harry suspiró suavemente. — Okey, le daré el mismo trato. Si ella puede persuadir a Lucius de apoyarla a usted cuando le diga lo que quiero, serÃa útil.
— Gracias. — dijo Bella, un poco incómoda diciendo la palabra.
Harry asintió. — Sev estará en contacto, yo no.
Bella asintió.
— ¿Sev? — preguntó Harry.
— Nada. — dijo el otro simplemente.
— DirÃa que ha sido un placer, pero estarÃa mintiendo. — dijo Harry. — Y está más que bienvenida a tratar de traicionarme. SerÃa retrasar mis planes, pero como quiera ganaré, y cuando lo haga, usted verá el porque Voldemort me teme. — dijo esto último con la voz más frÃa que pudo.
Bella asintió. — No lo traicionaré. — dijo simplemente. — Voldemort está otra vez en pie. Lucius le consiguió un tipo de poción que tenÃa guardada y parece que lo regresó a su estado humano. — ella le hizo una seña a Severus y se desapareció.
Severus caminó a donde estaba Harry y se sentó en el tronco de un árbol. — La ibas a matar. — dijo tranquilamente.
— Estaba echándomelas. — dijo Harry, colapsando en la grama.
— ¿Echándotelas? — preguntó Severus en shock.
— Absolutamente. — suspiró Harry. — Ella está acostumbrada a tratar con Voldemort, asà que sabÃa que tenÃa que hacerle entender de mala manera. Ella necesitaba ver que yo era capaz de ofrecerle el futuro que ella quiere.
— Me asustaste.
Harry se encogió de hombros. — Pensé que lo harÃa. — dijo. — Por eso no le dije nada de antemano. QuerÃa que su reacción fuera también genuina.
— Lo fue. — dijo Sev riendo. — Y mi lavanderÃa apreciarÃa que nunca me hables de esa manera de nuevo.
Harry echó una risotada. — Necesito un trago. No esperaba que Voldemort se pusiera de pie tan rápido.
— ¿Las Tres Escobas?
— Buen plan. — dijo Harry.
— Te pago el almuerzo. — ofreció Snape.
— Allá te veo. — dijo Harry, Desapareciéndose de allà sin molestarse en ponerse de pie.
Después de almorzar, Harry se dirigió a la Biblioteca de Hogwarts, sintiéndose un poco cansado. Harry rio suavemente cuando vio una de las mesas. HabÃa una lÃnea de pelirrojos estudiando libros con sus parejas al otro lado.
Harry se acercó a Ginny silenciosamente. — Oye guapa. — ronroneó. — ¿Vienes aquà seguido?
Ginny no levantó la mirada. — A veces. — se dignó a contestar.
— ¿Te gustarÃa un trago? — preguntó el joven.
— No me interesa. — dijo Ginny, todavÃa sin levantar la mirada.
Los otros estaban mirando intensamente.
— Mi futuro esposo es bien celoso. — continuó Ginny. — A él no le gustarÃa que me vaya con cualquiera que me trate de levantar en la biblioteca.
— Él no me asusta. — dijo Harry riendo. — ¿Y que tiene de malo la biblioteca? — él se movió mas cerca de ella y rápidamente puso las manos bajos los brazos de ella y la levantó en vilo sobre la silla.
— Bájame, pedazo de bestia. — dijo Ginny dramáticamente.
— Oh no. — dijo Harry risueño. — Estoy probando que te puedo levantar en la biblioteca.
Ginny suspiró en voz alta. — Eso sà que fue un chiste flojo.
— Lo se. — dijo él girándola en sus brazos. — Pero tienes razón.
— Claro que la tengo. — dijo ella. — ¿Sobre qué?
— Soy celoso. — dijo Harry. — Y no te comparto con nadie.
— Muy bien. — Ginny sonrió y colocó los brazos alrededor del cuello de él. Ella lo haló y lo besó suavemente. — Como sea te quiero, con todo y los chistes flojos.
— Muy bien. — dijo Harry tal si fuera un loro.
— ¿Cómo te fue hoy?
Harry caminó hacia la cabecera de la mesa y se sentó, con Ginny sobre el regazo. — Muy buenas reuniones. Las cosas van según planeadas. — les dijo a todos. — Las cosas se están colocando y la marea va a la dirección que quiero.
— Estas empezando a sonar como Dumbledore. — se quejó Ron.
Harry parpadeó y se echó a reÃr. — Vaya, gracias, creo. — dijo riendo. — Ahora que estoy en el otro lado de las cosas, entiendo el porqué Dumbledore habla como lo hace. Tiene perfecto sentido si conoces los dos lados de la historia.
— Como sea. — continuó Harry. — Charlie, vienes conmigo. El resto continúen.
— ¿Y yo que? — dijo Ginny con ojos de cachorrito.
— Donde quieras estar, amorcito. — dijo Harry.
— Buena respuesta. — apreció Ginny. — Me quedo investigando.
Harry se estiró y miró a sus cansados compañeros de biblioteca. Charlie habÃa sido un estudiante animado, más que listo para salir corriendo antes de aprender a caminar, y Harry pasó bastante rato aguantándolo mientras a la vez lo empujaba. Como sea, el segundo de los Weasley tenÃa talento, y eventualmente podrÃa comunicarse con los dragones.
— Muy bien, terminemos por hoy. — dijo Harry. — Hoy vimos demasiados libros y tenemos buenas pistas que seguir. Mañana tenemos escuela y trabajos asà que a dormir se ha dicho.
— ¿Me cargas? — preguntó Ginny yendo hacia él.
— Siempre. — sonrió Harry. — Pero quiero hablar contigo a solas. Tengo algo que enseñarte.
— Apuesto a que sÃ. — dijo Charlie con una risita.
— ¡Por Dios, esa mente! — exclamó Harry.
Charle bufó burlón.
— Larguémonos de aquÃ. — suspiró Harry a Ginny. — Buenas noches a todos. — terminó él, mientras colocaba un brazo alrededor de Ginny y los AparecÃa al Cuarto de los Requerimientos.
— ¿Por qué estamos aquÃ? — preguntó Ginny.
— No he sido franco contigo. — dijo Harry suavemente.
— ¿Qué quieres decir?
— No he estado tomando lecciones de occlumencia. He estado aprendiendo a ser animago con Min.
Los ojos de Ginny se abrieron de par en par. — ¿De veras? — se las arregló para decir.
Harry asintió. — No querÃa decirle a nadie todavÃa.
— Buen plan. — dijo ella sonriendo aprobando.
— ¿No estás enojada?
— ¿Me vas a enseñar, verdad?
Harry asintió.
— Entonces, claro que no estoy enojada. — dijo ella con una amplia sonrisa.
Harry se rio suavemente y sacudió la cabeza. El joven se movió al centro del lugar y se concentró. Como hizo antes, puso al frente de sà la imagen del lobo y se transformó. Esta vez fue más fácil.
Harry estiró su nuevo cuerpo y trotó hacia Ginny, oliéndola. Si hubiese podido, se hubiese echado a reÃr. PodÃa sentir un tenue olor de él en ella, marcándola como suya. Harry puso la cabeza en las rodillas de ella y la miró, dejándose llevar por el deseo de estudiarla desde ese ángulo y perspectiva diferente.
— Oh, Harry. — dijo ella suavemente. — Eres precioso.
Harry hizo un mohÃn, no muy seguro de que precioso era la palabra adecuada para él.
Ginny alargó la mano y le rascó la cabeza. Harry presionó la cabeza mas firme contra los dedos de ella, queriendo un toque mas firme. Harry giró un poco la cabeza y lamió los dedos de ella, haciendo que ella se riera. Ella sabÃa a limpia y fresca y suya.
— ¿Puedes caminar para mÃ? — preguntó Ginny.
Harry se alejó de ella y empezó a caminar por el Cuarto. A la que se acostumbraba a moverse de nuevo, empezó a trotar, acostumbrándose a los músculos que podÃa sentir, antes de salir corriendo lo más rápido que pudo. Muy pronto encontró como usar la cola para balance y como usar las garras para mantenerse de pie. Lo próximo que hizo fue brincar alrededor del lugar, pausando para mirarla y brincar de un solo salto hasta donde estaba ella.
Harry llegó donde ella y trotó a su alrededor.
— Eso fue increÃble. — dijo Ginny sonriendo feliz. La muchacha se arrodilló y abrazó a Harry, escondiendo el rostro en el pelaje. — Mi precioso Harry. — murmuró.
Harry le ladró gentilmente y se apartó, volviéndose a su forma humana. — ¿Qué crees? — preguntó, recordando lo cansado que se sintió la primera vez que lo hizo. — TodavÃa me saca mucho. — confesó, aguantando un bostezo.
— IncreÃble. — Ginny dijo simplemente. — Pero se nota que necesitas dormir.
— Verdad es. — admitió Harry mirando al sofá.
— Consigue una sábana, Harry. — dijo Ginny, quitándose los zapatos y acercándose.
Él asintió y se quitó los zapatos también.
Ginny sacó su varita y agrandó el sofá, hasta que parecÃa una cama. Ella lo hizo acostarse, quitándole la sábana. Con un movimiento experto de su muñeca, ella puso la sábana sobre él y luego gateó por encima hasta quedar acurrucada a su lado.
— Buenas noches. — murmuró ella, besándolo suavemente.
— Buenas noches. — murmuró él de vuelta, casi dormido antes de decir las palabras.
De: Las chicas de Harry
Para: Profesor Dumbledore
Asunto: Cuarto de Harry
Profesor, el cuarto de Harry está terminado. ¿Cómo va a hacer para entregárselo?
Las chicas
De: Albus P Dumbledore
Para: Destacamento Multi-casa
Asunto: Re: Cuarto de Harry
Cuidadosamente, es la palabra que me viene a la mente. Ahora que Dobby lo ha agrandado un poco, mas grande que el mÃo. No me gustarÃa que los otros profesores se sintieran mal por eso.
Les diré casualmente que los elfos se empeñaron en hacer el cuarto un poco más grande.
¿Ustedes estarán allà para darnos el tour?
A.D.
--
Jefe de Magos del Wizengamot y Gran Hechicero de la Confederación Internacional de Magos
De: Blaise — de parte de las chicas
Para: Director escurridizo
Asunto: Casa
Profesor… ¿en cual casa estuvo usted cuando estudió en la escuela? Porque he notado tendencias decididamente de Slytherin de parte suya.
Blaise
De: Estimado Director
Para: Estudiantes Curiosas
Asunto: Re: Casa
Me temo que esa información es una a base de necesidad-de-saber solamente. Y nadie más necesita saber.
A.D.
--
Jefe de Magos del Wizengamot y Gran Hechicero de la Confederación Internacional de Magos
De: Padma — con las otras
Para: Director, Hogwarts
Asunto: Re[2]: Casa
Eso sonó como un reto.
Considérelo aceptado señor.
Padma
De: Un Feliz Albus
Para: Jefes Felices
Asunto: El Colegio
Buenos dÃas a todos,
Acabo de tener una maravillosa conversación por mensaje mágico con algunas de nuestras estudiantes de sexto año. Por primera vez, me vieron como algo más que el respetado director y me trataron como una persona. Lo encontré refrescante.
De todos modos, ahora están con la misión de saber a cual Casa pertenecà cuando vine a Hogwarts, asà que por favor, no las ayuden.
Albus
--
Jefe de Magos del Wizengamot y Gran Hechicero de la Confederación Internacional de Magos
De: Una Cansada Min
Para: TÃo Albie
Cc: Los otros jefes
Asunto: Re: El Colegio
Me alegro por ti. Aunque por qué tuviste que decirme esto tan temprano, no lo se. Mientras no se olviden que eres el Director.
M — la que va a tratar de dormir cinco minutos más
--
Haciéndome un ovillo
De: TÃo Albie de hecho
Para: TÃa Min
Cc: Los que no gruñen
Asunto: Re[2]: El Colegio
Tú sà que eres de hablar, Min — tú la que invita a Harry a compartir desayuno — tu tienes una casa llena de gente que se te puede acercar. Como director, yo tengo que caminar una lÃnea fina, para que no se vea que favorezco a ninguna casa — y siendo el director, significa que no he podido pasar el tiempo que me gustarÃa pasar conociendo a la próxima generación de adultos que estamos adiestrando.
A veces ser director es un trabajo en solitario. Tomé este trabajo porque me gusta enseñar, y me gusta ver a los niños convertirse en adultos. Correr la guerra me ha alejado de todo eso y el hecho de que finalmente estoy en un punto donde la gente se siente libre para hablarme me llena de gozo.
Albus.
--
Jefe de Magos del Wizengamot y Gran Hechicero de la Confederación Internacional de Magos
De: El ahora despierto Sev
Para: El Viejo solitario y los otros
Asunto: Re[3]: El Colegio
Si quiere ayudar, siéntase en la libertad de asistir con mi clase de pociones de primer año.
S.
--
Trabajando por la derrota del Gran Cretino desde hace Quince Años
De: Pommie la que también se despertó
Para: Sev — y el resto
Asunto: Re[4]: El Colegio
Aquà me estoy riendo sobre mi café. Pero Snape tiene razón, TÃo Albie. Cuando todo este lÃo con Voldemort se termine, ¿Por qué no empieza a enseñar de nuevo?
P
De: Semi-despierto Flitwick
Para: TÃo Albie
Cc: el trÃo bromista
Asunto: Re[5]: El Colegio
Estoy de acuerdo con todos — regrese a algo que le gusta hacer. Le caerá a las mil maravillas.
FF
De: Albus Excitado
Para: Maravillosos (si acaso bromistas) colegas
Asunto: Re[6]: El Colegio
Lo haré. Y creo que pasaré la mañana refrescando en algunas cosas. El reporte para Fudge puede esperar.
AD
--
Jefe de Magos del Wizengamot y Gran Hechicero de la Confederación Internacional de Magos
Harry se despertó lentamente y sonrió mirando al techo. PodÃa sentir a Ginny a su lado y oler el pelo de ella. Era algo relajante y excitante ya que estaba lo suficientemente despierto para disfrutarlo.
Harry pasó sus manos por la espalda de ella suavemente sobre la camiseta verde que ésta tenÃa puesta antes de mirar su reloj.
— Gin. — murmuró suavemente.
— No me quiero despertar. — farfulló Ginny, presionando la cara en el hombro de él. — Caliente, cómodo, hueles bien.
Harry se rio suavemente. — ¿Vamos a desayunar?
— PreferirÃa tenerte. — murmuró ella.
— No tenemos el tiempo.
— Nunca tenemos el maldito tiempo. — gruñó Ginny. — Tan pronto como Tommy-maldito-Riddle esté muerto, espero que me lleven a un sitio calmado y tener al menos una semana con Harry Potter solo para mi; la ropa será opcional.
Harry se movió un poco, tratando de ocultar que mucho le gustaba la idea.
La mano de Ginny se posó casualmente sobre el pecho del muchacho. — Asà que no soy la única que le gusta la idea.
— Bruja. — suspiró Harry.
— Tu bruja. — dijo Ginny. — Y no lo olvides.
— Como si pudiera. — dijo Harry.
— Muy bien. — Ginny se sentó y le dio un beso ligero. — Necesito una ducha. — dijo suspirando.
— Yo también. — comentó Harry.
— ¿Compartimos una? — ofreció Ginny.
Harry debatió consigo mismo. Por un lado querÃa ver a Ginny desnuda. QuerÃa tocarla desnuda. Básicamente querÃa hacer todo lo que Canuto le dijo sobre estar desnudo. Pero por el otro lado, tenÃa mucha hambre, ya que no comió la noche anterior y tenÃa pociones a primera hora esa mañana.
Su mente decidió cuando escuchó el estómago de Ginny rugir. — Duchas a solas. — dijo con firmeza. — Luego a desayunar y entonces podremos hablar sobre la conservación del agua.
— Un tema que suena muy interesante. — Dijo Ginny, risueña. — Y que tomará mucha acción de parte nuestra.
— Absolutamente. — Harry colocó el brazo sobre ella y los Apareció de vuelta a la torre Gryffindor. Estaba vacÃa con todos los estudiantes desayunando.
— Apresúrate. — dijo él sonriendo.
Ella asintió y salió corriendo escaleras arriba.
Harry la vio irse y se dirigió a las duchas de los varones, casualmente tirando sus ropas en el cesto de la ropa sucia.
Después de una ducha rápida se sentÃa mas despierto, si acaso con más hambre. Harry caminó hacia su dormitorio y buscó su uniforme. Después de un segundo deliberando, decidió no ponérselo, en caso de que algo pasara hoy. Harry se puso una camisa verde oscura y un par de pantalones, con la túnica de la escuela por encima.
Harry pasó los dedos sobre el pelo y caminó de vuelta a la sala común, a esperar a Ginny.
Ésta se apareció minutos mas tarde, con las túnicas abiertas, mostrando el uniforme debajo.
Harry se puso de pie y le besó lentamente. — Mm, fresco menta. — murmuró.
Ella se echó a reÃr. — Besos más tarde, comida ahora.
— Seguro. — dijo Harry riendo. — Se mejor que meterme entre una Weasley y su comida.
— ¿Qué quieres decir con eso? — demandó Ginny.
Harry los Apareció casualmente al Gran Salón. — Nada. — dijo con aire inocente.
— Ajá. — Ginny dijo. — Buenas. — saludó ella a Ron y Hermione. — Les recomiendo que Harry los transporte alrededor de Hogwarts. Es mejor que caminar.
— ¿También podremos dormir con él? — preguntó Lavender mas abajo en la mesa.
— No. — dijo Ginny con firmeza. — Eso es reservado para mÃ.
— ¿Qué tal no dormir con él? — preguntó Parvati.
— La oportunidad serÃa mejor. — gruñó Ginny.
Ron tenÃa una expresión en la cara, mitad broma, mitad alivio, y mitad remordimiento. — Ustedes dos de veras que necesitan alejarse de aquÃ. — farfulló.
— Seguro que sÃ. — dijo Ginny en acuerdo.
— Y tan pronto Voldemort aprenda las diferentes formas en que se puede usar un tridente, lo haremos. — dijo Harry.
— ¿Pero saben lo que es extraño? — preguntó Ron. — El hecho de que es lunes, tenemos pociones a primera hora y que de veras quiero ir.
Hermione y Harry se echaron a reÃr, y Hermione le dio un beso en la mejilla. — Nunca cambies. — dijo ella con cariño. — ¿Vas a estar en clase hoy?
— Eso espero. — respondió Harry. — La absorción de la Cerveza de Mantequilla debe salir bien.
— No puedo esperar a que llegue a Hogsmeade. — dijo Lavender. — No quiero volver a tocar la cerveza vieja de nuevo.
— Que bien. — dijo Harry. — A los gemelos les encantará escuchar eso. — Harry alargó la mano y llenó su plato.
— ¿Hambriento? — preguntó Ron.
— Anoche no comÃ. — dijo Harry, encogiéndose de hombros. — Y usé mucha magia. Me podrÃa comer un venado crudo.
Hermione le frunció el ceño. — Por favor, estoy comiendo.
— Lo siento. — dijo Harry con una risita, y un poco perturbado porque la idea de comerse un venado crudo le parecÃa buena. Debe de ser el lobo dentro de él, pensó para sÃ, mientras se comÃa cuatro salchichas.
Harry abrazó suavemente a Ginny por un segundo y luego atacó su desayuno con ganas. TenÃa mucha hambre, y si se concentraba lo suficiente, podrÃa comer sin parecer un animal.
Harry terminó su plato y exhaló suavemente. — Mucho mejor. — dijo con una sonrisita.
— Creo que nunca te he visto comer tanto. — dijo Ginny, sonando sorprendida.
— TenÃa hambre. — explicó Harry de nuevo.
— Ya lo vimos. — dijo riendo Hermione.
— Harry. — la voz del profesor Dumbledore los interrumpió. — Tus habitaciones están listas. Te las voy a mostrar hoy después de la cena, y te daremos tu itinerario de lecciones también.
— Gracias. — dijo Harry con otra sonrisa.
— Mas vale que te apresures, no vayas a llegar tarde a clase.
Harry miró alrededor, sorprendido de ver que eran los únicos en el lugar.
— Vamos. — dijo a los otros. — Te veré al mediodÃa. — le dijo a Ginny.
Ella sintió y le dio un abrazo rápido antes de salir corriendo.
Harry brincó sobre la mesa y agarró los hombros de sus dos amigos y rápidamente los Apareció al sótano de pociones.
— Ginny tiene razón. — dijo Ron risueño. — Es mejor tomar el Harry.
— ¿Tomar el Harry? — preguntó éste. — ¿Acaso ahora soy un taxi?
Hermione resopló. — No, hueles mejor que un taxi.
Harry gruñó y levemente los empujó, abriendo la puerta.
— Tomen asiento. — dijo Snape casualmente. — Esperaba que llegaran tarde, considerando el tamaño del desayuno que te comiste.
— Nah. — dijo Ron riendo. — Él quemó la mitad del desayuno cuando brincó sobre la mesa y nos Apareció aquÃ.
— Estoy aquÃ, saben. — recordó Harry.
— Lo sabemos. — apuntó Hermione. — Pero estamos hablando de ti, no contigo.
— Vaya, gracias. — se quejó Harry.
Snape hizo una mueca. — Vamos, tomen asiento.
Harry tomó asiento y rápido miró cuando su notificación de mensajes se activó.
De: Super-espÃa
Para: Maestro EspÃa
Asunto: EspÃa
Harry, tienes un maldito espÃa en Hogwarts. Alguien que debió haber escuchado algo esta mañana. Voldemort acaba de recibir un mensaje hace unos minutos y ordenó a un grupo de mortÃfagos para que ayudaran a Lucius con algo. No se lo que es, pero sà se que hay un trasladador envuelto.
Bella
De: Los gemelos en problemas
Para: Harry
Asunto: ¡Ayuda!
¡Harry, necesitamos ayuda ahora! ¡Estamos en la primera fábrica de cerveza de mantequilla y un chorro de mortÃfagos se apareció! Estamos luchando con los duendes. ¡Apresúrate!
--
Sortilegios Weasley — Muy pronto en el Callejón Diagon
De: Lord Voldemort
Para: Nott
Anexo: direcciones.pmt
Asunto: Venganza
Nott,
Llévate mañana un escuadrón de mortÃfagos para esta dirección. Captura a los familiares de Potter y mata a los padres de Dean Thomas — les vamos a demostrar a todos lo que sucede cuando me desafÃan.
Cuando los tengas, le enviaré un mensaje a Potter, demandando que me ruegue por la vida de su familia.
--
Victoria o Muerte
Author Notes:
Bueno, ha pasado tiempo desde la última vez. Para aquellos preguntándose, he estado escribiendo otras historias, juntando a Harry con otros personajes y digamos que esta historia la puse un poco
de lado.
Como siempre, mi agradecimiento a Elsielann, Pixiellie, Musings, RDPrice, Camille y Grey Wizard por su tremendo trabajo ayudándome con esta historia. Cualquier error que se quedó es mÃo.
Bueno, basta de verborreas, que siga el espectáculo.
Notas de Arios: pos, eso mismo….
¿145 páginas? Y yo que juré que no escribirÃa más que el capÃtulo anterior.
Pos, que se le va hacer. Aquà aproveché y maté otro cliché. ¿Por qué en fanfiction a Harry no se le permite tener un dÃa libre sin ser atacado?
Hice algunos errores en el capÃtulo anterior, uno de esos fue el cambiar el segundo nombre de Kingsley, y usar algunas palabras fuera de contexto.
También dije que seguirÃa usando a Blaise hasta que hubiera una fémina Slytherin decente… bueno, cuando miré bien, me di cuenta de que existÃa una Daphne Greengrass. Pero, como sea, como yo
empecé esto antes de que se confirmara el sexo de Blaise, decidà dejarlo como estaba.
Asà que tenemos un espÃa en Hogwarts. Pobre Harry, deberÃa haberse acordado que la gente habla. ¿Alguna idea de la identidad del espÃa? Las pistas están en la historia.
Para discusiones y otras cosas me pueden encontrar en mi yahoogroup: http://groups.yahoo.com/group/jeconais_fanfiction/
Este es el penúltimo capÃtulo, solo falta uno mas. Todas las piezas están cayendo en su lugar, todo lo que necesitan es un empujoncito.
Les prometo que no habrá otra espera tan larga para la parte final, porque quiero terminar esta historia antes de que HBP llegue.
~*~
(1) Fred Vonsexjaimer y George Bestasalvajus — mis intentos de que se lea como alemán y las obvias connotaciones sexuales. Obviamente Fred y George son, como dirÃa Austin Powers, two sexy
beasts.
(2) Brote — juego de palabras. En ingles brote se dice "Sprout"
(3) Chiste del fandom en inglés: OBHWF = One Big Happy Weasley Family.
(4) Algo asà como el "tira y tápate" que se juega en Puerto Rico. Pero en este, todos se tiran con una seria de bolas y si la bola te pega, estás fuera. Vean la pelÃcula dodge ball para
mas referencias.